Prólogo

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—¡Cupido, necesito que me ayudes!

Un chico estaba corriendo directo hacia Jung Hoseok, que no dejaba de pegar unas hojas con anuncios sobre el festival de fin de año: donde habría no sólo presentaciones de canto, baile, pintura, talentos ocultos, etc; si no que también habría pequeños puestos de comida para los amantes de esta y de los que cocinan delicioso y juegos (que allí es donde participaban la mayoría de gente que no quería participar en el evento en general, y son amenazados con sus notas si no participan en dichoso festival de fin de año).

Todo esto era organizado por uno de los mejores alumnos (conocido así por los maestros) de todas sus clases y de su edad, y por el mismísimo Cupido (que así era conocidos entre los estudiantes).

La historia de Cupido era graciosa, teniendo en cuenta que él jamás decidió serlo, sólo se dio por mera casualidad del destino.

Pero el chico que le estaba insistiendo en quien sabe que, no dejaba que Hoseok se concentrará en pegar sus hojas y hundirse en sus recuerdos más memorables.

—¿Qué quieres?—Hoseok se dio la vuelta con el ceño fruncido y con un humor de perros a causa de este tipo.

Hoseok no era malo, en realidad, era bastante amable y carismático. A la gente le caía bien por ser radiante y la mejor personas con la cual podías conversar sin ser juzgada. Era bueno para llevarse bien con todo el mundo.

Salvo que tenía un pequeño defecto, bueno, dos: estos eran la falta de paciencia y que era un poco presumido en casi todo lo que hace bien y se molesta cuando no es bueno en algo. Pero Hoseok creía que era parte de su encanto.

Así que este chico estaba perdiendo a Hoseok y los estribos de este, porque su paciencia estaba llegando al límite.

—Lo siento, no quería enfurecerte—soltó el pobre chico antes de encogerse en sí mismo.

Hoseok lo noto un poco patético, pero no podía darse el lujo de asustar más al chico, así que puso su mejor sonrisa y dijo:

—Empecemos de nuevo, no entiendo cuando balbuceas. Lo siento, ahora si te estoy prestando toda mi atención—la sonrisa que le daba a la gente en general solo era una fachada de su verdadera sonrisa.

La sonrisa que le daba a la gente era bonita, pero se había reído y sonreído tan pocas veces en su vida realmente, que cuando alguno lo veía, decían que se veía hermoso. Era diferente reír porque quería a que le obligarán, suponía.

Su familia entraba en esta y unos dos amigos que había tenido en su vida antes de que se mudara, lamentablemente.

—Bien… —el chico empezó con cautela—Solo quería que ayudaras a una amiga que tengo.

—¿Cuál es su nombre?

—Su nombre es Jiun y ella está desesperada por un chico, literalmente es el chico de sus sueños. Sería feliz si termina el año escolar saliendo con este chico.

Oh, eso era fácil, ya había hecho un trabajo parecido a este antes.

—Bien, dile que me espere al terminar las clases en el salón de filosofía. Estaré allí revisando algunas notas—Hoseok dio la vuelta para seguir pegando los papeles en cualquier pared que encontrará de la escuela.—Y por favor, dile que me dé los gustos y una descripción gráfica del que quiere conquistar o así no podré ayudarla y…

Antes de que pudiera seguir, el chico carraspeo para interrumpirlo.

—Ella no sabe nada sobre él.

¿Qué?

—¡¿Qué?!—grito eso con tanta fuerza, que muchos de los estudiantes voltearon a verlo. Hoseok les dio una mirada asesina y todos volvieron a hacer sus cosas—¿Me estas diciendo que la tal Jieun no sabe nada sobre él?

CupidoWhere stories live. Discover now