10 » Desaparecidos.

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Jueves, uh. Ya casi es viernes. Ya casi.

Entro a la cafetería con teléfono en mano, esperando únicamente a que Sebastian Stan me mande un mensaje de texto respondiéndome el que le mandé la noche anterior. El día de ayer tuvimos una cita, la más larga que he tenido para ser sincera y aunque fue genial, él se fue justo después de haber recibido una llamada rara.

Íbamos de camino a un restaurante, pues él quería llevarme a cenar, pero un amigo de él le llamó antes. Al finalizar la llamada, Sebastian cortó los planes, diciendo que le necesitaban, no objeté, pues la verdad él se notaba algo preocupado; pero aun así me desconcertó un poco no cenar con él.

Paseo la vista por la cafetería, estudiantes van y vienen por el lugar. Unos platican amenamente, otros solo se dedican a comer, otros hacen tareas y demás. Quisiera estar como ellos, llevar un día común y corriente, pero Sebastian ocupaba más tiempo en mi cabeza del que necesitaba.

Estaba preocupándome por él y la situación de su amigo. Probablemente sería algo grave. 'Paranoica' Es lo que Jeremy me diría si estuviera aquí ahora.

Quizá tenga razón pero no me importa. Sebastian ni siquiera respondió el mensaje de ayer, ni siquiera un gracias. Y luego estaba el asunto de Chris y lo que sucedió en el aula. Estaba evitándolo en lo que va del día, por suerte no me lo he topado por ningún lugar, pero sé que es cuestión de tiempo. Siempre encuentra la manera de toparse conmigo.

Suspiro algo cansada y veo el menú del día de hoy. Hay pizza, pepperoni, extra queso con orilla también rellena de queso y otra que combina los dos ingredientes. Suena rico, pero hay demasiada gente en la fila y no estoy de humor para esperar de pie mi turno.

Localizo la mesa en donde Melanie, Jeremy y yo acostumbramos sentarnos cada vez que venimos aquí y voy a sentarme en una de las sillas. Esperaré en lo que baja la fila. Veo la pantalla de mi teléfono. El fondo de pantalla es una fotografía que Sebastian tomó en la cita de ayer. Le rodeo el cuello, en un abrazo y le beso la mejilla, mientras él sonríe a la cámara.

Se ve tan bien, como siempre.

Me tiento a mandarle un mensaje, pero ya le he mandado tres, si contamos los dos de la mañana y el de anoche. Decido no mandar nada, no quiero presionarlo, ni parecer una novia loca controladora, cuando ni siquiera somos algo todavía.

Veo la fotografía por un tiempo más y me permito reír, a la par que recuerdo la cita.

—Hola Kate, soy Clare —escucho decir una voz femenina, me ha asustado—. Perdona, yo... estoy contigo en inglés.

Levanto la vista en su dirección y asiento, reconociéndola. Aunque no parece la Clare Rivers de la clase de inglés.

—Sí, lo sé. Te he visto.

Clare Rivers es una chica de estatura baja, de cabello negro oscuro. Ojos azulados y pequeñas pecas le llenan las mejillas y parte de la nariz. Es simpática, usualmente viste con jeans, camisas holgadas, tenis y lentes pero en esta ocasión no trae consigo nada de eso. Ha cambiado aquel atuendo por faldas y blusas de su talla, ha peinado su cabello en una coleta y dejado de lado su par de tenis, para darle paso a zapatos más femeninos. Se ve bien con este nuevo cambio, le sonrío y Clare me sonríe tímida.

—La clase pasada no pude asistir, pero he conseguido los apuntes y quiero dárselos al profesor Evans.

Sus mejillas se pusieron coloradas, vuelvo a sonreír. Ella también ha caído bajo los encantos de Chris, seguramente es por eso que se ha esmerado en su presentación de hoy. Recuerdo una vez haberla escuchado hablar con una de sus amigas, Giselle, que también está en la clase. Intentaba convencerla de que dejara los lentes y usara lentes de contacto, supongo que al fin le ha hecho caso.

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