O2

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Memo llevaba dos días encerrado en su habitación, obviamente no quería ir a entrenar, pues eso quería decir que tenía que volverle a meter supresores a su cuerpo y no sentía que eso fuera conveniente ahora, en tres días más sería su encuentro con Arabia Saudita y si su celo se desataba de nuevo sería casi mortal darse dos inyecciones en una misma semana.

El cuarto estaba pulcro, su aroma a manzanilla le daba un toque a limpio y su ropa seguía intacta. La cama era otro asunto, con las sábanas hechas girones y manchadas de su esencia era todo un desastre. Memo se avergonzo un poco, así que se levantó por fin de la cama y comenzó a retirar las sábanas, solo haciéndolas bolas y colocándose un short y una playera antitranspirante que se adheria perfectamente a su torso, cuello y brazos. Se revolvió un poco sus rulos y se acercó a la puerta justo cuando la tocaron. Ochoa pensaba que era algún trabajador del hotel así que aprovecharía para pedir un cambio de sábanas pero al abrir se encontró con quien menos deseaba.

Lionel Messi estaba frente suyo, con un gesto como si acabarán de atraparlo haciendo una travesura. Traía un pants suelto y una lisa playera blanca. Ambos se miraron a los ojos y apenas la sostuvieron por un segundo antes de que Memo la apartará intimidado.

Messi trató de hablar, pero con la puerta abierta, las feromonas de Ochoa le pegaron de frente, casi trastabillo, la oleada de aroma a manzanilla y miel le nubló el juicio inmediatamente y sin darle tiempo al mayor a reaccionar, el argentino empujó al interior del cuarto al mexicano, no reparo en las sábanas sucias y en cómo por la sorpresa Memo las dejó caer, provocando que tropezaran y cayeran de lleno en el colchón.

Su instinto de alfa pedía a gritos hacerlo suyo, pero todavía tenía conciencia y sabía que estaba asustando al omega.

Ochoa estaba bajo suyo, sus ojos eran hermosos, parecían siempre brillar, como si estuviera reteniendo lágrimas, sus labios eran pequeños y finos pero apetecibles y sus rulos sin duda eran de las cosas que más le llamaban la atención. Tenía un cuerpo increíble, con su formada cintura y abdomen marcado. Por el tipo de tela, Messi podía notar que su pecho era prominente, parecía muy suave y se le antojaba colocar su cabeza sobre el, pero sus pezones erectos eran los que deseaba chupar y mortisquear.

Se acercó a su cuello, olfateando, llenándose de aquel delicado aroma. Comenzando a acariciar las firmes piernas de Guillermo.

-- ¿Q-qué estas haciendo? Déjame ir, Messi.

Lionel quería obedecer, sabía que estaba haciendo mal, pero estaba ya muy excitado. Comenzó a dejar salir sus feromonas de alfa, queriendo controlarlo.

-- ¡Soy un alfa!

Gritó Memo, esperando que eso ayudara a que Messi lo soltara. No funcionó como quería pero definitivamente sorprendió al argentino, haciendo que dejara libre sus manos y cuello. Memo empujó a Messi y trató de bajar de la cama, pero el alfa fue más rápido y lo empotro boca abajo en el colchón.

-- No mientas, sos un débil omega. Lo noto en tu cuerpo, en tu olor y en tus acciones.

Siseo en su oído.

Ochoa volvió a gritar, asustado. No podía negar que su cuerpo estaba listo y ansioso por recibir a un alfa y más ese alfa, que tenía un embriagante aroma a uva, casi como a vino tinto. Podía casi saborearlo en su lengua pero su miedo era mayor a su deseo. Trató de levantarse de nuevo pero Lionel lo tenía sostenido por la nuca, evitando que del pecho para arriba se despegara de la cama, así que sólo pudo levantar un poco su pelvis. Grave error, sus nalgas presionaron el duro miembro del argentino y ambos soltaron un pequeño gemido de satisfacción. Las cosas a partir de ahí pudieron subir mucho de tono pero alguien había entrado a la habitación (que no cerraron) y empujó con fuerza el cuerpo de Lionel.

Las feromonas del nuevo alfa eran protectoras con Guillermo pero amenazantes con el contrario.

-- Largate de aquí.

Messi podía pelear, estaba dispuesto a hacerlo pero otros dos alfas de la selección mexicana entraron segundos después, con posición en defensa del omega. Por evitar un pleito y que incluso las autoridades tuvieran que intervenir, Lionel dejó el cuarto, arrepentido por haber llevado las cosas así y dejarse llevar por sus impulsos.

Kevin y Alexis no dejaron de soltar sus feromonas para marcar territorio pero necesitaban calamarse o provocarían un desmayo en el omega por tantos aromas, además de que llamarían la atención de todos en el hotel. Guardado los empujaba mientras les ordenaba encerrarse en sus habitaciones pero ninguno quería dejar solo a Guillermo, además de que era su amigo, el aroma los llamaba, suplicando por aliviar su celo.

-- No son mejores que Messi si se empeñan en seguir aquí.

Unos minutos después, que para Ochoa fueron horas, Andrés ingresó al cuarto y cerró la puerta. Tenía la cara roja y su respiración era errática, como siempre, estaba usando todo su auto control para ayudar al omega.

El alfa se sentó en la orrila de la cama, dónde Memo estaba hecho un ovillo. Alzó un poco la tela del short del mayor y con cuidado enterró la aguja en su piel. Memo soltó un quejido, esperaba que su capitán le ayudara de otra forma pero aún así agradeció el supresor.

-- Tengo que salir ahora, pero si me necesitas llámame.

Andrés lo dejo sólo de nuevo y Ochoa se regaño mentalmente por casi haber cedido ante el alfa argentino y más aún por dejar mostrar su debilidad, pues supuestamente estaba tratando de pasar como beta, pero ahora su aroma había salido y seguro uno que otro jugador fuera de su selección lo captó.



N/A

Le puse ese aroma a Memo porque siento que se baña con risitos de oro y su cabello siempre ha de oler a manzanilla.🙊

unexpected - Messi x OchoaWhere stories live. Discover now