Belinda Clare con 24 años era Licenciada en marketing . Trabajaba como secretaria para una de las empresas de publicidad más famosas y prestigiosas del país, NMN Corporation y su marca de moda Issacs...
Su jefe Norman Issacson, con 26 años, luego de...
Pronto se cumplirían seis meses desde el accidente, no había ningún tipo de avance tanto en Belinda como en Kate y la espera me estaba matando. Lo que más me molestaba o lo que más impotencia me daba era que no podía ayudarla en nada para que salga de ese estado, sólo podía esperar brindándole todo mi apoyo, cariño y contención. Pasaba horas y horas hablándole, contándole lo que había hecho en el día, en el trabajo, etc. Muchas veces me quedaba dormido en el sillón a su lado sin soltar su mano, con la esperanza de que algún día la movería y me dejara ver esos hermosos ojos de nuevo.
Un lunes por la madrugada, Maia se acercó a la clínica para que hagamos cambio de turno y quedarse a hacerle compañía a Belinda. Sin embargo, algo me decía que no me vaya todavía, no sé llámenlo un presentimiento, una corazonada o como sea, pero preferí no irme y quedarme hasta el mediodía. Maia insistió en que vaya a descansar, pero al ver que no cambiaría de opinión, me dijo que se quedaría en la sala de espera junto con Norman...
A las pocas horas mientras estaba durmiendo, sentí un ligero cosquilleo en mi mano derecha y al abrir los ojos, noto que Belinda había movido su mano. Antes de que pueda reaccionar y llamar al médico, abre sus ojos, me mira confundida y dice: "Na-te, ¿Dónde estoy? ¿Qué me pasó?". Le di un beso en la frente, sequé mis lágrimas y sólo le dije: "No sabes cuánto esperé este momento linda. Ahora llamo al doctor y después hablamos tranquilos".
Presioné el botón de la camilla para que se acerque el médico y a los pocos segundos una enfermera vino a ver qué había pasado, rápidamente al notar que Belinda había despertado, fue a buscar al doctor para realizarle un chequeo general. Por suerte, al revisarla no notó nada fuera de lo normal más que alguna confusión y dolores en el cuerpo. Mientras la estaban atendiendo aproveché para ir a hablar con Norman y Maia, así ellos se encargaban de avisarles a todos de las nuevas noticias.
Al ingresar de nuevo a la habitación, los doctores ya habían terminado las revisiones y nos dejaron un tiempo a solas para hablar. El momento más duro y difícil para mí había llegado, pero tenía que ser fuerte por ella...
Empezamos hablando normalmente del trabajo y de cómo nos habíamos manejado en su ausencia, hasta que se toca la panza y al ver mi reacción se dio cuenta sin que diga algo.
—Decime que no pasó lo que estoy pensando...
—Tranquila linda, respira. Te va a hacer mal...
—No no no, mi bebé, NUESTRO bebé. Perdoname amor, es mi culpa
—No se ocurra pensar eso. No fue tu culpa, nada de lo que pasó. Lo importante ahora es que te recuperes de a poco. Yo voy a estar a tu lado en todo momento. —dije mientras trataba de tranquilizarla acariciando su mano
—No te merezco, seguramente me odias por habértelo ocultado por todas esas semanas. Quizás si te hubiese comentado, no hubiera pasado todo esto y estaríamos felices a nada de que nazca nuestro bebé— dijo sollozando con la voz entrecortada
—¡Basta linda! ¿Cómo podes llegar a pensar que te odiaría? Al principio no entendía nada, pero al ir a tu departamento y ver la sorpresa que me habías preparado para cuando volvía, todo tenía sentido. Y a pesar de que la pasé muy mal todos estos meses, agradezco el tenerte acá conmigo porque no podría imaginar una vida sin vos a mi lado... Te amo con todo mi ser. Quiero que entiendas que no sos la culpable de nada, esto es otra prueba que tendremos que pasar juntos como pareja. Nuestro bebé estará en nuestros corazones por siempre...
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