Te conocí en otoño.
Tu ala se ha roto, y yo solo decidí ayudarte.
Donde un revolucionario mexicano llamado Quackity es salvado por Luzu, un terapeuta divorciado.
Arte hecho por @Ok_Boomer_Anz | Todos sus respectivos créditos al artista.
El violeta cielo penumbra su hogar, justo Luzu llegó al amanecer y, para su sorpresa, Quackity estaba ahí.
El menor tomaba el arco y con firmeza apunta y dispara, cayendo justo al centro como si llevase años de experiencia justo como a Luzu lo hizo, ¿cómo aprendió tan rápido? Quiso preguntar, pero en su experiencia terapeútica quizá el mexicano estaba reprimiendo el sentimiento con la fuerza.
Luzu no tenía las palabras correctas mas que un simple "perdón" en ellas, "perdóname Quacks, no debí seguir el beso, pero tampoco recalcarte que está mal lo que has hecho."
Se acerca hacia la colina, justo Quackity buscando el ángulo perfecto retrocede y topa con la musculatura de Luzu, provocando que la flecha se disparase hacia el cielo y cayese directamente en un tronco.
—¡Puta madre wey que ped- —estaba por insultar demás hasta voltearse, encontrando a un desconcertado Luzu detrás suyo-. ¿Luzu...?
—Quackity yo...—Luzu estaba avergonzado, no sabía si la situación era la adecuada-. Lamento lo sucedido, sé que no te he hablado en días pero-
—Ay Luzu, no te preocupes—parece que aquel enojo baja más rápido de lo esperado—. ¿Sabes algo? Estaba esperando a que vinieras.
—¿Enserio?—pregunta este sorprendido, ¿qué osaba de anhelar su presencia después de tal incómodo momento?—. Pensé que estarías enojado conmigo.
Quackity niega ante tal comentario—. De hecho, quien debería disculparse soy yo por pendejo, creo que debí haberte pedido permiso incluso si te agarraba una nalga-dice lo último con total naturalidad quitándole lo serio al momento—. ¡No tanto así! Es que yo soy muy impulsivo Luzu, espero y podamos ya sabes, arreglar las cosas a nuestro modo.
—Vale Quacks, lo entendí perfecto-responde Luzu, sonriendo tan cálido que se desprende a ese sentimiento de felicidad contenida—. Empecemos otra vez.
Luzu sin pensarlo su mano en señal de que lo tomase. Quackity, en cambio, se estaba aguantando de las ganas de decirle que era suficientemente adorable cuando sus acciones denotaban esa seguridad en sus palabras, algo que hace tiempo no había logrado explicar.
—Está bien ¿pero qué planeas cabrón?-Quackity ríe mientras entrelaza sus dedos con los del español-. Es que te veo bien decidido, no es necesario que empecemos desde cero todo solo-
-Quiero pasar tiempo contigo, soy tu terapeuta -dice aclarando lo último como molestia, no quería poner su profesión de excusa en justificación-. Me importa tu salud emocional Quacks, solo hagamos algo que te agrade y quizá eso ayude al cómo te sientes ahora.
Eran claro sus nervios, de hecho, Luzu era demasiado evidente pero Quackity estaba más concentrado en la emoción de obtener aquella oportunidad que solo alcanzó a apretar su mano—. ¿De verdad? ¡Ay Luzu, es que te quiero abrazar! Si eres un buen terapeuta, el mejor de todo este pueblito.
—Creo que soy el único terapeuta que vas a encontrar—Luzu no espera a que Quackity lo abrace, que al hacerlo poco tuvo para corresponder antes de que ambos se separasen—. ¿Estás bien con eso?
—Pff—Quackity ríe, asomándose contra Luzu y observando cada estrella que reflejase sus peculiares—. Simón mi buen Luzu, yo siempre lo estuve.
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