14. Raíces del árbol

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En el momento en qué Lewis hablaba con Brook, Manolo se distraía haciendo el quehacer, lavando las vajillas, con los Deadbeats ayudándolo a secar y acomodarlo, con su canto que hacía que estos se sintiera lleno de alegría, miro a ver cuánto llevaba de lavar para darse cuenta que aún no llegaba a la mitad de terminar, dejándolo algo aburrido, sin embargo los pequeños rosados trataban de animarlo y distraerlo de llamar a su amo, sus corazones dorados brillantes captaron su atención, algo que le trajo a su memoria sobre la foto que vio de la chica azul y Lewis, su mente se preguntó al instante si ellos habían podido concretar su cariño, si fue recibido en brazos abiertos por esa joven, y más importante ¿Que fue lo que pasó? ¿Cómo terminó muerto?. Manolo miró a los Deadbeats y estos suponían que iba a pedirles el copete rizado, a lo que el mayor de ellos llamado Scary, con una mirada de reproche negó con la cabeza a los demás para no decirle nada, Surprise el de en medio, miraba sorprendido la situación y aunque quería hablar no cambiaba su cara debido a Scary, por otro lado Sadness el más pequeño de los 3, se acercó a Manolo y le dio su manita, Scary le hacía cara de que no le dijera nada, el torero miro por la ventana de la cocina, como Lewis platicaba con Brook, pensó en rápido acabar su quehacer calmando a los 3 Deadbeat, Scary fruncía su ceño pero sabía que no podía esconder para siempre lo que su amo sentía, después de todo, ellos tres eran las últimas emociones que tuvo en vida e irónicamente ellos la obtuvieron, los tres se juntaron y se asomaron a ver qué no los vieran, llevando a Manolo hacía la torre del faro, sentía el torero esa emoción de saber que es realmente lo que siente el trajeado purpúreo pero, al mismo tiempo tenía que este mismo lo rechazará por hacer esto a sus espaldas, quería ir por él, hablar a solas y saber un poco su pasado. "Soy invasivo" se dijo a sí mismo, esa sensación lo detuvo de subir rápidamente los escalones, recordó cómo había terminado con María, quería meterse en su vida y formar parte de ella, hace tantos años...

—Esto que sientes es lo que yo siento cada vez que estoy contigo —Manolo se inclinó tomando la mano de María —. No puedo darte una sortija, no tengo nada que dar, solo mi amor.
—Ay... Manolo -Maria lo miraba mientras el sol salía del alba.
—Tal vez no sea el héroe del pueblo, María, pero te juro con todo mi corazón que... jamás, jamás dejaré de amarte.
—Y yo jamás dejaré de amar al hombre que toca con el corazón —antes de concretar su pacto amoroso, quien colocó atención a la charla fue la serpiente de Xibalba quien asomó una cabeza con su siseo llamó la atención de María quien empujó a Manolo—. ¡Serpiente!.
—¡No! ¡María!-grito desesperado Manolo, quien solo pudo observar cómo el cuerpo de Maria caía al suelo, apenas podía Manolo sostenerla sus ojos se perdían, su pulso bajaba rápidamente y en una súplica al cielo gritó haciendo que las nubes lloraran. —¡AYUDA!.

El dulce amanecer que presenció el momento, cambio su color al gris oscuro que sentía Manolo, sus gritos fueron escuchados por Joaquin, quien junto a los soldados del pueblo, solo lograron ver a Manolo correr con el cuerpo de María en sus brazos, quedaron los presentes atónitos al ver la joven Posada en ese estado.

—¡Por favor! ¡Joaquin debes ayudarme! —llevaba hacía él el cuerpo de María.
—¿Qué... hiciste Manolo? —expresó con una cara de horror.
—Había una serpiente y... Maria —trato de contar con un nudo en su garganta y no parando de llorar, Joaquin tomó la pálida mano de María y se sobresaltó al ya no sentir ni un rastro de pulso.
—Está muerta... ¡¿POR QUÉ NO LA PROTEGISTE?! —Joaquin quiso sacar su espada y arremeter contra Manolo, pero llegó el General Posada, el padre de María, y se contuvo.
—¡María! ¡Ay no! —el dolor sino en eco mientras el señor Posada tomó el cuerpo congelado de su hija —, ¡Tú tuviste la culpa! ¡VETE! ¡O te juro que te voy a... —un trueno del dolor del cielo callo antes de que continuará su amenaza —, mi niña inocente... ¿Qué has hecho muchacho? ¿Qué fue lo que hiciste? —y los presentes se retiraron con condolencias en sus rostros, quedando Joaquín atrás con Manolo.
—Me debió morder a mí... —contestó abatido el torero.
—Si. Estoy de acuerdo —Joaquin acomodó su sombrero dándole la espalda al que una vez fue su amigo —. Fuiste invasivo, por insistirle a María que te siguiera.

