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Desde mucho antes de que se supiera la sede para el mundial del 2022, Memo había decidido mantener oculto su subgénero, no sólo porque ser omega era vergonzoso para un hombre, y más para un hombre que se dedicaba al fútbol, sino también porque se avergonzaba de no entrar en el estereotipo de ser pequeño y delicado, con su 1.85 m estaba destinado a parecer un alfa y ser tratado como uno, así que prefirió evitarse ser (en ese momento) el único omega de la selección. Cuando en 2010 se confirmó que Qatar sería la sede del 2022, y luego de ser convocado por primera vez como el portero titular para Brasil 2014, Ochoa estaba más que seguro que nunca revelaría su secreto.

Así fue cómo durante toda su carrera fue presentado ante los medios: el gran arquero de la selección, nunca confirmado si beta o alfa, pero sin duda de los mejores jugadores.

Tenía una reputación que mantener y ahora para Qatar estaba demasiado preocupado, entre la cultura y religión del país, sentía cómo si fuera a ser descubierto.

Su aroma nunca le había traído problemas, era un muy tenue olor a manzanilla, siempre fresco y neutral que aún así tapaba con loción. Su celo era un poco más complicado, pues entre tantos supresores y el nunca haber sido acompañado por un alfa le habían pasado factura, actualmente su temporada de calor era irregular, había meses en que no se presentaba, y otros tantos que duraban semanas, a veces podía soltarse a medio día pero a media noche ya estaba normal de nuevo. Y otras pocas ocasiones era desatado por un aroma en específico, justo cómo ahora.

Recordaba que cuando estaban formados para salir a la cancha, detectó un sutil pero exquisito aroma, venía del equipo de Argentina, estaba seguro, además de conocer perfectamente a sus jugadores, el aroma fue mayor cuando abrazo a Messi, el jugador estrella de la selección contraria. No conocía su aroma natural, pero si era de su saber que sólo tenían tres alfas en su equipo, así que era casi obvio.

Con el tiempo, los jugadores comenzaban a sudar y por ende desprender su verdadero aroma, y mientras divagaba por su mente alcanzó a ver cómo el número 10 se alineaba, listo para meterla. Apenas alcanzó a lanzarse por la pelota pero sus dedos sólo la rozaron. Un tiro raso, preciso y ajustado a su poste izquierdo. La hincha argentina salto en gozo y el equipo corrió junto a Messi, celebrando el primer gol en 64 minutos de juego.

El cansancio por parte de su equipo era notable, la mala organización y elección de jugada estaba hundiendolos, pero entre la amargura del ambiente Memo sintió la segura palmada en su espalda baja y un olor reconfortante. Messi se había alejado del ajetreo y creyendo que nadie miraba se acercó al portero mexicano, dándole apoyo moral, sólo con su lenguaje corporal. Y en ese instante, Ochoa siento su cuerpo entero crisparse. Oh no, malas noticias. ¿Era sólo él o el estadio se sentía muy caliente? La cabeza le estaba dando muchas vueltas y agradecía ser portero, porque si salía a la cancha a correr apostaría a que se desmayaría.

Trató de concentrarse en el juego pero la presión dentro suyo no lo dejaba estar al cien, así que lastimosamente otro gol fue a parar a su portería. Ni siquiera lo intentó en los minutos que restaban y cuando por fin el silbatazo dio aviso del final, Memo salió corriendo sin despedirse o felicitar a nadie más. Entró a los vestidores y no quiso esperar hasta el hotel, ahí mismo se deshizo de sus prendas y se metió a bañar. El agua fría contrastaba en demasía con su ardiente piel, el sudor que encapsulaba su aroma era arrastrado, dejando impregnado todas las duchas. Afuera se encontraba su equipo, que por su amistad tan añeja sabía de la condición de Memo, así que los alfas rápidamente salieron, dándole palabras de apoyo y huyendo de su aroma, sabiendo que podrían descontrolarse en segundos. Los betas se tomaron su tiempo pero igualmente apresuraron su salida para darle cierta privacidad. El único que se quedó fue Andrés. Llamó a la puerta del cubículo dónde se escondía Memo y preguntó con todo su autocontrol.

-- ¿Estás bien, Memo? ¿Necesitas algo?

Ochoa terminó de tallar tan fuerte como pudo todo su cuerpo, buscando eliminar cualquier rastro de su vergonzoso estado.

-- Estoy bien, gracias. S-salgo en un momento.

Guardado no preguntó más, el vapor de la ahora agua caliente junto a las feromonas de Guillermo estaban taladrando en su cabeza y no quería hacer ninguna estupidez, así que solo dejó a la mano un cambio de ropa limpia y un bote con supresores y se marchó.

Unos minutos después, Guillermo estaba más tranquilo, sentía que sus piernas temblaban aún y no estaba seguro si era por el ejercicio, la presión de los aficionados que alcanzaron a gritarle una que otra zafiedad o por la precipitación de su celo, pero ya podía hacer frente nuevamente y regresar al hotel para calmarse.

No tomó ningún supresor, ya que no le servían como pastillas, sólo con inyecciones pero le dio las gracias a Guardado y siguió directo a su habitación, dónde respiro aún más tranquilo. El camino al hotel fue una tortura, pues su aroma seguía deslizandose entre las notas de su loción y parecía empezar a llamar la atención de la gente. Pero adentro, todas las habitaciones tenían inhibidores de feromonas, así que estaba tranquilo al deslizarse entre sus suaves sábanas y tratar de calmar por sí mismo su celo.






unexpected - Messi x OchoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora