Capítulo 3: nuestra amistad.

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Capítulo dedicado a Sweetperfect_3030

Neil Murphy

—¡Joder, Murphy! ¿Por qué no me presentas a tu amiga pelirroja?

No sé cómo ni cuándo hemos llegado a esta conversación, sin embargo, tengo al capitán de fútbol del instituto rogándome por que le consiga una cita con Gwendoline Hood. El musculoso muchacho no está nervioso, por el contrario, tiene una expresión disgustada mientras juguetea con el bolígrafo que le he prestado.

—Hazlo por ti mismo, seguro que se te da bien. — Murmuro y trato de analizar el jeroglífico que ha escrito sobre su examen de literatura.

Esto es infumable.

Si tuviera la oportunidad, hubiera echado a Matt de mi casa hace más de dos horas, pero ser el mejor estudiante del instituto no es tan ventajoso como algunos aseguran y, bueno, necesito el dinero que consigo dando clases particulares para comprar los regalos de cumpleaños para los mellizos.

—Créeme, lo he intentado —dice y se recuesta en mi escritorio como si estuviera en su propia casa—. Esa pelirroja no entiende mis indirectas.

—Se llama Gwendoline.

—¿No era Rachel?

Cuento hasta diez en mi interior para no echarlo a patadas de mi edificio y, es en este mismo momento, cuando me doy cuenta de la grandísima paciencia que poseo. Si yo fuera cualquier otro de mis hermanos, Matt ni siquiera hubiera entrado en casa.

Niego con la cabeza, cansado, y el rubio suspira con pesadez. Llevamos más de dos horas frente a su examen de literatura y aún no ha prestado atención al primer ejercicio. Quiero tirarme del cabello, levantarme, romper el examen en dos y chillarle que si sigue así no va a aprobar la asignatura. Para mí, esas acciones son tan necesarias como el oxígeno, pero Matt parece más preocupado en mi mejor amiga.

—¿Desde cuándo la conoces?

—Matt, el examen.

Mi paciencia acabará en cualquier instante.

—¡Oh, vamos! Los estudios no son tan importantes, Murphy — Parece un niño pequeño y no puedo evitar recordar cuando Daisy tenía cinco años y todo le parecía curioso— ... Háblame un poquito sobre Wendy.

—Gwendoline.

—¡Eso! Que nombre más raro.

—A su madre le gusta la cultura celta, significa "anillo sagrado".

Intento defender el origen de su nombre y no entiendo la razón por la que me molesta que lo llame raro. Tal vez no es de lo más común, pero eso hace que sea especial. Matt estira sus labios en una sonrisa ladina, seguramente sin prestarle demasiada atención a aquel dato, y, antes de que pueda detenerlo, se inclina hacia el gigantesco mural de fotografías que decoran mi lado de la habitación.

Siento como todo mi interior se revuelve nervioso cuando toma una de las fotos y la despega. Odio que desordenen mis cosas, por lo que aprieto mis labios con tanta fuerza que se tornan blancos.

—Vaya, ¡Si celebráis la navidad juntos! ¿Sois familia?

No me da tiempo a abalanzarme sobre él, pues un golpecito en mi ventana me obliga a salir del trance destructivo en el que me estaba sumergiendo. Tomo aire, Matt gira la cabeza hacia la cristalera y, como el noventa por ciento de las veces que Gwendoline y Louis salen en una conversación, sus cuerpos invaden mi habitación entre gritos y golpes.

Los hermanos MurphyWhere stories live. Discover now