CAPÍTULO 29

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Chris

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Chris

Nunca me he esforzado demasiado en los estudios y aun así he sacado buenas notas. No sé de dónde viene toda esta facilidad, podría tener algún tipo de memoria fotográfica y yo sin saberlo. Con solo leérmelo un par de veces siempre ha bastado, pero he de admitir que he bajado mi media estos meses y es mi último curso, se supone que debo centrarme en tener una media excelente. Todos sabemos cuál es la razón y debo buscar la manera tener un equilibrio, así que me propuse centrarme durante las últimas dos semanas antes de las vacaciones de Navidad. Dos semanas sin salir a ningún lado, sin hacer planes, solo asistir al instituto, pasar las tardes con los codos sobre la mesa y tratando de memorizar todo cuanto los libros me ofrecían. Por suerte, todo esfuerzo tiene su recompensa y he aprobado con nota todos los exámenes. Aunque el verdadero esfuerzo no era estudiármelo todo, era intentar no pensar en Sam mientras lo hacía y así no distraerme —lo cual ha sido bastante complicado—, pero finalmente conseguí centrarme, obviando esos ratos en los que me permitía evadirme y desear que ella usara más su teléfono para enviarnos mensajes, pero no es su estilo.

Claro que, si mi propósito es tener una buena media, debería tener un fin, pero no es mi caso. Muchos ven mi gran esfuerzo y no dejan de preguntarme: "¿Qué tienes pensado estudiar en la universidad?" Quizás piensen que quiero estudiar algo casi imposible de llegar y que solo los que tienen mejores notas pueden acceder. De ahí "Aún no lo sé."

Es algo más complicado de lo que pensaba. Esperaba saberlo con el paso del tiempo, saber qué es lo que realmente se me daría bien hacer, qué es a lo que aspiro. Pero a este paso creo que no aspiro a nada. Por eso me esfuerzo en tener la mejor nota, para poder tener todas las puertas abiertas y garantizarme poder entrar en cada una de ellas, obteniendo la beca.

Cuando termina la última clase que da paso a las vacaciones navideñas, apenas puedo creérmelo. Puedo dormir hasta el mediodía si es necesario y sin preocupaciones. Puedo salir a la calle después de tantos días de clausura, a excepción de las películas románticas que Sam y yo vemos los viernes, que, por cierto, están provocando que Sam avance con rapidez en este tema. No puedo estar más orgulloso de mi idea, es la mejor que he tenido en años.

— ¡Chris, que tengas unas felices fiestas!

Justo cuando estoy por cruzar el pasillo para salir del Easton High, una chica —que no conozco, debo decir— me interrumpe con una amplia sonrisa, tanto, que asusta.

— ¡Igualmente! —Le devuelvo la amabilidad y sigo caminando.

— ¡A liarla Cooper! —grita un amigo de Tyler del equipo de fútbol, le hago un ademan con la mano como respuesta.

¿Alguien puede dejarme salir de una vez por la puerta? Ansío la libertad.

— ¡Chris! —suena a mis espaldas.

Doy un giro brusco y quizás grosero, pero de verdad me gustaría irme ya a casa.

A punto estuve de disculparme con la persona que se dirigía a mí y decirle que tengo prisa. Pero entonces vi que no era cualquier persona, si no, ella. Estoy tan centrado en salir de aquí, que no me di cuenta de la voz celestial que me llama.

Enamorando a SamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora