Capítulo 5

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Lo primero que pensó Hoseok fue en mandarle un mensaje o llamarlo como había dicho el director, pero sé sorprendió así mismo cuando desistió de aquello y quiso pedirle disculpas en persona.

También se sorprendió de que el director le diera su número. Seguramente se lo dio porque le tenía mucha confianza o algo por el estilo, quería pensar también que era a causa del destino.

No lo sabía, pero le había llevado hasta este momento.

Hoseok estaba dirigiéndose a su última clase antes de que el chico saliera a almorzar, por lo que era benéfico ir en ese preciso instante. Más tarde tenía que ir a clase y luego a limpiar baños hasta que se le rompiera la mano.

Sea como fuese, estaba esperando nervioso afuera del salón de este. Solo creía con todo su corazón que no lo ignoraría y es más, tal vez le disculparía… no, estaba pidiendo demasiado considerando como era Kim, bastará con solo hacer que le hiciera caso y asintiera o algo, no tenía porque hablar o tal vez si…

No lo sabía, pero quería que Kim hiciera algo para que así él…

La campana sonó despertándolo de su maraña de pensamientos y pronto el salón de abrió de un portazo, casi haciendo que Hoseok se trastabillara, pero por suerte seguía estando de pie. La cosa era el tumulto de gente que no le dejaba ver a la cabellera semi rubia.

No sabía si era demasiado bajo o la gente de allí era muy alta, pero no podía ver nada.

Pronto el salón quedó vacío y Hoseok en modo de desesperación comenzó a mirar por todos lados buscando a su objetivo.

Lo encontró unos pasos más adelante con una especie de chaqueta color ocre, igual que sus pantalones y su típica caminata casual y genial de siempre (o como lo había visto hace semanas desde su acecho hacia él).

Fue corriendo hacia este, pasando por sobre toda la gente que no paraba de empujarle. Una vez tuvo su espalda delante de él, con miedo tocó su hombro, rezando para que voltee y le hiciera caso y no lo ignorara como solía hacer.

De pronto, Kim Taehyung paro y Hoseok se quedó estático. Ambos estaban quietos en medio del pasillo, y Hoseok podía sentir miradas sobre ellos a pesar de que todo el mundo se movilizaba.

Cuando Kim se dio la vuelta, su postura era recta y su cara era plana, no había nada de emoción, simplemente lo veía como si fuera una cosa rara en su camino.

Hoseok medio se desinflo, pero no quiso perder lo que iba a decirle.

—Hola.—Hoseok estaba sosteniéndose así mismo, pasando sus manos por todo sus brazos, buscando confort en algo porque la mirada de Kim lo estaba poniendo más que nervioso.—Ehm… solo vine a disculparme por lo de ayer, no quise hacerlo… es decir, no quise decir lo que dije ayer, solo fui yo siendo un total idiota al respecto.

Kim no dijo nada, seguía mirándolo con aquella mirada que escudriñaba hasta lo más profundo de tu alma.

—Me castigaron—soltó una risa nerviosa, pero paro cuando este no estába riéndose con él—Pensé que te alegraría eso…

—¿Por qué me alegraría?

Su voz. Dios, su voz, cada vez era más profunda y poco a poco Hoseok quiso encogerse en una cajita y no salir. Esa voz o podía causar miedo o podía cautivarte. Hoseok también estaba con el constante pensamiento de robar su voz y ponerlo en una cajita para que no salga nunca y poder escucharla cuando se le antojara.

En conclusión, su voz era… peculiar.

—Yo… —se quedó sin habla por unos segundos—Yo… no lo sé, solo lo dije porque era chistoso.

CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora