Capítulo 7

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Wang Yibo apoya las palmas de sus manos sudadas contra los fríos azulejos del baño, precisamente, el alfa se encontraba desnudo tomando una ducha; el frío caudal de agua que salía por la regadera se vertía sobre su ancha espalda y bañaba cada extremo de su sobrecalentado cuerpo, tal si fuese un río tratando de combatir inútilmente el abrasador calor de un volcán a punto de erupcionar.

La mirada del alfa estaba fija en la pared que tenía frente a él, en un absurdo intento de ignorar lo que le estaba sucediendo a su cuerpo.

Esta vez, no era el cambio de la tonalidad de sus ojos o esas terribles garras que lo inquietaban...

¡Era su maldito pene!

La dura, caliente, palpitante y gran extensión de carne, se mantenía firme y recta como una flecha.

Él no era un adolescente precoz para estar encerrado en el baño luego de sufrir una especie de polución nocturna ¡Ya se había convertido en un adulto!

Era la primera vez que había despertado con la necesidad de tocar sus partes íntimas, su cuerpo le exigía librarse de esa extraña excitación con la cual había amanecido vergonzosamente luego de soñar con Xiao Zhan.

¡No!

¡No iba a hacerlo!

¡Jamás!

La frente del alfa descansó contra la pared, acompañando al par de manos que yacían sobre la dura superficie, Wang Yibo cerró los ojos y suspiró escuchando el repiqueteo del agua impactando contra el suelo, su piel contra la fría y húmeda superficie parecía haber calmado el estado febril de su rostro por un efímero instante hasta que la viva imagen de su sueño atravesó nuevamente sus pensamientos:

Xiao Zhan se encontraba frente a él, arrodillado sobre el suelo de su oficina, en una posición un tanto... sumisa: la mirada del omega era dirigida hacia abajo mientras sus manos se mantenían juntas y reposadas en su regazo, sus dedos enroscados, formando un puño contra la clara piel de sus muslos: un brillante y pesado metal contrastaba con el color de la piel canela del omega ¡Estaba esposado! Sobre sus hombros, el saco del uniforme policial de Wang Yibo caía con gracia, intentando esconder escasamente la desnudez de su sensual y esbelto cuerpo.

Dioses.

Wang Yibo jamás había tenido un sueño como ese, tan... Lascivo y sugestivo.

El alfa nunca había padecido ningún síntoma asociado a la excitación, deseo o celo.

Cuando se presentó como alfa, su almizclado aroma, su gruesa voz y la contextura de su cuerpo solamente fueron los síntomas o características necesarios para clasificarlo como tal.

Tampoco sintió la necesidad animal e instintiva de copular, presumir, reclamar o simplemente aparearse como el resto de sus hermanos, quiénes parecían no poder contener la polla dentro de sus pantalones un maldito fin de semana.

Eso era tan sencillo para ellos como alfas, al igual que lo era para Wang Yibo prescindir de esa parte esencial de su naturaleza. A pesar de todo, en la vida renegó o anheló la ausencia de los síntomas tan característicos de los alfas o el tan conocido ciclo de calor...

Hasta hoy.

Wang Yibo se había realizado miles de exámenes médicos y sometido a rigurosos estudios en su adolescencia, los médicos que lo trataron a lo largo de esos años, le aseguraron que la ausencia de su ciclo de calor no modificaría o imposibilitaría su desarrollo ni lo harían dudar de la condición de su casta.

Él era un alfa.

Al principio, sus padres se habían preocupado por él y fueron los que se encargaron de  buscar a los mejores especialistas del país -y del extranjero-, pero poco a poco desistieron de la idea cuando Wang Yibo se opuso a seguir indagando en algo que sintió jamás necesitar.

LOBO (YiZhan)Where stories live. Discover now