Capítulo 32 · Dalil

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Jade

Ese partido con el Dortmund era el último de la fase de grupos de Champions. El City se debatía el primer puesto del grupo contra ellos. Tanto si empataban como si ganaban iban a pasar de fase, pero el ambiente estaba... Era difícil de explicar. Había gente eufórica, gente nerviosa, otra de tensa como la cuerda de una guitarra. Pero todos, al fin y al cabo, con ganas de ganar, como siempre.

Si algo había comprado en todos mis años como aficionada del City era que a ningún equipo de la Premier le gustaba perder, incluso si sabían que pasarían a la siguiente fase sin problema. Una derrota era la mayor decepción del mundo para ellos.

Llevaba horas en el estadio y no solo fui testigo de lo concentrados que estaban los jugadores, también de lo tenso que estaba el ambiente. Jugarían a las cuatro, por lo que a las tres yo ya estaba junto a Gordon y Tommy a pie de campo. Coral se instalaría con mis hermanos y Dalil en la parte de la grada que reservaban para los familiares. Aún no habían llegado a sus sitios, pero sabía que estaba comiendo algo dentro del estadio y refugiándose del frío.

Mientras mis dos compañeros hablaban de la alineación de ese día, yo saqué mi móvil y le escribí a Sterling.

Jade Lennox
Imagino que estarás nervioso y que a lo mejor no mirarás el móvil, pero te deseo la mejor de las suertes, Sterling. Aunque los dos sabemos que lo vas a hacer INCREÍBLEMENTE BIEN💙

Ni un minuto tardé en recibir una respuesta de su parte.

Sterling Abbey
Esperaba tu mensaje, no me escondo.
Y muchas gracias, Jade. Tú también lo harás INCREÍBLEMENTE BIEN, como siempre💛

Sonreí un poco y metí mi móvil en el bolsillo de mi chaqueta de nuevo.

El estadio se fue llenando y por fin pude ver a mi amiga y mis hermanos sentarse en la gradería. Los tenía muy cerca, así que me tomé la libertad de acercarme a ellos para saludarlos. Un chico me pidió una foto cuando subí las escaleras para dirigirme a la gradería y se la di sin problema; no me pedían muchas fotos, y cuando lo hacían me extrañaba muchísimo.

―Hola, hola, hola ―los saludé a todos con besos en las mejillas―. Veo que venís muy bien abrigados ―me burlé.

Iban hasta con bufandas. Y no, ese día no hacía tanto frío como para haberse cubierto hasta las cejas, literalmente.

―Las bufandas son para ahorcarnos si el City pierde.

Lancé una carcajada ante el comentario de mi hermano.

―Exagerados. Os dejo, que salgo en directo en unos cinco minutos.

―Te estaremos viendo ―dijo Cedric con su móvil en mano.

―Pero si me tenéis aquí al lado.

―Pero no se te oye ―dijeron él y Coral al unísono.

―Vaya unos ―murmuré con una sonrisa―. Disfrutad mucho del partido. Luego hablamos.

Fui corriendo de nuevo a mi sitio y Tommy me dio el auricular y el micrófono. Estuve pendiente de todo lo que dijeron mis compañeros desde los platós y, cuando Kat me dio paso, dejé marchar mis nervios para poder hablar con normalidad.

―Buenas tardes, compañeros. Tienes razón, Katherine, el ambiente hoy es extraño. Hay gente nerviosa y preocupada por si el City no gana, pues quieren que lleguen a la siguiente fase siendo primeros de grupo; otros tranquilos, sabiendo que pasan sin problema alguno y que no hace falta la victoria; y los que están eufóricos a más no poder por una mezcla de ambas cosas. Yo solo espero que me estéis escuchando bien, porque yo no me escucho ni siquiera mi propia voz. ―Reí.

Fuera de juego ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora