9. Familiar

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Los jóvenes bajaron el la siguiente estación donde varios esqueletos también coincidían en su parada, Manolo se veía entusiasmado, tanto que sus huesos de la mano temblaban y torpemente se colocaba su guitarra al revés, tomando de nuevo de la mano a Lewis apretándola un poco, corría por los pasillos siendo llamado su atención por los guardias del lugar, sin detener aún su entusiasmo, trotando con una sonrisa brillante, pasaban por unos torniquetes, Manolo mostró su papeleo de ambos, y el encargado marcando con su máquina perforadora sus tickets, una vez cruzando esas puertas, Lewis observó más a detalle el lugar, había tantas luces de velas y lámparas, las criaturas tenían piezas de distintos animales, colores brillantes y con líneas y manchas en sus cuerpos, y en un instante Manolo saludaba a unas personas de lejos, con añoranza en sus ojos, soltó la mano del esqueleto trajeado purpúreo y fue recibido dos esqueletos de ropa antigua así como Manolo.

—¡Sobrino! —alzo sus brazos el esqueleto de traje color vino.
—¡Tío Héctor! —abrazó con fuerza Manolo.
—¡Ay! No tan fuerte mi'jo, no soy tan joven, recuérdalo.
—Lo siento tío, es la emoción.
—¿Y qué? A tu tía no la saludas —se cruzó de brazos Mamá Imelda.
—¡Ja! Claro que sí —Manolo abrazaba saludando a cada miembro de la familia Rivera.
—Me alegra mucho verlos muy bien, ¿Y mi prima Coco?.
—Ella está bien, está en casa con la demás familia.
—¿Esta… mi mamá?.
—No mi'jo —dijo Imelda tomándolo de la mano —, hace 3 semanas que pues anda viendo el papeleo para venir a verte, aún con los dioses Mictlan y Micte siguen siendo… un poco turbulentos.
—Si… —para no entristecer Manolo presentó a Lewis que venía despacio caminando —¡Ah! ¡Lewis perdón! Tíos, él es Lewis Pepper, es mi amigo, trabaja conmigo en Calavera Cafe.
—Es un placer —dio la Mano Lewis.
—¡El gusto es nuestro! Luis —respondió al gesto Héctor.
—Es Le-wis.
—Luis —respondió Héctor, Imelda le dio un codazo para que no se hiciera el chistoso.
—¡Mucho gusto! —lo saludo Imelda —por favor cuida mucho a este chamaco, que luego se quiere fugar a beber un poco de alcohol.
—¡Tía! —replicó apenado Manolo —llevo mucho tiempo sin beber.
—Si claro, yo sé muy bien cuando tomas y se que tomas hace poco, Sally me lo contó.
—Hum… Jack, chismoso.
CO-MU-NI-CA-TI-VO, y además le prometí a tu madre que yo te cuidaría entre tanto.

La pareja Rivera los llevó hacía su hogar en esta tierra de los muertos, si bien era una casa un poco chica, era acogedor, todos saludaban a Manolo, y él a ellos, un sentimiento familiar, e igual presento a Lewis y de manera similar lo recibieron, ofreciéndole tamales, café de olla, pan de muerto o algún platillo mexicano, se sintió como en casa, el señor Héctor, hablaba de cómo está su familia sobre todo su tataranieto Miguel, gracias a su talento en la música lo ayudó a ganar una beca para ir a estudiar al centro de México, después de un largo reencuentro la señora Imelda le dio unos sobre con carta a Manolo, eran por parte de su madre, y que contestara tan pronto le sea posible para poder enviárselas.

—Aún los teléfonos aquí no funcionan, pero ya sabes que lo tradicional no pierde brillo —decía Imelda tratando de sonreírle para darle confort a su sobrino.
—Gracias tía —dándole un último abrazo, Manolo y Lewis fueron camino a uno de los tranvías en dirección al castillo del árbol de la vida —. Lewis, de aquí en adelante, por favor solo sigue me, no hagas nada, no respondas a la persona que veremos, no es muy apacible la mayoría de veces, espero que hoy sí lo esté.
—De acuerdo, me mantendré en postura.

Llegando al castillo noto Lewis de inmediato una presencia algo agitada y estresada, había en la sala del trono una mujer dando vuelta en círculo, su pintada como calavera con ojos anaranjados producto de su magia, un sirviente anunció la llegada de Manolo a lo que la sacó de sus pensamientos y se sentó en su trono impaciente.

—Manolo Sánchez ¿Que te trae por aquí?.
—Mi señora —se inclinó de rodilla junto a Lewis —, vengo por el tratado con el señor Manny Calavera.
—Si, lo se bien —Lewis alzó la mirada y pronto la bajó ante la presencia de la diosa —, ¿Quién es ese esqueleto? No ha estado en este reino.
—Yo… señora —se sentía Lewis nervioso.
—Tu no perteneces aquí, tu aura aún es de la Tierra de lo Desconocido —miro a Manolo entrecerrando sus ojos y con ceño en su rostro —, no importa, bien, están cargados los Alebrijes para que lleves la comida, saluda a Manny de mi parte.
—Si, señora, gracias —contesto un poco seco.
—Pueden irse —sacudió su mano la diosa en señal de que se retiraran, al dar la vuelta e ir a la entrada, la diosa preguntó —. ¿Has sabido algo de mi hermana mayor? ¿Ha al menos aparecido ahí? —al oír esa pregunta Manolo apretó fuerte su puño y contestó.
—No, mi señora, aún no se ha presentado, puede preguntar a su hermana La Noche, con su permiso.

Lewis sentía tenso a Manolo, su miraba un poco cabizbaja pudo ver qué en su cráneo blanco había una parte manchando se de negro y verde en sus marcas, no quiso decirle pero le rodio su espalda con su mano en el hombro, algo que aguanto un poco sus lágrimas el torero azabache limpiando se las, pues ver a Lady Micte no fue de muy agrada sobre todo que le preguntará por la persona que lo metió en este embrollo, La Catrina. Fue hace mucho, pero cada que recuerda ese día se siente como si estuviera tan presente y marcado en él, cuando despertó en el otro mundo, se alteró y quiso buscar una explicación, pero al llegar con los dioses que se peleaban en el castillo, escucho como claramente Xibalba se refería a él como su "campeón" o mejor dicho "peón" que su apuesta fue descubierta antes de concretarse y que ambos fueron regañados por haber quebrantado las reglas de los vivos y muertos, Manolo exaltado sobre lo que acababa de escuchar exigió aún más explicaciones, pero La Catrina solo pedía disculpas por haberlo usado, sintió el esqueleto torero tanta rabia, su vida había sido cortada de golpe, no pudo disculparse con María, rechazado por su padre y familia paterna por no haber sido un "hombre", era el colmo que haber seguido lo que los demás le decían solo le trajo problemas en la muerte, se sintió desamparado, que solo pudo correr tanto como podía hasta perderse en los confines del mundo de los muertos, llegando Calavera Cafe, sin mucha energía y ganas de está muerte se ahogaba cada noche en beber cuánto podía y cantar en la barra de licor.

El amor no desaparece [Lewis Pepper × Manolo Sanchez]Where stories live. Discover now