Capitulo 26

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Tomaba un respiro profundo, sintiendo sus manos enrolarse alrededor del fierro mirando hacia el frente, los músculos tensarse al momento que sus brazos se levantaban sintiendo el peso sobre de ellos. La carga era tremenda tal como la que sentía a cada instante con todo lo que sucedía en su vida en esos momentos.

Todo estaba sucediendo de una manera tan precipitada, era como si su vida estuviera siendo completamente manejada sin darle grandes espacios a respiros o tomar sus propias decisiones, porque ni siquiera la forma en la cual le dijo al mundo que le gustaban las mujeres fue como ella lo planeó o pensó. No lo escogió y era la sensación más desagradable que una persona podía sentir.

Estaba agotada, de que todo fuera de aquella manera, de que hace dos meses atrás su situación con Camila era completamente diferente a la actual, solo eran dos mujeres que habían compartido un pasado con aventuras casuales, para ahora ser la próxima gran pareja del Reinado.

Su mente viajaba entre los acontecimientos, las decisiones precipitadas y como su vida había sido tomada en manos de otras personas siendo completamente manejada en todos los sentidos de la palabra.

Era libre, claramente lo era y se sentía mucho más aliviada por aquello pero en realidad. ¿Valía la pena serlo de esa forma? Empezaba a dudarlo realmente, cuando nada de lo que hacía era por sus propios deseos, todo estaba siendo completamente dirigido.

Entendía su vida, como eran las cosas en la familia real y más aún cuando su propio padre había generado esa controversia con sus declaraciones, provocando que con el pasar de los días en el diario oficial de la nación se dejara en evidencia un quiebre entre la familia Real. Ninguno se había pronunciado al respecto, no solían hacerlo menos cuando la prensa especulaba, más si ella sabía que todo lo que decían eran ciertos, eso no quitaba en lo absoluto que sus salidas con Camila a la vista pública siguieran sucediendo en diferentes ocasiones.

El país debía comenzar a verla como su pareja, y aunque aún no enfrentaban a sus familias como tal, al menos si lo habían hecho a la nación que era lo más importante para ella en estos momentos. Tener el apoyo incondicional porque su legado seguía siendo el mismo, sin importarle incluso lo que su padre pensara o la postura que tomará, solo quería seguir con su mente firme al casarse con Camila y algún día tomar la corona entre sus manos que era su mayor anhelo en la vida.

Nació para aquello, y nada, menos nadie se lo iba a impedir.

-Su vestimenta está en orden para que pueda cambiarse.- le dijo una de sus empleadas.

-Le agradezco mucho.- respondió amablemente.

La mujer sonrió levemente, mirando los movimientos de la realeza delante de sus ojos.

-¿Le puedo hacer una pregunta?.- señaló Lauren suavemente.

-Por supuesto Princesa Lauren.-

-¿Usted que piensa sobre mi relación con la señorita Edevane?.- la miro directamente, dejando a un lado su celular, para centrarse en la mujer casi de la edad de su madre.

-Ella es una buena mujer, y muy amable, además a usted le hace muy feliz.- respondió.

-Comprendo... pero ¿Usted aprueba mi relación?.- cuestionó. -No se sienta presionada a decirme que si, solo dígame como si estuviera hablando con alguna amiga o familiar.- le pidió.

La mujer asintió, al instante.

-Princesa, usted es una de las figuras más cercana a las personas de la nación, y los tiempos han cambiado completamente... creo que no podría decir algo malo de su relación menos tener algún prejuicio porque son dos mujeres.- le señaló tranquilamente. -Si a usted le interesa saber cómo ha sido la recepción de la noticia, puedo señalarle que ampliamente es aceptada, usted ha generado un cariño especial en las personas de la nación y no creo que alguien realmente esté en su contra.- decreto.

Contra la corriente Where stories live. Discover now