1. Desapareciendo en un Cafe

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Después de que Lewis perdió el rastro de Vivi y Arthur, al momento en qué esté la tomó de la mano corriendo hacia la Van después de que vieran ese fuego rosado cubrir el pasillo, justo cuando la chica peli azul miraría el relicario, el fantasma cambió su imagen hacía la que tenía antes, cuando estaba vivo, sin embargo, la tensa y profunda desolación, así como la irá igual que la impotencia, invadía su corazón, ya no soportaba el dolor que lo ahogaba.

Quiero desaparecer.

Ese era el pensamiento que se apoderaba de su mente, poco a poco lo estaba haciendo, Lewis miró sus manos y cómo estás se transparentaba, estaba asustado, el solo pensar que las personas que había querído lo han abandonado, era doloroso, pronto la mansión que había hecho en su ilusión, se desvanecía junto con él, de no ser, unos pétalos brillantes de tonos amarillos anaranjados, se postraban en su mano, se sentia una calidez extraña, pronto vio que un aire extraño que venía de los árboles mostraba un camino dorado de esos trozos de flor. El joven estaba confundido, pero sin tener mucha opción, no quiso seguir en ese lugar desolador, así que siguió ese rastro, era un camino muy largo, pero no lo cansaba, ya estaba muerto, pudiendo flotar opto por caminar, lo único que iluminaba su caminó era su cabello flameante rosado y dichos pétalos, sentía que caminaba sin parar, por extraño que fuera mantenía su mente ocupada, como un conejo buscando un agujero, parecía que no acabar la noche, no salía el sol, no había algún rastro de luz, hasta que un alumbrado dio de repente a sus ojos que lo deje algo aturdido.

—¿Qué… es eso? —Había un ambiente húmedo un tanto caluroso en la brisa, y cuando más se alejaba del bosque—. Eso es… ¿Un faro? ¿En qué lugar estoy?.

Lewis se sacudió para saber si estaba en sus "5 sentidos" pero todo era real, no estaba soñando ó haber llegado a "el otro lado" se escuchaba música y el concurrir de la gente, afuera no había nadie, y entre más se acercaba, podía ver qué estaba un risco y un mar extraño cubierto de nubes dando un paisaje un tanto grisáceo, caminando miro algo cuidadoso por la ventana, para su sorpresa eran un montón de esqueletos, de diferentes formas y tamaños conviviendo mientras platicaban, comían y bebían. Lewis quedó en shock y dio cada vez pasos atrás, dudando sobre en qué clase de sitio llegó, tratando de retroceder más, en la puerta principal salían dos esqueletos muy contrarios uno redondo chaparro y otro larguirucho, de colores opuestos, azul y naranja, mientras parecía uno discutir por el contrario el otro reía.

—¡Ya verán! Manny verá que mi spaghetti es el mejor de todos —dijo Papyrus haciendo una pose y señalando al cielo.
—Si ¿Por qué no invitas al tipo rosa de aya? —señaló Sans a Lewis.
—¡Oye! ¡Debes ser nuevo! No habíamos visto a alguien como tú ¿Por qué estás afuera? Puedes pasar.
—Quizás porque es un gatito asustado —dijo Sans riéndose de su chiste.
—¡No! Yo… es decir, no debería estar aquí, yo solo… ah seguí un rastro y bueno, no es que yo —trato Lewis de hablar pero le era imposible.
—Tranquilo viejo, estás entre amigos además hoy es noche de hotdogs. 

Sans y Papyrus llevaron a Lewis hacía adentro, donde pudo notar este último, un gran letrero en letras Neón que decía <<Calavera Cafe>> subió aquellas escaleras y cuando abrió la puerta del lugar, algunos se voltearon a verlo, y a recibirlo. 

—¡UNO NUEVO! OH HOHOHO —. Dijo Brook mirando a Lewis.
—¡Hola y bienvenido, siéntete como en casa! —hablo con una sonrisa Jack.
—Oigan cálmense, o los saco a patadas del lugar—. Replicó el esqueleto de traje blanco que atendía la barra.
—Disculpen… me  equivoqué de lugar, yo solo iba de paso y… —Lewis intentó huir pero le cortaron otros 2 esqueletos el paso.
—¡Vamos! No lo pongan incómodo, acaba de llegar, disculpa los se emocionan cada que viene alguien nuevo —extendió su mano—. Soy Manolo Sánchez, un gusto.
—Ammm… Soy Lewis —correspondió el gesto al saludo de mano.
—Es un placer, y bienvenido a Calavera Cafe, lugar de esqueletos.
—Si… eso, he notado —dijo Lewis mirando alrededor.
—Por favor, toma asiento enseguida te traigo una bebida.
—¡No! No es necesario, yo solo estoy de paso.
—Tranquilo puedes pasar el rato aquí, ¿No quieres beber algo? Insisto.
—Bueno... gracias.
—¡Oye tú! Más te vale traer dinero, aquí no fiamos o nos quedamos en los huesos —contestó el dueño.
—¡Ah! Yo es que… —Lewis se puso nervioso, cuando giró a ver al dueño.
—Tranquilo Manny, este trago lo invito yo —contestó Manolo, dándole una malteada a Lewis—. Ten, es de fresa.
—Oh… gracias —Lewis tomó el vaso mirando como Manolo atendía a otros esqueletos.

Lewis tenía dudas sobre cómo llegó a un lugar así, pero a la vez no quiso darle tantas vueltas, pues pensar en el pasado no era una opción que quería tomar, así que tomó la malteada para al fin calmarse.

El amor no desaparece [Lewis Pepper × Manolo Sanchez]Where stories live. Discover now