Todos en el instituto conocen a Chris Cooper, quien es famoso por dejar una estela de corazones rotos cada semana.
Pocos saben quien es Sam, un enigma que deambula descalza por los pasillos.
Para Chris, el amor se ha convertido en un juego, un clich...
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Georgina
Una herida puede ser muy profunda. De esa forma puede llegar a doler a distintos niveles. Y yo no estoy muy segura de a qué nivel está la mía. Mi confusión llega extremos que desconocía, y todo fue después de aquel día.
— Le está poniendo los cuernos a su novia conmigo —escucho decir a Bria con orgullo.
— ¿De verdad? Eres increíble —le contesta Suki a lo que ambas ríen.
Tumbadas en el césped del instituto, estamos observando las formas que hacían las nubes, o al menos eso es lo que hago yo. Hannah falta por llegar para completar el cuarteto. Es cierto que estoy algo distanciada de ellas ahora mismo, creo que soy la única a la que no le interesan los rollos de una noche. No es mi estilo. Y si les cuento mi confusión, probablemente no les interesaría demasiado.
Ya les conté lo de Chris y sus consejos terminaron conmigo en un ataque de celos con Sam. Aunque puede que a Han sí le interese, pero como he mencionado antes, aún no ha llegado. Y sí, Suki y Hannah fueron las que participaron en la fiesta de pijamas para Sam, la cual terminó siendo desastrosa y todo lo contrario a lo que planeé con ellas. Sin embargo, aquel día Beth no estuvo y creo que después de todo es un alivio, con ella las cosas habrían sido mucho peor.
— Georgi, ¿y tú? —pregunta la misma sacándome de mis profundos pensamientos.
— Estaba pensando en otra cosa, ¿qué decías? —no tengo ningún remordimiento en decirle la verdad.
— Si te apetece venir de compras esta tarde.
— Fuimos antes de ayer y no me gustó nada de lo que había.
— Pero podemos ir una tienda que acaban de abrir, y esa no estaba antes de ayer.
— Está bien... —digo finalmente, aunque no de muy buena gana.
Nos levantamos de allí quitándonos del uniforme cualquier resto de césped, casi es la hora de volver a las clases. Nos adentramos las tres por los pasillos del instituto el cual está repleto de estudiantes con uniforme. Es cierto cuando Chris se refiere a este instituto como "para pijos", solo gente de familia adinerada puede permitirse estar aquí. Y aunque me cueste decirlo, en mi caso, mi familia no es que tenga mucho dinero precisamente. Mis padres trabajan viendo cómo lo que ganan va destinado a mi educación y formación artística y profesional, además de otros gastos familiares. Por suerte, me dieron una beca gracias a mis notas para poder estar aquí y que no fuese tan costoso, pero aun así es demasiado. Era tan importante para mis padres que estudiara en este centro que no pude decirles que no y todo el mundo sabe que son más las oportunidades cuando dices el nombre del centro escolar. A veces me siento culpable de ello, no soy como los demás de este instituto, yo no tengo lo que ellos tienen a pesar de que intento ahorrar lo más que puedo para comprarme cosas como un bolso de Louis Vuitton de tercera mano por lo menos. No tengo una casa llena de lujos y mucho menos una mansión, les dije a mis amigas que mi casa pertenecía a mis abuelos y que mi madre quiso vivir allí. No quiero que me vean como una pobretona.
