Razones Para Amarte

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Esta vez, Luzu cayó a la tentación.

Quacks había sido un tipo comprensible incluso si por dentro estaba calentándose cual horno, sus caricias y tacto lo hizo seguir, enfrentándose al miedo de recordar la manera en la cual le causaban placer.

Pero aunque su mente entró en conflicto por un instante su nombre no dejaba de repetirse: "Quackity... Quacks, mi Quacks..." le ha robado todo su pudor bajo las sábanas, y este solo accedió dejándose tomar, besar, mordisquear, todo acto carnal que sea concebido en aquella cama tan estrecha.

—¡Qué blasfemia! ¿¡Sexo antes del matrimonio?! -el eco de la iglesia se hizo sonar ante la voz de Alexby ante aquel relato erótico-. Por los Dioses, esto es terrible...

-No mame padre, bien que se anda queriendo culear al doc -suelta Quackity quien se encontraba hincado delante de este en el confesionario.

—¡Quackity! -nombra con molestia, fue inevitable sonrojarse de solo pensar en aquel búho—. Necesito volver a bendecir esta iglesia, tus relatos eróticos solo han manchado este lugar.

Se acomoda la toga tratando de evadir cualquier muestra de vergüenza, oh... Claro que pensaba en él como no tenía idea, y toda esa memoria inmoral se la carcomía a él mismo de que solo entre héroes no manchasen su imagen a la parroquia. Fuera de aquel tema, Quackity se levanta mirando hacia la entrada, todo en estos meses había estado absolutamente tranquilo de cualquier ataque, lo cual, sin dudas, también era aterrador.

Su paz no dura mucho cuando aparece ante sus ojos aquel hombre fortachón terminando de rezar, se acomoda las gafas circulares sintiendo la presencia ajena. Fue cuestión de segundos para que SapoPeta lograse saludar al híbrido.

—¡Hey, Quackity!

Exclama llamando la atención de este. Quackity baja del confesionario sin mucha prisa hasta quedar cerca del moreno—. ¿SapoPeta, nos andabas espiando?

-Para nada, venía a buscar paz, aunque mis oídos se han llenado de lujuria con tal conversación -añade levantándose del banco—. Y creo que nuestros caminos se han conectado de esta vez, ¿puedes acompañarme, joven Quacks? Hay algo importante que tengo que hablar con usted.

Sus expressiones cambian a curiosidad, y sobretodo duda sobre qué cosa aquel hippie estaba para narrarle, y con "importante" parecía, de verdad, que había un asunto del cual tenían que lidiar.

Esta vez decide acompañarlo hacia la salida de la iglesia, donde ni siquiera los santos lograrían escucharlos entre cuchilleos sobre qué pudiese estar pasando.

Ambos se alejaron de la zona, las pisadas del pato se volvieron más profundas hasta que todo pareció detenerse ante el silencioso caos que, por estos meses, le ha jodido la mente sobre el futuro incierto de lo que llamaba ahora con empeño su hogar.

—¿Para que te sirvo?—ambos detienen su caminar justo delante de aquel avión, o al menos los trozos de ello.

—He escuchado sobre tu pasado muchas veces, joven Quackity-la atención del chico pasa directamente a las esmeraldas de este-. Creo que no es sorpresa que los dioses traigan almas rotas a cumplir su karma.

—¿Mi karma? —inquiere Quacks, bastante confuso—. Creo que el incienzo te ha afectado, Sapo. La verdad es que no te entiendo del todo y...

Y en sus manos entregarle aquel papel fue solo aclarar sus hipotéticas dudas del porqué serviría en ese asunto. Fue una abalancha de recuerdos nada satisfactorios, pues no era la primera vez que veía algo como ello.

Una carta de amenaza.

—Mi suposición sobre que era un avión militar fueron ciertas—suspira el hermitaño:. Lamento lo amargo que ha de ser para ti pero necesito tu ayuda, hace tiempo que no hay algo parecido a una Guerra Fría en Karmaland desde los 20s.

Falling In Love | 𝙇𝙪𝙘𝙠𝙞𝙩𝙮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora