20

8 1 0
                                    

El menor dormía profundamente cuando de la nada escucho gritos y despertó, era Martin que nuevamente había comenzado a tener pesadillas. Se asustó por despertarse de aquella manera, pero de todos modos lo primero que hizo fue abrazarlo y comenzar a susurrar que se tranquilizara, que todo estaba bien, o al menos eso pensaba él. Mientras Martin respiraba con dificultad debido a lo acelerado que estaba su corazón, Lucas se recostó en el pecho de él para dormirse al instante. En su cabeza solo se repetía una y otra vez aquella imagen de Lucas asesinando a alguien, cuando intentaba ver de quien se trataba solamente podía ver algo todo negro, sin descifrar de quien se trataba, y cuando volvía a mirar al menor se encontraba con su hijo de lado sonriendo macabramente. Es ahí cuando despertaba muerto de miedo.

El mayor estaba seguro de que la maldad o aquella oscuridad que había en Lucas se podía trasmitir a su hijo. No explicaba todo, pero nunca volvió a juntar a su hijo con el menor, debido al miedo que tenía de que alguna palabra o algún dicho podrían causar algo en la mente de Manuel y así perturbarlo. Es por eso que para el cumpleaños de Manuel, Martin y Lucas discutieron sobre porque no podía saludar al niño, y Martin debió mentir sobre que se irían a la casa de los padres de Iara para estar allí.

El menor no era idiota, sabía que algo no estaba bien con el pelinegro. Notaba por las noches como se acostaba con miedo, como con frecuencia faltaba más tiempo al lado del menor, y sobre todo como lo miraba por momentos con una expresión extraña en su rostro. De todos modos solamente ignoraba aquello, continuaba con su rutina de todos los días y las cosas nuevas que surgían sin darle demasiada importancia, y no porque no le importara que sucedía con el pelinegro, sino porque esperaba que él dijera lo que le ocurría.

Una noche de lluvia el auto de su chofer lo dejo en la entrada, donde siempre, y procedió a abrirle la puerta para desearle una buena noche al menor y simplemente irse. Lucas en cambio entro en su departamento y camino al living, sorprendiéndose al oír el llanto de un bebe en la planta alta; por lo que apoyo su maletín y su abrigo en uno de los sillones y subió con velocidad las escaleras, para al entrar en su dormitorio encontrarse con Manuel en el centro de la cama. Al ver eso su expresión cambio por un fruncimiento de cejas, no por el niño ya que verlo le provoco una sonrisa, pero verlo desprotegido en el medio de la cama le molesto al más chico por la imprudencia de Martin. Manuel era muy juguetón, podía caerse si no tenía almohadones a su alrededor, o estando fuera de su cuna, la cual estaba en el antiguo dormitorio del más grande.

-¿Martin?-. Preguntó Lucas al tomar a Manuel en brazos. -¿Cómo está el bebe más lindo?-. Jugo con su voz mientras le sonreía al niño y lo acunaba en sus brazos camino al baño de su dormitorio. Al ver a Martin en el suelo con su cabeza recostada en el borde del inodoro Lucas entendió todo, y confirmo sus sospechas al ver la botella de vodka que estaba al costado de la cintura del pelinegro. -¿Martin...?-. Volvió a preguntar, logrando que el más grande lentamente se volteara.

Y aunque Lucas lo veía con una sonrisa por estar con Manuel, Martin se levantó rápidamente tambaleando y le arrebato brutalmente a su hijo. –Déjalo...-. Susurro revisando que el niño estuviera bien y apartándose del menor.

-¿Martin que sucede?-. Interrogo sorprendido Lucas, quien se sintió extraño al ver la reacción del pelinegro. –Veo que has bebido... ¿Cuido a Man...?-.

-¡No!-. Grito interrumpiendo la pregunta del menor. –No lo enfermes a él también-. Lanzó fríamente, con la mirada fija en el chico. –He bebido por tu culpa... por lo que haces... por como me haces sentir... no quiero que generes...-. No pudo finalizar porque estuvo por perder el equilibrio, teniendo que apoyarse contra una de las paredes.

-Cuidado... déjame...-. Insistió el menor tratando de tomar en brazos a Manuel, pero recibiendo un fuerte empujón de Martin, que lo hizo retroceder bruscamente.

Te observo, y te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora