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  El arreglo de la indemnización había sido un éxito, había cobrado suficiente y ahora comenzaría a trabajar en una firma legal en otra parte de la ciudad para ya no tener ninguna relación con el entorno de Lucas. No quería ser un desagradecido, por eso es que fue al bufete para despedirse del tío del menor, agradecerle la oportunidad y comentarle que debía renunciar por motivos personales. Para su sorpresa, John ­­–el tío de Lucas– fue completamente comprensivo con el chico, agradeció la excelente vocación que el chico había dedicado a su trabajo desde el primer momento y finalmente facilito el cheque con la indemnización del menor para posteriormente despedirse y desearle mucho éxito en esta nueva parte del camino.

Martin creía que este le daría alguna clase de discurso sobre lo sucedido con su sobrino, pero agradeció que no fuera así y la relación de ellos se haya mantenido únicamente profesional.

La nueva firma en la que comenzaría a trabajar quedaba a unas cinco estaciones del subterráneo, le ofrecían trabajo a medio tiempo la mitad de los días en oficina y el resto desde casa, con un sueldo que igualaba al de su anterior trabajo. Aun así estaba contento por poder comenzar de cero también a nivel profesional, y estaba buscando donde hacer su carrera desde la modalidad virtual, lo cual se le facilitaba mucho mejor.

Por otro lado, el ámbito de su vida junto a Iara y Manuel cada día era un nuevo logro, aprendían mucho sobre el niño y descubrían que significaba cada ruido que hacía, cada llanto que producía, cada risa y cada queja. Todo tenía un significado distinto pero estos estaban demasiados agradecidos de poder desempeñar su rol paternal de la mejor manera.

En cuanto al amor, Martin no se había interesado por nadie en ese tiempo, aunque varias veces a la semana tenía escapadas con excusas para ir a tener sexo casual con distintos chicos que conocía por aplicaciones para encuentros sexuales. El último y que se había vuelto algo fijo se llamaba Ricardo, un moreno de cabello negro al igual que los ojos, unos centímetros menos que el midiendo un metro con setenta y algo de centímetros y un cuerpo deportivo pero no exagerado que demostraba ejercicios con un enorme trasero. Estos se veían en el departamento de Ricardo cuando Martin aprovechaba alguna excusa del trabajo o algún trámite para irse a tener sexo bruto con este chico, sexo intenso y demasiado abusivo. Pero eso era algo nuevo en él, ya que con su anterior chico tenían sexo más delicado y amoroso; ahora se dedicaba a atragantar chicos con su enorme pedazo, para luego someterlos con brutal sexo anal hasta por fin llegar al orgasmo. De vez en cuando experimentaba distintas cosas, como juegos de roles en los que los chicos se sometían a disfraces, sumisión, golpes y juguetes sexuales, mientras que Martin simplemente disfrutaba de ese dolor-placer que generaba.

Aun así sabía que se trataba solo de sexo y no estaba interesado en algo más por el momento, o al menos por las personas que frecuentaba ya que las veía como un pedazo de carne. Su mente y su corazón, de vez en cuando aún seguían recordando al menor, una vez cada tanto, y últimamente esas veces se resumían a una o dos cada dos semanas. Su miembro por el momento también había veces que le producía recuerdos del menor cuando se encontraba teniendo sexo con alguien más, la calentura lo llevaba a imaginar que estaba haciéndole esas cosas al menor, y no podía evitar querer más y más hasta finalizar con un fuerte gruñido llegando al orgasmo. Pero tenía claro que eran solamente fantasías que estaban en su cabeza.

Una noche de ese mes de mayo Martin se encontraba caminando por la ciudad de regreso a su casa con la comida comprada, cuando de repente alguien lo detuvo.

-¿Martin Buxes?-. Interrumpió un chico de tez blanca, pelo marrón oscuro y ojos color caoba, unos pocos centímetros menos que él y una vestimenta formal completamente oscura.

-¿Quién pregunta?-. Preguntó esquivándolo para continuar caminando, notando como la persona caminaba a su paso cerca de este.

-Soy Marcos Janer, hermano de Federico Janer...-. Martin solamente mostro una mueca de desinterés al oír esos nombres y no reconocerlos. –Es por Lucas Blake...-. Y el paso del pelinegro se detuvo abruptamente. –Federico y él tuvieron una relación en el pasado... y...-.

Te observo, y te amoWhere stories live. Discover now