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  Los días de ese más pasaron demasiados lentos para Martin. Desde aquella noche trágica no había vuelto a ser el mismo. Su cabeza repetía una y otra vez aquella escena traumática detalladamente: el cuerpo en el suelo intacto, sin movimiento y perdiendo el color poco a poco, la sangre desparramándose por el suelo, aquel cuchillo intacto en ese cuerpo. No podía cerrar los ojos sin ver ese momento.

  Al ver como la puerta se cerraba de una manera extraña Martin entendió que claramente Lucas no estaba solo y algo no estaba bien. Simplemente dejo de insistir en la puerta, pero camino hacia una de las ventanas altas para intentar ver algo dentro de aquel departamento. No podía ver demasiado ya que Lucas parecía que se había encargado personalmente de oscurecer todos los vidrios, incluso agregando cortinas que tapaban más la vista hacia dentro. Por lo que simplemente se dio por vencido y volvió hacia la puerta para apoyar su oreja allí e intentar escuchar algo que le diera un indicio de lo que estaba sucediendo.

  Por momentos escuchaba gritos, por otros solamente silencios cortos y nuevamente gritos. Pero no lograba distinguir la conversación. Al menos hasta que unos segundos después escucho un estruendo parecido a un disparo, lo cual lo hizo brincar en su lugar y alterarse de más.

  Comenzó a golpear fuerte la puerta y a gritar el nombre del menor para que le abriera. Temía que este estuviera herido, que alguien lo hubiera atacado, o que alguien simplemente hubiera causado un daño irreparable en el menor. En esos segundos imágenes del menor herido aparecieron en la mente de Martin, por lo que descontrolado golpeo una y otra vez la puerta con todas sus fuerzas hasta lograr abrirla. Y una vez abierta corrió hacia el living del departamento.

  Un silencio condenador reinaba en el lugar. Eso causaba más ansiedad en el interior que poco a poco las lágrimas comenzaron a llenar sus hermosos ojos, ansiosos de poder encontrar a su chico allí, sin ninguna herida, sano y salvo. Pero al oír un sollozo en la cocina, volteo su rostro hacia ese rincón, encontrándose con una imagen que su mente no pudo asimilar.

   Lucas estaba recostado contra una de las mesadas en la cocina, sobre el suelo, llorando en silencio mientras miraba hacia un cuerpo tirado en el suelo. Martin se acercó unos pasos creyendo que simplemente había lastimado a algún chico que intento hacerle daño. Pero en cuanto entro en la cocina pudo ver lo que realmente había sucedido.

  "-Lucas no tiene piedad ni empatía alguna por las personas... simplemente eliminara a quien le convenga... y como es el y su familia... siempre lograra ser la victima de la historia-". Resonó en su cabeza una de las cosas que Marcos le había dicho en una de las tantas noches que estuvieron hablando sobre lo sucedido entre Lucas y Federico.

  -No... no... no es lo que parece...-. Se levantó el menor temblando sus manos y dejando caer las lágrimas por sus ojos. El mayor simplemente no podía reaccionar. Sus ojos habían quedados fijos en aquel chico que ya había visto una vez en el departamento del menor. –Martin...-. Susurro Lucas una vez más cerca del menor, tocando su mano para tomarla, pero Martin reacciono rápidamente.

  Soltó al menor con violencia alejándose de él, retrocediendo unos pasos atrás y dejando caer las lágrimas por sus mejillas también. –Estás loco... aléjate de mí...-. Ordeno con brusquedad.

  Viendo como al menor se le cambiaba el rostro, rompiendo aún más en llanto. Solamente negó con su cabeza y salió de allí casi corriendo.

  Esa fue la última vez que el pelinegro vio al menor, al menos en persona. Al día siguiente la noticia con el rostro del menor en primer plano estaba por todos los noticieros y periódicos. Y las llamadas de Marcos en el celular de Martin no se hicieron esperar.

Te observo, y te amoWhere stories live. Discover now