Capítulo 10: conexión musical.

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Drew Murphy

Pensé que Oscar y Chloe no durarían mucho con aquel maratón de citas, sin embargo, ha pasado un mes y medio y Olivia y yo seguimos encontrándonos en un sin fin de escenarios: en el comedor de mi mejor amigo, el cine, bares, picnics desastrosos, el acuario... La malhumorada muchacha parece que tiene el mismo problema que yo y no sabe decir que no al deseo de las citas dobles de su compañera de piso. 

Por ello, ambos siempre estamos detrás de la eufórica pareja. Somos una especie de sombras que los persiguen a una distancia prudente, observándolo todo, calladas y conociéndose entre ellas poco a poco. 

Al principio, Olivia se mantenía insegura a la hora de abrirse conmigo, no obstante, la pequeña conversación que mantuvimos esa noche en la discoteca me ha permitido entornar una ventana dentro del hogar en el que habita su alma y los efectos colaterales no han tardado en llegar.  

A veces tengo que estirar un poco de la cuerda para escuchar su voz, pero tan pronto como comenzamos a hablar, ella hace el esfuerzo de seguir la conversación. Nuestra compañía ya no es tan incómoda como al inicio y, aunque sigue recriminándome el hecho de que estuvo apunto de morir por mi culpa, me sonríe de vez en cuando. 

Olivia no es una persona muy expresiva, por lo que, ganarme su sonrisa creo que es un progreso magnífico. 

Me siento bastante orgulloso de ello.  

Lentamente, voy acostumbrándome a la presencia de ambas chicas cada vez que Oscar y yo decidimos escaparnos un poco de nuestras ajetreadas vidas y, por primera vez en mucho tiempo, me agrada reconocer que mi vida ya no es tan monótona como meses atrás. Cada domingo hay un nuevo plan y, junto a ello, unas agradables horas en las que no tengo que pensar en nada más que en cómo conseguiré hacer hablar a Olivia. 

La clave siempre se encuentra en un tema que conozco a la perfección: música. 

 —¿Por qué te gusta tanto John Lennon?

La pregunta sale por mi garganta cuando me fijo en la funda de su móvil. El rostro del célebre cantante se escurre entre sus manos y, si mi mirada sube hasta su cuello, puedo encontrarme con un colgante con un amuleto de las gafas que él llevaba. Olivia deja de prestar atención a la película que se desarrolla en la televisión de su departamento y pestañea varias veces para salir del ensoñación.

Nunca me he fijado en sus largas pestañas hasta este momento, pero son tupidas y bonitas. Trago saliva por el pensamiento y ella busca a Chloe y Oscar con la mirada, percatándose de que hace tiempo que se han dormido abrazados el uno al otro. 

—Tiene canciones muy bonitas. —Recuesta la cabeza en el sofá y yo hago lo mismo, mirando su delgado perfil. 

La película queda a un segundo plano. Es tan antigua que nadie le ha prestado atención, la pareja por estar riéndose y nosotros al estar más interesados en nuestros pensamientos. 

—¿Solo por eso?—Trato de sacarle más palabras y Olivia cierra los ojos. 

—Tal vez. —Sonríe con burla.

—Olivia... 

—¿Qué? Si te contase la razón ya no sería un secreto mío.—Se encoge de hombros y ríe al escuchar mi suspiro decepcionado. 

Los hermanos MurphyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora