8 » Más celos.

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C H R I S.

—Suerte con Cindy—la escuché decir antes de que saliera.

Escucharla decir tal cosa, me hizo sentir mal. Ni siquiera tenía interés en Cindy, pero claro, Kate no sabía aquello. Si tan solo supiera que Cindy se tiñó el cabello solo porque anteriormente le había comentado que me gustan las castañas...

Pateo el bote de basura con mi pie, mandándolo lejos del escritorio. Estoy enojado. No, es algo más.

¡Estoy furioso! ¡Estoy que me lleva el demonio!


Observo mi mano, ya no sangra pero se mantiene de color rojo y el dolor aún está presente. Miro en dirección a la pared, hay una pequeña mancha roja ahí. Recuerdo sus ojos verdes, mostrándome el miedo que le provoqué al golpear la pared con mi puño. No me gustó para nada. No quería que ella se sintiera temerosa de mí, o peor, que se creara una imagen errónea de mí.

Estúpido Evans.

Si tenía una mínima posibilidad de estar con ella, la arruiné. Definitivamente. Aunque si lo pienso bien, estar con Kate, no es una opción. Nunca lo fue. Nuestros roles en la escuela nos lo impedían.

Sin embargo, tengo muy en claro que quiero estar con ella, me gustaría. Bastante. Desde aquel primer momento en el que me topé con ella. En el primer día, en el pasillo. Creo que nunca me había sentido tan bien, al ser un completo idiota por haberle tirado el café encima. Me permitió conocerla y fue la primera chica que me trató con amabilidad ese día, inclusive cuando su amigo odioso llegó solo para insultarme.

Y lo mejor fue que no trató de coquetearme de primera instancia. Supongo que eso me atrajo de ella. Tenía algo diferente a las demás.

Recuerdo haber deseado internamente que ella no fuera mi alumna, pues creía bastante extraño que me gustara una chica a la que le doy clases, pero la suerte no estuvo a mi favor. Me tocó ser su profesor de inglés. Fácilmente pudo ser el profesor Tate, pero no. Fui yo.

Me dieron a los de último año, a Tate le dieron los de primero y segundo. Lo cual no debió suceder. ¿Qué no se supone que por ser joven e inexperto en la docencia, deberían de darme a los jóvenes? Es decir, Tate es el de la experiencia.

Él debe tener a los de último año, mientras yo me quedaba con los de primero. Así, si llego a cometer errores me hacen observaciones discretas, pero el director Shaw tenía otros planes. Me mandó a tercero, donde la mayoría de los alumnos están en la fase que se creen superiores por el hecho de que pasarán a un grado universitario el año siguiente. Sus criticas sin disimulo, duelen. Critican todo; más si el punto de crítica causa cierta sensación de atracción en sus novias. En el caso de los hombres. Pues las mujeres son otro asunto, la mayoría parece comerme con la mirada.

Quisiera que Kate me comiera con la mirada, pero no. Ella es la excepción. Apenas y me ve en clase. Más su amiga, Melanie, ella es la que se la pasa viéndome la mayor parte del tiempo de la clase en lugar de Kate. Con Reeves es como si me evitara. Todas nuestras conversaciones se originan porque soy yo el que se acerca a ella. Si no lo hiciera, a lo que va del curso, no sabría ni el sonido de su voz.

Recargo mi espalda en la silla de piel, soltando un suspiro profundo. Veo el pupitre de la esquina, donde suele sentarse durante la clase, y la imagino garabateando en su cuaderno. Siempre suele terminar la mayoría de los ejercicios antes que los demás, pero siempre es de las ultimas en entregarlo.

Ella solo espera a que su amigo Hudson termine y él entregue las cosas. Y aunque eso me frustra, a la par me causa gracia, porque me da a entender que le pongo nerviosa, al grado de que tiene que recurrir a Costillas Hudson.

» Nuestro Secreto © Where stories live. Discover now