O7

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Los rayos de sol que lograban colarse entre las persianas daban de lleno en el rostro de Messi. La molesta luz sobre sus ojos logró levantarlo y aún medio adormilado trato de sentarse sobre la cama. Lo primero que noto fue que esa no era su habitación, lo segundo, que un característico aroma a miel y manzanilla inundaba el lugar. Asustado volteo al lado derecho de la cama y se encontró con Guillermo envuelto en la colcha, sus rizos sobresalían un poco y deseaba tanto acariciarlos, pero antes de hacer cualquier movimiento se tocó el pecho, miró su cuerpo y suspiro aliviado. Todavía estaba vestido. Por un momento había creído que el día de ayer había ocurrido algo más que besos, pero ya recordaba con claridad sólo haber despertado en la madrugada para arropar al omega.

Con una inmensa felicidad, el argentino se acercó a Memo y con cuidado lo removió un poco.

-- Buenos días.

Susurro sobre sus labios, antes de darle un corto pico.

El mexicano sólo se acomodó de nuevo y frunció el ceño aún dormido.

Lionel volvió a darle un beso, ahora sobre sus mejillas y luego sobre sus párpados. Acarició por fin los finos rizos del omega y siguio un camino de besos hasta su cuello. Respiro un poco por encima y las cosquillas que le provocaron a Memo por fin lo despertaron.

-- Buenos días... ¿Qué hora es?

Preguntó, igual de adormilado que Messi al inicio.

-- Las diez y media.

El omega abrió los ojos de golpe y se irguió con rapidez, le hubiera partido la cara entera al alfa si este no tuviera unos increíbles reflejos.

-- No mames, mi vuelo.

-- Shh... tranquilo, si Andrés no vino por ti será por algo.

Messi se sentía un poco culpable, pues sabía perfectamente que la selección mexicana regresaba a su país al ser eliminados y aún así no despertó más temprano al mayor, pero por otra parte deseaba que Ochoa hubiera perdido el vuelo y así estuviera obligado a quedarse. Ahora que había aceptado sus crecientes sentimientos por el omega no estaba muy feliz con el hecho de dejarlo ir. ¿Cuándo sería la próxima vez que lo vería? ¿Memo esperaría por él? ¿Podía dejarlo sólo, ahora que ya comenzaba a traer alfas detrás suyo? Muchas preguntas y ninguna respuesta.

Guillermo encendió la tele y le pasó el control remoto a Lionel, sacándolo de su trance.

-- Pon las noticias.

El mexicano recibía un montón de mensajes de texto por parte de su capitán, informándole que no podrían viajar hoy a causa de las afectaciones climáticas. En las imágenes del noticiero, un nubarron de arena y rayos inundaba el cielo, parecía entre una tormenta de arena y una tormenta eléctrica. Los partidos de ese día y el siguiente habían sido recorridos hasta nuevo aviso y se había establecido un toque de queda para todo el país.

Messi agradeció a lo que fuera y con una sonrisita miró a Memo.

-- Parece que tenemos dos días enteritos para podernos conocer de todo.

Eso definitivamente llevaba otro tipo de connotación.










N/A

Cortito pero ya empezará lo bueno.

unexpected - Messi x OchoaWhere stories live. Discover now