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  Enero había comenzado con la peor de las maneras para el menor, era el verano con mayor calor en los últimos años y eso era algo que fastidiaba demasiado a Lucas, de tal modo que ni siquiera el aire acondicionado en el departamento lo mantenia tranquilo. 

  También estaba irritado porque la primera semana conviviendo con Manuel en el departamento fue un desastre. Iara decidio irse de vacaciones una semana, por lo que dejo al niño a cargo de Martin, por lo tanto en el departamento donde vivía con Lucas. El primer día fue emocionante, ambos estuvieron contentos por la presencia del niño allí, pero al llegar la noche este no dejo de llorar hasta las cinco de la mañana que por fin se pudo dormir. Recien en ese momento ambos adolescentes pudieron acostarse a dormir en la cama, al menos hasta la siete de la mañana cuando Manuel desperto a ambos con su llanto.

  Claramente al no estar acostumbrado a eso Lucas sentía que la situación lo estaba superando, pero de todos modos actuaba de la mejor manera posible para no mostrar mala cara frente a Martin, ya que sabia que este estaba emocionado por la llegada del menor a su cargo. Pero las dudas comenzaron, y Lucas no se sentía demasiado contento con la idea de tener un bebe en su departamento; amaba a los niños pero no amaba estar todo el día despierto sin haber descansado lo suficiente, odiaba tener que estar al pendiente de cada minimo ruido que el niño hiciera para saber que necesitaba el y Martin, no le gustaba tener que estar todo el tiempo escuchando el llanto de Manuel, sentía que este lloraba en su oido a pesar de estar en otra habitación. Simplemente no se acostumbraba y temia que eso arruinara lo que tenia con Martin.

  El sexo habia desaparecido, ya sea porque para cuando por fin podian estar juntos estaban demasiado cansados, o porque cada vez que estaban juntos el menor comenzaba a llorar como si por alguna razon no quisiera que estos tuvieran intimidad. Al igual que el sexo, el tiempo para ellos dos solos, abrazandose, riendo, hablando, o lo que sea, también había desaparecido ya que constantemente tenían que estar atentos a las necesidades del niño. 

  Y para agregar el humor de Martin cada día emporaba más con la presencia del menor. El estres o el cansancio hacian que el mayor se irritara por cualquier minima cosa, desde un ruido que despertaba a Manuel hasta el simple llanto improvisto del niño. Por lo tanto, en esos momentos era Lucas quien entraba a tomar al niño en sus brazos y alejarlo del más grande.  No permitiría que la mala energía de Martin afectara aún más al menor.

  Martin por otro lado estaba demasiado cansado y todo lo alteraba, había dejado de dormir bien desde que Manuel llego, había dejado de comer bien, de entrenar, de prestarle atención a todas las actividades que realizaba por su cuenta. Eso era algo que también le molestaba, porque quería hacer sus cosas pero no quería que Lucas se hiciese cargo de completamente todo, ya que el departamento estaba ordenado por el menor, los pure y mamaderas del niño las preparaba Lucas, la mayor parte del tiempo el menor tenía al bebe en brazos ya que era la única forma de que dejara de llorar. Y aunque notaba que Lucas estaba el doble de cansado no podía hacer mucho al respecto ya que en cuanto tomaba a su hijo en brazos comenzaba a llorar como si le hubiera hecho daño.

  El mayor notaba en el rostro de Lucas que estaba cansandose cada día más, ya que por momentos Martin se quedaba dormido y cuando despertaba Lucas aún continuaba con su hijo en brazos meciendolo, y una vez que por fin lograba hacerlo dormir lo acostaba en la cuna que habian instalado en la habitación del menor para por lo menos acostarse cinco minutos.

  -Hey... quiero saber como estas-. Abrazo al menor por la cintura desde atras mientras ambos miraban como dormía Manuel en su cuna. 

  -Bien...-. Susurro Lucas con un tono de cansancio y derramando cierta nostalgia en su voz.

Te observo, y te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora