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  -Es sencillo... ambos son jovenes y ambiciosos. Claramente cometeran errores-. Continuó hablando su tio mientras Lucas le prestaba atención con los ojos vidriosos. -Pero si se aman... y apuestan por su amor, no hay nada que no puedan superar-. Le dio un sorbo a su taza de café y procedió a ver a su sobrino con una sonrisa para acercarse a darle un abrazo. -Sabes que eres como un hijo para mi, y lo que menos quiero es verte sufrir... pero si amas a Martin podras darle una oportunidad-. Finalizo diciendo para luego de abrazarse, sonreirle y darle el resto del día libre.

  Lucas estaba nervioso porque no había contado todo lo sucedido, pero aún así sabía que no quería perder a su chico, por lo que fue rápido a su departamento para hablar sobre la reconciliación con Martin, pero antes paso por un negocio que vendía bombones para comprar una caja de bombones en forma de corazón.

  En la cabeza del menor se repetía una y otra vez como comenzaría la conversación con su chico, intentando formular las palabras correctas. Una vez frente a la puerta de entrada del departamento se quedo allí parado esperando para tomar valor, y una vez listo entro.

  -¿Martin?-. Pregunto entusiasmado el menor con una sonrisa, entrando con prisa hacia el living donde se suponía que encontraría al mayor. -¿Martin?-. Volvió a preguntar extrañado por la sorpresa de encontrarse con el departamento en silencio sin rastros del menor, y algo se sentía raro, vacio. Lucas se encamino hacia la habitación en la planta baja del mayor y al abrir la puerta se encontro con todo lo amueblado menos las pertenencias de su chico. -¿Martin...?-. Al entrar encontro un papel doblado en el escritorio.

  "Lamento todo el daño que te he causado, y todo el sufrimiento por el que te hice pasar. Por el momento entiendo que lo mejor es tomar distancia y alejarme para no seguir involucrandote en mi desastre.

  Espero que algún día puedas perdonarme por todo. Gracias por haberle dado luz a mis días cuando todo era oscuridad, y gracias por haberme ayudado con Manuel siempre que lo necesite, aún cuando no te correspondía.

  No te preocupes por irte del departamento ya que es tu hogar, estare viviendo con Iara. Manuel estara mejor con sus padres viviendo bajo el mismo techo, al menos en estos tiempos. Espero que lo entiendas y sigas con tu perfecta vida.

  En serio perdón, te amo.

  Martin".

  Y al finalizar de leer la nota, un suspiro escapo de la boca del menor, procediendo a caer lágrimas por sus mejillas. Lágrimas por saber que era demasiado tarde y que todo había terminado, y encima terminado de la peor manera posible, sin poder decir todo lo que sentía y sin poder al menos despedirse de aquel chico pelinegro que tanto amaba.

  

   MARTIN


  Apenas Lucas se fue del departamento el menor se decidió. Sabia que el buen corazón del menor le dejaría el departamento a él, pero este no podía aceptarlo sabiendo que era la casa en la que el vivía, por lo que llamó a la madre de su hijo para comentarle lo sucedido. Inesperadamente Iara aún continuaba teniendo buenos pensamientos del pelinegro, por lo que se apresuro a abrirle las puertas de su casa y acomodar una habitación para que este se hospedara. Luego de esa conversación en las cuales dejo muchas lágrimas corto para encargar un camión que pudiera llevar sus pocas cosas hacia la casa de Iara, y así fue en menos de dos horas.

  -Si ambos se aman con un poco de tiempo a lo mejor encontraran la forma de volver a intentarlo-. Sonrió Iara consolando a Martin. Ambos estaban en el living de la casa de esta hablando luego de que Martin le contara todo lo sucedido, incluido el golpe, a ella, soltando todas las lágrimas y tristezas que tenía dentro. 

  Luego de un abrazo de consuelo ambos terminaron de acomodar las cosas en la nueva habitación del pelinegro para continuar atendiendo las necesidades del niño de ambos. Manuel estaba demasiado sonriente ese día, y ellos creían que era el hecho de estar juntos en el mismo lugar.

  Y aunque tenía un poco de miedo de estar viviendo todos sus días sin Lucas, Martin en su interior sentía que el cambio que estaba viniendo iba a ser positivo para su propio crecimiento. Hubo noches en las que lloraba extrañando al menor, otras en las que junto a Iara y Manuel sobrellevaba el dolor con risas y peliculas, otras simplemente pensaba en mandarle más mensaje al menor para poder hablar, y otras en las que solamente pensaba que era lo mejor para ambos.

  Así fue el primer mes, cuando luego de tanto comenzaba a sentirse mejor, continuaba trabajando a distancia y vivía junto a Iara con Manuel, donde había formado un hogar muy sano y reconfortante. Al menos hasta que en una avenida de la ciudad, paseando, miró por un segundo hacia la calle de en frente y se encontro a aquel chico. 

  Lucas caminaba riendo junto a otro chico, vestido elegante como siempre y con esa sonrisa brillante que tanto destacaba en él. Mientras tanto, Martin solamente se quedo mirando hacia esa dirección anhelando ser él quien causará esa sonrisa en el rostro del menor. Lamentablemente choco con alguien en la calle, y luego de disculparse volvió a girar hacia la dirección en la que estaba el menor, pero este ya había desaparecido. 

  Un poco de nostalgia golpeo el pecho del más grande, pero simplemente sonrió por haberlo visto feliz y continuó caminando hacia su destino. Con esos recuerdos felices en su mente, con el día en que todo se arruinó, con la última conversación algo desagradable que tuvieron. Todos esos momentos hicieron que la melancolía se instalara en el pelinegro, quien a pesar de todo camino hasta llegar a su destino para comenzar a fingir que todo estaba bien.

Te observo, y te amoWhere stories live. Discover now