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  Aún en la tina Martin continuo llorando durante un rato, al menos hasta que Lucas ingreso caminando, de espaldas y sin mirar, para dejar la ropa limpia cerca y volver a salir del baño, no sin antes preguntar si se encontraba bien. No pudo hacer más que mentir al verlo aún preocupado, atendiendolo de esa manera.

  Pero el menor continuaba aún algo intranquilo. Desconocia ese lado tan alterado de su amigo, y mucho menos tenía conocimiento sobre la ingesta de drogas del mayor. Por su cabeza se preguntaba como nunca pudo notarlo. Sin apuro le preparo un sandwich y puso a preparar café para que estuviera caliente cuando el mayor saliera, y mientras tanto contestó una llamada de su tio que marcaba para preguntarle algunas dudas sobre algunos expedientes del trabajo con los que Lucas se encontraba trabajando.

  Cuando finalizó la llamada caminó de la oficina hasta la cocina, asustandose al ver que Martin ya se encontraba sentado mirando hacia la pared. 

  -Hey, ¿te sientes mejor?-. Preguntó acercandose hasta a estar frente a él, separados por la mesa que había en la cocina. Martin solamente asintió con su cabeza, sin siquiera dirigirle la mirada al menor. -Estaba hablando con mi tio sobre...-. Se arrepintió al darse cuenta que tal vez lo mejor era no hablar de trabajo. -Te prepare un sandwich y un café...-. Intentó continuar que el mayor lo mirara pero este no le hacia caso. -¿Sucede algo?-. Y por fin lo miro. En sus ojos se veía el dolor, la tristeza y el cansancio con el que Martin estaba luchando.

  -Sucede... que no se que haré con mi vida-. Y nuevamente su mirada se quedo tildada en el cuello de Lucas. -Debo buscar un nuevo trabajo... y la universidad siento que volvera a ser lo mismo que los anteriores años-.

  -Solamente ponle las mejores ganas-. Se acercó a sentarse al lado del mayor y hacer que lo mirara, para una vez logrado sonreirle. -Al menos puedes quedarte en casa conmigo ahora que tienes tiempo libre-. Rió bromeando Lucas, aunque en el interior de Martin era lo que más quería. -¿Sabes que puedes quedarte aquí, verdad...? Es decir... si quieres-. Lucas comenzaba a ponerse nervioso.

  -¿Quieres que me quede?-.

  Lucas tragó saliva en seco de golpe. Sabía que si quería que Martin estuviera allí todo el tiempo que pudiera pero no quería incomodarlo ni molestarlo. Solamente asintió agachando la mirada. Y Martin no tardo demasiado en levantar su rostro y sonreirle.

  -Te lo agradezco...-. Acarició la mejilla del menor mirando detenidamente sus ojos, manteniendo la mirada conectada. Se sonrojó y eso provocó ternura en el corazón del más grande. -Soy muy molesto... debes saberlo-.

  Lucas rió. -Nunca podrías molestarme-. Confeso aún con una sonrisa de oreja a oreja, demasiado contento, sin saber como cambiaría su vida a partir de ese día.



PRIMER MES VIVIENDO JUNTOS


  Desde hacía ya un mes Martin se había mudado definitivamente al departamento del menor. La habitación de huestepes, al final del pasillo, era un espacio completamente de Martin, aunque la mayoría de las veces ambos adolescentes dormían en la habitación de Lucas en la planta alta. Era un espacio más grande del que Martin tenía en su anterior departamento, un amplio dormitorio con una gran cama, un escritorio con utiles, cuadernos y una computadora para la universidad, un ropero demasiado grande -el cual Martin no podía llenar aún con toda la ropa que tenía, que no era mucha-, un ventanal con linda vista, y un sillón de cuerpo completo para descansar. Las demás decoraciones fueron por parte de él, quien colgó un cuadro de Lil Peep que era su artista favorito, y algunos cuadros que tenía en su anterior dormitorio.

Te observo, y te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora