Te conocí en otoño.
Tu ala se ha roto, y yo solo decidí ayudarte.
Donde un revolucionario mexicano llamado Quackity es salvado por Luzu, un terapeuta divorciado.
Arte hecho por @Ok_Boomer_Anz | Todos sus respectivos créditos al artista.
1970. Querido diario, ha llegado la primera lluvia de otoño.
Luzu sostenía el bolígrafo, mordisqueaba la punta y veía por la ventana los cristales empaparse de humedad.
Su humilde morada catastrófica se tornó el lugar perfecto de sus desahogos mentales. Abrumado de su propia paz deja que la chimenea le cubra de calor las mejillas, reforzando aquello con el agradable aroma a café recién hecho descansando en su regazo.
Era una tormenta. Su casa supone ser lo suficiente fuerte para resistirla, pero no capaz de siquiera aprender a desmoronarse sin salpicar al menos un poco de la cafeína en su abrigo favorito. No le importaba, y es que Luzu era tan monosílabo que si los demás le dijeran algo especial delante suyo coincidirían que era el más callado del pueblo Karmaliense, durante no hace más que un par de años las cosas habían cambiado drásticamente forzándolo a abrir su espacio de desahogo tan pronto como tuvo la oportunidad, ahora, Luzu era un terapeuta experto en su arte, pero no todos conocían la razón para cambiar drásticamente su puesto.
—Frederick, ¿aún lo estás esperando?——Luzu sonríe tranquilo al ver al ya grande pollito picoteando su cristal, tuvo que ir personalmente a apartarlo de ahí para evitar un accidente.
—No volverá—recuerda Luzu con una vaga sensación de melancolía consumiendo a su corazón.
Colocando al pollito en una zona más segura se dirige hasta su calensario, rasgándolo por las orillas descubriendo la fecha de hoy. Las emociones de Luzu florecieron tan rápido, había pasado otro año antes de percatarse de todo lo que sucedió en su ausencia.
—Han pasado 365 días sin ti, mi Auroncito-observa el anillo que se conectaba al corazón-. Y aún me duele como la última vez que te vi.
Era curioso, sencillamente irónico que Luzu había decidido ser terapeuta porque su gran y último amor también lo era. Lograr sanar heridas que un mal pasaje le ha dejado hace a Luzu vacilar, bota el arrugado papel y observa su reflejo en el espejo de mesa, siente que el aire se le comprime en su pecho cuando una mala , ¿qué tanto ha pasado desde la última vez que se vio?
Había crecido, unos cuantos céntimetros más con un magnífico 1.84 metros de altura. Se preguntaba si Auron lo hubiera notado o lo eejaría pasar de largo hasta que por sí mismo se reprimiera y observase con lujo y detalle lo que las cicatrices han formado en él; un par de bolsas negras ahora colgabas debajo de sus rubís, han perdido su brillo desde hace tiempo.
—¿Hm?—Luzu se distrae ante el aleteo brusco de su inquilino—. Frederick, ¿qué coño haces?
La lluvia se precipita a una tormenta que casi despluma al pobre, Luzu gusta de no darle la suficiente atención hasta que el suelo tiembla, destrozando sus estribos.
Cayó un rayo, y seguidamente otro con mucha más fuerza, Luzu casi se muere del susto tratando de cerrar las ventanas antes de que la lluvia le empapase el traje o, peor, aquellos muebles que el dueño osaba utilizar en sus sesiones.
Abrumado por la ventisca consigue colocar la cerradura y mover un par de objetos donde creía las goteras estaban.
Luzu suelta un suspiro ante la fuerza corporal que ejerció en su medida improvisada de salvar sus reliquias. Observando aún si la tormenta pasa, divisa a lo lejos con extrañeza que las hojas de acre han sido dispersadas por el terroso suelo exterior y, con sorpresa, el extraño objeto o cuerpo que ha descendido de los aires.
De un inicio lo confundió con los girasoles, "¿girasoles en otoño, era acaso posible?" Pestañea pues su mente le estaba jugando una mala pasada, quizá por los analgésicos o el mal sueño de estos días le hizo perder la cabeza.
Y fue entonces que se dio cuenta que se estaba moviendo.
Luzu toma la gabardina y sale de casa a pesar de la intensa ventisca de otoño, no tan seguro si era buena idea dirigirse a lo que suponía, en su cabeza, que era algún tipo de criatura desconocida camuflada en el intenso tono amarillo.
Las mejillas del castaño se empañan de un rosado tan ligero por el frío cubriendo su rostro cuando camina a duras penas hasta que el viento mismo le empuja, cayendo de rodillas sobre las hojas y apretando los puños para no lastimarse los nudillos.
A cuclillas se aproxima al desconocido ser y con cuidado aproxima sus gélidos dedos a lo que ahora confirmaba eran alas, unas tan majestuosas que fueron lastimadas el flujo rojizo que desprendía su plumaje.
—Joder, no puede... ¿está vivo?—maldice más para sus adentros cuando la temperatura sube, temía que muriese de hipotermia o el dolor de su ala fuese un infierno al despertar.
Empuja de su hombro y voltea el inconsciente cuerpo hasta lograrlo, encontrándose a un joven chico desvanecido entre las ramitas y hojas de Maple alrededor, con su cabello oscuro cual noche humedecidos sobre su rostro a mitad de la tormenta.
Coloca sus dedos sobre la yugular, un eterno instante sucedió hasta que sus pulmones se llenaron de aire y exhalaron profundamente, calmando el nerviosismo del héroe.
—Que alivio, aún respira—Luzu coloca sus brazos debajo de su espalda y carga al híbrido de manera nupcial, cubriendo su rostro contra su pecho cálido.
—Vegetta va a matarme si te dejo aquí.
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HOLAAA ¿Les gustó el inicio? Sé que es algo cortito pero así serán los capítulos, es mi primera vez escribiendo luckity así que me emociona mucho hacerlo, no se preocupen por la continuación, seguramente mañana o pasado mañana la subo:)
La historia está ambientada en Karmaland en los 70s, los sucesos ficticios no tienen nada de relación a la realidad, aun así, les pido de todo corazón que no se les mencione a ningún streamer sobre esta historia, este es un trabajo por y para fans, ¿bien? Bien.
Si les gustó haganmelo saber, aún estoy empezando y realmente me anima mucho leer cada comentario:) los tqm, tengan un lindo día.