Esas palabras retumbaron una y otra vez en su corazón, creía genuinamente que todo fue su culpa, de no haber insistido en llevar a María bajo el roble, seguiría viva, aún si aceptaba a Joaquin, fue invasivo, insistió en traerla ahí, en declarar sus sentimientos ¿Para que? Acabo muerta, y no podría volverla a ver nunca más. El torero regresó para buscar su guitarra, en soledad sintió como ese rayo de luz se desvaneció en el cúmulo de nubes grises, su cabeza no dejar de culparse y dar vueltas para hacerlo sentir peor, la confesión de amor que llevó a la muerte de María, quebrantar su amistad con Joaquin, no haber afrontar a su padre mucho antes para no hacerlo perder su tiempo tratando de volverlo un torero, manchar el apellido Sanchez, todo lo hizo porque creía seguir a "su corazón" que hacía lo correcto por las personas que deseaba tener su cariño, más solo causo daño y decepción, la lluvia cubría su ser haciendo que las lágrimas se perdieran, sintiendo impotencia, sin nada con que sostenerse ahora, bajo el roble, sus sentimientos estaban rotos, no tenía a ningún lugar a donde ir, ya no podía ir a su casa, verle a la cara a su padre no solo porque fallo como un Sánchez también como "Hombre" y no había nadie más en el pueblo quien le importase su amada, su amigo, no hay nadie más, de entre las sombras quien presenció lo acontecido, podía ver lo qué aquel humano pedía...

Desearía estar muerto, yo debería estar muerto... —cayó de rodillas al suelo.
—¿Estás seguro? —preguntó un viejo hombre de aspecto horrendo —¿Tomarías el lugar de María?.
—Con todo mi corazón.
—Piensa lo que dices, muchacho —el hombre se convirtió en la verdadera forma de Xibalba.
—Si ella volviera a la vida... —miro hacía la descripción de la guitarra que una vez María le obsequió— lo acepto. Con todo... mi corazón.
—Hecho —Xibalba trono sus dedos saliendo de los arbustos su serpiente de dos cabezas Más y Menos, acercándose rápidamente a las piernas de Manolo y mordiendo al mismo tiempo, dejando su poderoso veneno en el joven, matando lo al instante.

—¡UGH! M-Maria...

Su tormento en vida acababa o eso fue lo que creía, pero aún hoy eso no parecía tener fin, que el arrepentimiento lo sigue sin importar a dónde vaya, y en parte sentía que lo que hacía con Lewis solo era un desahogó, que lo estaba usando. En sus pasos se podía escuchar el pesar de su alma, en la cima del faro, el pequeño Sadness se recargaba en el ronroneando le como un gatito, para que no llorara más, pues sin darse cuenta estaba lagrimeando su rostro, Manolo entonces paró de que le dijeran lo que le pasaba a su amigo, y que no le dijeran que estaba ahí arriba gimoteando, algo tarde ya que Surpirese se fue a atender el llamado de su amo. Justo unos ecos de pasos se escuchaban apresurados y cada vez más cerca, nuevamente encendió la chispa de Manolo tratando de limpiar su rostro y parar de llorar para no preocupar lo, sin embargo pronto escucho que se detuvieron esos pasos, sintió como si su corazón se detuviera, fue tan solo por un pequeño momento más sin embargo se sentía como una eternidad, se quedó a esperar si Lewis subiría por él, pero sonó un retumbar seco de pasos que se alejaban que lo llenó tanto de angustia que él tomó el impulso de ir a verlo, encontrándose aún a mitad de camino, Lewis giro rápido al escuchar esos pasos agitados y rápidos hacía él, Manolo venía con una cara de preocupación, como si lo hubiera esperado toda una vida, y dijo.

—Perdoname por preocuparte.

El amor no desaparece [Lewis Pepper × Manolo Sanchez]Where stories live. Discover now