Capítulo 4

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Kilian-

Después de contarle algunas cosas de mi a la chica de la tienda pensé que me vería con lástima pero no lo hizo, no le dio tanta importancia. Me gustó mucho su reacción, ya me había cansado de la lástima e hipocresía de la gente, era muy gratificante encontrar a alguien que dice lo que piensa sin importar que la verdad fuera cruda era un poco honesta, bueno, lo era mucho. Quise preguntar la razón por la que vivía con sus tíos y no con sus padres pero no quise ser inoportuno. Tío Esteve ya me había hablado un poco de ella en la tienda.

Mi mirada se enfoco en ella y como se quitaba la sudadera y quedaba en una simple camiseta de tirantes delgados, vi lo que menos esperaba, tatuajes, demasiados tatuajes por muchas partes de su cuerpo, no podía evitar pensar que se veía tan jodidamente bien, la hacían ver muy ruda, aún que su cara pareciera la de una muñeca de porcelana.

Su cabello corto, azabache, nariz perfilada, tenía una mezcla de ternura y sensualidad en su rostro, sus labios redondos, sus ojos soltaban un verde intenso que desde que los vi no pude dejar de pensar en ellos y ahora sus tatuajes, tenía cualquier tipo de cosa en su piel, se veía tan cremosa que mi mente pensaba solo una cosa, y era acariciarla para saber si se sentía tan bien como se veía. Controlate Kilian.

Note como se incomodó al ver que la veía mucho así que rápidamente a parte mi mirada de ella. Pero no dure mucho tiempo ya que sentía la necesidad de verla y no perderla de vista así que la volvi a ver, ella estaba enfocada en su cigarrillo.

—¿Soy o me parezco? —preguntó con cierta burla después de sentir mi mirada, sentí mis mejillas calentarse ¿me acabo de sonrojar? Por suerte estaba muy oscuro para que ella lo notara.

—No te estaba viendo a ti— mentí para no verme como un idiota

— Aja — respondió mientras apagaba el cigarrillo y me veía

— Nos vamos, tengo que estar en la escuela a las siete—
dijo levantándose

Vi el reloj que llevo en mi muñeca ¿Como mierda iba a ir a la escuela sin siquiera dormir algo?, asentí. Nos dirigimos a la salida, eran las cinco de la mañana y recordé que yo también tenía que ir a la jodida escuela, si no, tío Estéve me mataría, llegamos a la calle donde nos montamos de nuevo a mi motocicleta, después rato conduciendo y ella guiandome llegamos a una casa muy grande, ella bajó y me entregó el casco, a pesar de sus ojeras y verse un poco pálida se veía muy linda con la luz que comenzaba a aparecer.

—Gracias por el aventón. Te debo una —dijo mientras se alejaba, tenía un cuerpo muy buen..

¿Que hacia viéndola?

volví a verla viendo un poco más abajo, que bonito...

— ¡Ya! — me reprendi mentalmente, que ¿mierda hago viendo a una chica? ya no tengo trece años para andar de pervertido sin más encendí mi motocicleta y me alejé, luego de cinco minutos llegue a casa de tío Estéve, este aún estaba dormido así que subí y me di una ducha, no podía llegar oliendo a alcohol y cigarrillo a mi primer día en la escuela, justo cuando salí del baño el me esperaba sentado en mi cama, me enrolle una toalla en mi cintura y me acerqué a mi armario esperando que me diera el regaño matutino.

— No sé que mierda te pasa por la cabeza, kilian — dijo después de un largo silencio

«Y aquí vamos...»

—¿De que hablas? — me hice el desentendido

— Tu sabes de hablo no te hagas el imbecil, ¡oh espera!, ni siquiera tienes que simular serlo por que ya lo eres — dijo aventando unos papeles voltee a ver los. Eran unas noticias de New York de hace un par de meses atrás... — así que yo soy tu maldito escondite, pensé y creí en tu maldita historia, de que querías cambiar, estudiar y ser un buen chico— dijo mientras ponía sus brazos como jarra y me veía real mente enojado

Aprendiendo a vivir Where stories live. Discover now