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  Luego de ese apasionado encuentro sexual ambos adolescentes se bañaron en la ducha, abrazados y llenándose de besos para continuar con el segundo round sexual. Se habían extrañado mutuamente, ambos necesitaban esa parte del otro para sentir que estaban nuevamente completos. Ya no se trataba solamente de sexo, era algo más, era una sensación en sus corazones que no les dejaba estar lejos, y el haberse vuelto a encontrar hacía que irradiaran felicidad.

-¿Quieres un café?-. Pregunto el menor con la cafetera en su mano y una taza en la otra, la cual lleno cuando Martin asintió y se la entrego. –Es vergonzoso admitir cuanto te extrañe...-. Susurro agachando su mirada al terminar.

El mayor sintió su corazón latir demasiado rápido, eso era algo mutuo. Todo el tiempo separados extraño tanto a aquel chico que sentía una tristeza en su corazón al recordarlo. Pero en ese momento todo era distinto, lo tenía allí, entregándole una taza de café y abriendo su corazón en cuanto a sus sentimientos. No podía simplemente ignorarlo.

-No sabes cuánto te he extrañado a ti... todos los días-. Confesó el pelinegro levantándose a besar los labios de su chico, viendo como este sonreía al separarse.

El timbre sonó para interrumpirlos, haciendo que Lucas se apresurara a la puerta de su domicilio acompañado por Martin detrás de este. Pero al abrir no había nadie, solamente una caja en el piso de la entrada.

-¿Esperabas algo?-. Interrogo viendo la caja allí.

Lucas solo negó con la cabeza para agacharse y tomar la caja en sus manos y cerrando la puerta con su pie. Camino a la cocina se abrió con Martin para contarle sobre como desde hace unos dos meses recibe cartas, cajas con cosas extrañas, fotos suyas y demás cosas escalofriantes de parte de alguien que no firma ni deja nota. Por un momento Martin pensó que se trataba de Marcos, y allí recordó todo lo anterior, sobre porque estaba ahí y quien era realmente el chico frente a él.

-Tranquilo... debe ser más basura de la que me mandaron...-. Bromeo el menor al ver la expresión de Martin. Y sin más vueltas abrió la caja con una tijera, para del interior sacar un sobre grande amarillo, el cual apoyo sobre la mesa para poder tomar con sus manos una sudadera color naranja que estaba manchada con algo rojo, lo cual daba una apariencia a que se trataba de sangre. La expresión tranquila y segura en el menor cambio repentinamente por una muestra de confusión con sus cejas arqueadas, estaba entre sorprendido y enfadado.

-¿Qué... que es eso...?-. Intento formular Martin acercándose para ver mejor. Descubriendo que desde el lado del frente la sudadera traía enganchada una foto del chico que Marcos buscaba, de Federico, con lo que parecían ser cortes por todo su rostro en aquella foto y manchada con aquel líquido rojo que daba apariencia de sangre. -¿Lu...?-.

Al oír eso Lucas accionó con una sonrisa falsa y una risa nerviosa. –Algún idiota...-. Susurro metiendo aquella sudadera nuevamente en la caja para pasar a tomar el sobre y mirar rápidamente las fotos que este contenía. Las primeras fotos eran de Federico entrando en aquella finca en la cual había sido visto por última vez, luego fotos de tierra excavada, una pala, un cuchillo con sangre, y varias así, luego una de las últimas fotos mostraba al menor junto con Federico, ambos mirándose a los ojos con enormes sonrisas blancas, y la última foto mostraba lo que parecían ser huesos humanos en un pozo con tierra.

Lucas soltó todo apresuradamente dentro de aquella caja y la cerro con fuerza, sin mirar siquiera el hecho de que Martin estaba parado junto a él. Para luego tomar la caja con sus manos y caminar rápido hacia su oficina, dejándola allí y cerrando la puerta con seguro, algo completamente extraño en él ya que nunca lo hacía. –Es... alguna clase de broma extraña...-. Susurro con sus brazos apoyados en la mesada de la cocina y abriendo la llave de agua para mojar su frente y su nuca.

Te observo, y te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora