Capítulo 17

13 7 0
                                    

(Punto de vista de Belinda)

Que venga toda mi familia para año nuevo a nuestra casa me tomó por sorpresa, todavía no sé cómo Nate logró que todos pudieran venir. Pensar que estaba tan angustiada por "no poder ir a verlos esas fiestas", lo tenían todo planeado...

Al día siguiente se sumaron nuestros amigos y mis cuñados. Jugaron a la pelota y nos divertimos como nunca. Ver a Nate y Benji compitiendo entre ellos era tremendo, ambos querían demostrar sus habilidades; si uno se sacaba la remera, el otro también, si uno me miraba, el otro también.

A Benji le encantaba provocarlo todo el tiempo, haciéndome reír, llamando mi atención. Me era muy difícil tener que alentar sólo a uno, sus caritas me podían jaja... En un momento él quiso abrazarme después de haber jugado, todo traspirado, Nate se apresuró para hacerlo primero y le dijo: "Mía" haciéndole caras. Yo no dejaba de reírme, parecían dos niños...

Esos días que pasamos fueron increíbles, nuestra casa era lo suficientemente grande para hospedarlos a todos y el tenerlos más de una semana conmigo, me hizo recordar los viejos tiempos...

Los meses fueron pasando y todo se iba afianzando, Lily estaba feliz con nosotros y de ver a su mamá más seguido. Nate trabajando en la nueva temporada de Issacs y yo en casa descansando, ya en mis ocho meses de embarazo, ansiosa de que nuestro bebé nazca. Y sí, era como decía Nate, íbamos a tener un hermoso varoncito.

Al enterarnos del sexo del bebé, perdí un poco el miedo y le dije a Nate para empezar a decorar la habitación. Había que pintar, comprar algunas cosas y acomodar todo. Por suerte, eso me tenía bastante entretenida ya que los últimos dos meses de embarazo que me faltaban decidimos que lo mejor era que me quede en casa por las dudas. Con Lily en el jardín y Nate trabajando, me aburría mucho durante esas horas.

Compramos de todo y cuando Nate volvía de trabajar, aprovechábamos para pintar el espacio. Fue muy divertido hacerlo porque nos la pasábamos jugando... Éramos dos adolescentes enamorados que disfrutaban de la compañía del otro...

En un mes teníamos todo terminado y preparado, sólo nos quedaba esperar a que llegue el día

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

En un mes teníamos todo terminado y preparado, sólo nos quedaba esperar a que llegue el día...

Y para cuando quisimos acordarnos, estábamos a días de ese momento tan esperado. Mis pies no daban más, la espalda dolía como nunca en mi vida y aunque Nate se preocupaba por hacerme masajes, prepararme baños con sales para relajarme, nada hacía efecto ya.

A dos días de la fecha de parto, una mañana de domingo, me desperté por un cierto dolor que tenía en la espalda baja. Ya no podía seguir acostada, no encontraba posición en la cama, entonces fui a hacerme un té a la cocina y le dije a Nate que no hacía falta que se levante, que estaba bien. Sin embargo, eso no parecía ser tan así...

Me quedé recostada en el sillón mirando la televisión hasta que mi té se hiciera. Cuando escuché el ruido de la pava eléctrica que el agua ya estaba caliente, me levanté y sentí un dolor terrible en todo mi cuerpo. Fue tan fuerte que me hizo gritar y despertar a Nate. Él vino corriendo preocupado y al ver agua en piso comenzó a desesperarse. Se me había roto la fuente.

Después de lograr tranquilizar a Nate, me senté y rápidamente agarramos todas las cosas que necesitábamos. Sí, jaja él estaba más asustado y nervioso que yo. En el camino, llamamos a los chicos para que puedan quedarse con Lily durante todo el proceso.

Fueron las horas más dolorosas y maravillosas que tuve en mi vida. Y después de siete horas de trabajo de parto, nació nuestro precioso bebé: Blake Gil Issacson. Nate a pesar de estar super nervioso y atemorizado, nunca se despegó de mi lado, sostuvo mi mano y me hablaba todo el tiempo para relajarme lo más posible.

Todo fue increíble, nuestro bebé había nacido sano, sin ningún problema y la familia estaba ansiosa de conocerlo...

Después de unas horas de descanso, empezaron a pasar a la sala y todos estaban enamorados de lo hermoso que era... ¿Quién no lo estaría? No lo digo porque sea mi hijo, pero sin dudas era una magnífica mezcla entre Nate y yo: SIMPLEMENTE PERFECTO.

Los días pasaron y al no tener ningún tipo de complicación, nos dieron el alta a ambos y pudimos volver a casa...

Lily estaba feliz, decía que era su hermanito y lo cuidaría siempre. Nosotros a pesar de estar cansadísimos no dejábamos de apreciar a nuestro pequeño. No podíamos creer que ya lo teníamos con nosotros y era la cosa más bonita del mundo.

Ver a Nate tan feliz, después de pasar por tantas cosas juntos, me hacía sentir completa

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ver a Nate tan feliz, después de pasar por tantas cosas juntos, me hacía sentir completa. No podía pedir más... Me ayudaba en todo, se preocupaba de que no haga muchos esfuerzos, me mimaba y por sobre todas las cosas, cada día me demostraba cuan enamorado estaba de mí y agradecido de haber formado una familia con él. Si alguien me preguntara el significado de la felicidad era eso...

Lily estaba encantada con la llegada del bebé, quería tenerlo en brazos todo el tiempo y me ayudaba en todo lo que necesitaba. Sin embargo, una vez vino muy preocupada y triste del jardín; sus compañeritos le habían dicho que ahora que Blake estaba con nosotros, nos olvidaríamos de ella y que no la querríamos más. Los niños pueden ser muy crueles, no se dan cuenta del significado de ciertas cosas que dicen y el impacto que puede tener, principalmente porque Lily estaba muy vulnerable debido a lo que venía sufriendo hacía tanto tiempo.

El estar con nosotros la hizo sentirse de nuevo en una familia, no queríamos que pierda esa sonrisa una vez más. Entonces, decidimos sentarnos y hablar al respecto para que entienda que lo que le habían dicho no era cierto. Tanto Nate como yo estábamos agradecidos de tenerla con nosotros, como si fuera nuestra propia hija... Y así después de un par de lágrimas, su sonrisa ya aliviada volvió a aparecer.

Esa charla nos hizo dar cuenta de que debíamos pasar más tiempo con ella para que no se sintiera triste. Ella era una niña tan dulce que necesitaba de mucho amor y contención de nuestra parte para poder alivianar un poco el dolor de tener a su madre entre la vida y la muerte...

Es así que comenzamos a ir más seguido al parque o al cine, la llevamos a que haga gimnasia artística, le compramos muchos juguetes y demás cosas para que se sintiera plena... 

Maldito Error (COMPLETA)Where stories live. Discover now