12 » Sólo cuídala.

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S E B A S T I A N.

Resulta que evitar el tema de Kate no me ha funcionado para nada. He practicado varias veces en el espejo como terminaré con ella pero no termina por salirme muy bien y enfocarme en el trabajo tampoco ha sido gran ayuda. De tan sólo imaginármela llorando frente a mí en el momento de la ruptura se me parte el corazón.

A eso, anexemos todos los mensajes que me ha mandado, todas esas llamadas en donde me pide que le devuelva alguno. Y yo no he hecho nada. Más que ignorarla. Me siento fatal.

Y si yo estoy así, no sé cómo puede estar Chris. Entiendo porque está enamorado de ella. Kate es muy linda y sin duda vale la pena; pero si tan sólo me hubiera dicho el nombre de ella en nuestras conversaciones; o al menos me hubiera dicho 'Mira amigo, es ella' en una de las visitas a la escuela, nos estaríamos ahorrando esto.

Me siento el peor amigo del mundo, eso de robarle la chica, es algo imperdonable en el código de amigos y si le sumamos el hecho de romperle el corazón a esa chica para darle la vía libre a él... Vaya, eso hace que quiera golpearme a mí mismo.

En que lío me fui a meter.

—¿Estas ocupado? —pregunta Chris del otro lado de la línea telefónica.

—Para nada amigo, el trabajo está tranquilo ¿Por qué?

—Quiero salir de mi apartamento un momento, eso de mantenerme oculto y faltar a la escuela me está volviendo loco.

—¿Te parece si vamos a Dance & Beer esta noche?

—Seguro, Brendan me llamó diciendo que pasarán el partido de los Patriotas en el bar.

—Suena bien.

No tengo tantos ánimos de ir, pero nunca le diría que no a un partido de los Patriotas.

—También hay descuento para los que lleven playera de su equipo.

—Suena mejor.

Y aunque ambos hiciéramos un esfuerzo por parecer fuertes en estos momentos, ninguno lo estaba. La tensión podía sentirse.

—Te veo al rato, entonces.

—Bien, Stan.

+

Estaciono la motocicleta en el frente del bar, en la sección específica para ellas.

—Buenas noches Sebastian—me saluda el grandulón de la entrada.

—Buenas noches Bob.

—¿Patriotas o Halcones?

—Bromeas ¿verdad? —Suelto una risa algo amarga— como si mi camisa no te dijera la respuesta.

—Oh vamos, creí que sólo era por la cerveza gratis.

—En parte.

Le doy unos golpes a Bob en la espalda y entro al bar. Ahí veo a Chris en la barra principal y voy en su dirección. Él también trae una playera de los Patriotas.

—Empezaste sin mí, maldito —le regaño cuando llego a donde él está, se ríe el desgraciado.

Aún tiene los golpes marcados en la cara pero ya están sanando. Aunque el que más se le distingue es el del pómulo. Está tan rojo como aquel día en el que nos golpeamos.

—Tardaste, menos mal el partido no ha empezado.

—Menos mal.

Brendan —un hombre de unos cuarenta años, con arrugas en la cara y cabello castaño— se acerca y me da una cerveza, gustoso la tomo. Necesito olvidarme de los problemas un rato.

» Nuestro Secreto © Where stories live. Discover now