Maldito Error (COMPLETA)

Capítulo 23

(Punto de vista de Nate)

Salí de mi casa sin mirar atrás porque sabía que de hacerlo no lograría irme. Ver a Belinda llorando con Blake en brazos me partía el corazón, pero después pensaba, yo no fui el causante de todo esto. No lograba sacar de mi cabeza la imagen de ella con él, una y otra vez, era una pesadilla. Quizás algún día la perdonaría porque mi amor por ella era inmenso, pero en ese momento lo mejor era tomar distancia para pensar con calma.

El enterarme que estaba embarazada de ese imbécil fue la gota que rebalsó el vaso y más aún debía irme lo antes posible para no decir cosas que después me arrepentiría... Fui directo a la casa de Joe y Amber, obviamente que no quería llevarles problemas, ellos estaban a semanas de que su bebé naciera, pero no sabía a donde ir y necesitaba hablar con alguien.

—Hola chicos, perdón por aparecer sin avisar, pero los necesito... (Les comenté todo lo que había pasado en esas últimas horas)

—Hola amigo, pasa... No puedo creer todo lo que me estás diciendo...

—Hola Nate, perdón que me meta, sé que viniste a hablar con él, pero no puedo evitar decirte lo que pienso.

—Nono, decime. Vine a hablar con los dos para que me den su punto de vista, me ayuden, no sé, algo. Siento que me estoy volviendo loco.

—Primero tranquilízate. Yo creo que hiciste mal en no escucharla, ella es tu pareja y sé el amor que se tienen uno por el otro. Ya sea algo bueno o malo necesitas escuchar su versión de los hechos...

—Actué precipitadamente, ¿no? Voy a hablar con ella, pero prefiero que lo hagamos cuando las aguas se calmen...

Luego de tener una charla con ellos logré tranquilizarme y volver a mi departamento. Se sentía tan raro estar allí solo, no recordaba cuando fue la última vez que había estado sin la presencia de Belinda... Los días pasaron y cada vez me sentía más culpable por no haberle dado la oportunidad de contarme las cosas...

Una semana, sí, una maldita semana había pasado y Belinda no atendía mis llamadas ni contestaba mis mensajes. Sabía por Alexa que estaba bien, pero no quería verme, a diferencia de Blake que cada vez que iba a buscarlo al departamento de Joe o Alexa moría de la emoción.

Llegó un momento en que ya no soporté más no verla, fui a nuestra casa y al entrar me encontré con que no estaban sus cosas en nuestra habitación. Rápidamente llamé a Kate para preguntarle si sabía algo y sólo me dijo que había vuelto a su antiguo departamento. Sentí un dolor tan fuerte en mi pecho que tuve que sentarme en el suelo unos minutos, cada vez que quería dar un paso adelante, todo se desmoronaba...

Di un paseo por cada parte de la casa, recordando todos los hermosos momentos vividos en familia y como pareja. Las lágrimas no dejaban de caer de mi rostro, el sólo pensar todas las cosas feas que le dije a ella sin dejar que me explique al menos me hacía sentir tan arrepentido. Mi amor por ella iba más allá que un simple engaño, todos somos seres humanos y podemos cometer errores. Sabía que podríamos superarlo como pareja y que, aunque estuviera embarazada lo hacía todo más difícil, yo aceptaría a su bebé como si fuera mío...

Había cometido el error más grande de mi vida, algo que nunca me lo perdonaría. Estaba sentado sólo en living de mi casa, la que compré con mucho amor para tener una vida maravillosa junto a Belinda y nuestros hijos...

Todo iba excelente, habíamos vuelto de nuestro viaje a Las Bahamas, lugar donde le propuse matrimonio a la mujer de mis sueños. Algo que había planeado por meses, buscando el momento justo y las palabras indicadas para que todo sea perfecto. Y así fue, teniendo a mis bebés a mi lado: Blake y Lily, todo fue más fácil, las palabras salieron sin pensarlas, desde lo más profundo de mi corazón. Emociones, sentimientos a flor de piel y entre lágrimas la respuesta más esperada: ¡Sí!