Conquista Su Estómago.

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rubeggeta content! 

Llevó a Quackity a un lugar distinto de lo común: un restaurante alrededor de la explanada de pocos años de creación, un poco más desde la última vez que Luzu aún conservaba el anillo con un motivo en especial.

El híbrido casi o nada estaba familiarizado con los fast food, no creyendo que en un pueblo tan pequeño como Karmaland existiese esa oportunidad hasta que Luzu lo sorprendió con un Rockabilly como aquellos que observaba de lejos en su espionaje en Los Ángeles.

—¿Puedes esperarme aquí, Quacks?

—Simón no te preocupes—dice Quackity tomando asiento unos de los sofás del local—. Me siento bien nice, ha de estar carillos estos lugares

Luzu ríe ante la precisión de Quackity sobrea calidad y precio del único Rockabilly del pueblo.

—No mucho Quacks, los héroes tenemos ciertos privilegios—menciona Luzu tomando su gaffete de identidad—. Y eso también incluye los descuentos.

Luzu se dirige solo hasta la barra de bebidas del local y toca insistentemente una campanita a su disposición. Más temprano de lo que esperaba ante la multitud, un albino deja su conversación y va a atender al castaño acercándose hacia la otra esquina, bastante sorprendido al respecto de su presencia.

Rubius era su nombre, no tenía más que unos treinta y había logrado levantar su propia idea del único servicio de comida rápida de Karmaland. Luzu a lo que su memoria no fallase, había sido pilar en que el noruego tomase la oportunidad, claramente el tiempo jugó a favor de ambos en por fin reencontrarse.

—¡Luzu! ¿Y ese milagro hombre? A los años—Rubius recarga sus codos sobre la mesa y mira con una sonrisa risueña al mayor-. ¿Qué te sirvo hoy?

—Lo mismo de antes -pide señalando con sus dedos el menú—. Dos malteadas.

—Uissh, eso significa un nuevo romance en la vida del buen Luzu—vocifera casi llamando la atención de quienes estaban a su alrededor—. ¿Ahora quién es afortunado?

Sus mejillas tiñeron de rojo carmín ante lo que Rubius supone de él, era una bendición que Quackity estuviese más atento de la música y las meseras en monopatín metros a distancia para lograr escuchar las tonterías que el oso decía.

-No es lo que piensas hombre—la vergüenza le toma por sorpresa—. Solo estoy pasando mis tiempos libres con alguien, ¿podeis dejar de pensar que todo es romántico?

Rubius trata de contenerse en reir. "Definitivamente este tío ha conseguido un culo nuevo" era demasiado obvio para ser verdad, pero juraba en no molestar más.

—Dos malteadas  a la orden—anota en su libreta y pasa disimuladamente el pedido a la criaturita alienígena que atendía a su lado—. Esto se siente como la mierda tío, es que te he extrañado.

—Tendrás que verme más seguido entonces —sonríe Luzu—. ¿Qué ha pasado en mi ausencia?

—Un par de líos, pero el negocio va más que bien, puedo vivir de esto si tan solo no hubiese algo de lo cual ocuparse todos los días—manifiesta algo tenso que le estaba dificultando expresarse como deseaba—. ¿Te puedo decir algo Luzu? Solo prométeme que no le vas a contar a nadie.

Luzu alza sus rubís confundido, ¿contar? Era difícil no hacerlo, mas era extraño que Rubius le confidara un asunto por primera vez en la vida.

—Bueno, tendría que pensármelo si es un chisme cachondo y- —nota que Rubius lo juzga casi al instante —. Vale tío, que me callo, cuenta lo que te trae tan perdido.

Falling In Love | 𝙇𝙪𝙘𝙠𝙞𝙩𝙮Where stories live. Discover now