CAPÍTULO 10

997 73 20
                                    

Chris

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Chris

Llegar al instituto algunas mañanas es desesperante. Generalmente, la gente suele hablar sobre algún cotilleo candente y la gran mayoría de ellos giran en torno a nosotros cuatro. Ser una persona popular conlleva algunas partes muy desagradables, pero la mayor parte son cosas buenas. Por ejemplo, ser el centro de atención, ser invitados a todas y cada una de las fiestas que se celebren, ser respetados, envidiados... entre otras cosas más. Aunque creo que ya sabéis de sobra de qué trata este cargo. Sin embargo, en una semana como es esta, detesto ser quién soy y todo por el estúpido baile de bienvenida.

Los preparativos ya están en marcha, gente andando de un lado hacia otro, decorando cada hueco de pared que quede libre, asegurándose de tener una pareja con quien ir, numerables pedidas de pareja con espectáculo... Creo que esta parte también ya os la sabéis. Y es esta precisamente la parte que más odio en realidad. Recibo invitaciones de todo tipo para ir al baile, todo el mundo nos tiene en el punto de mira esperando ver que se lo he pedido a alguien y curiosidad quién es la afortunada. Todo es un inmenso caos y a pesar de que ansían que llegue el día, yo no. Pues resulta que mi pareja ha tenido que ser Sam, y fue algo de improvisto, pero sigo pensando que todos tenemos derecho a ir a un baile alguna vez en la vida. No tenía que haberme ofrecido tan rápido e intentar buscarle una pareja. Sin embargo, ella estaba muy ilusionada y supongo que no se esperaba que alguien como yo fuese a pedirle ir al baile.

Quizás estoy exagerando y no sea tan malo ir con ella. Creo que la verdadera razón por la que me lamento es porque sé qué van a decir mis amigos y no quiero escucharlo. Al final me verán con Sam y soltarán las mismas estupideces de siempre. Considero que lo mejor es escupirlo y dejar que se rían solos de mí por mucho que me moleste.

Cuando llega un cambio de clase, donde todos están por los pasillos cambiando de clase, al fondo logro ver a mis tres amigos junto a la pesada de PJ. Finalmente, reúno todo el valor que tengo, dejando claro que poseo órganos sexuales masculinos y me acerco para confesarlo de una vez. Los cuatro me observan con una sonrisa, pero la deshacen poco a poco al ver mi expresión.

—¡Voy a ir al baile con Sam porque ella nunca ha ido a un baile y me dio lástima! —escupo y puede que no haya vocalizado demasiado. Respiro y prosigo—. ¡Y no me gusta, solo lo hago por hacerle un favor! —Mis manos no dejan de moverse solas, expresando el alboroto que siento ahora mismo.

Dicho esto, me doy media vuelta y vuelvo a cruzar el pasillo alejándome lo que pueda de ellos. Sé perfectamente que, si me quedo, volveré a discutir y es lo último que quiero hacer hoy, bastante tengo con el dichoso baile. No quiero imaginar si mis padres llegan a saber que voy a ir con Sam, quizás hasta se ofrecerían a comprarle un vestido a ella cuando a mí solo me alquilan un traje.

Justo cuando pienso que ya no me van a alcanzar, freno y me apoyo en las taquillas más cercanas soltando un sonoro suspiro con la intención de soltar toda presión que tengo encima. Todo por esta tontería. ¿Por qué se empeñan tanto en hacerme rabiar?

Enamorando a SamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora