Capitulo 27

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Luego de la caótica cena con su familia, el tiempo transcurrió en unos días más apacibles para su salud mental, centrándose en lo principal que era su rol como Princesa Real, gestionando negocios propios y también cumpliendo algunas funciones de su abuelo aquellos días alejándose de la capital y del palacio real, sintiendo principalmente la prensa, la opinión pública sobre ella en primera persona a cada lugar que asistió, sintiendo temor algunas veces pero jamás demostrarlo, mostrándose igual de intachable como siempre.

Desde que supo quien era, sus sentimientos, su orientación sexual, entendía que al momento de salir al mundo exterior con esa noticia generaría un gran impacto, pero nunca dimensiono hasta qué punto llegaría aquello. El saber que en todos los noticieros del mundo se habían referido a ella, no solo en su país, generando cierta controversia en algunos lugares, pero al mismo tiempo un gran apoyo por parte de las personas solo le generaba impresión, y algo de tranquilidad para poder seguir luchando contra los conflictos internos que se generaron en su familia por su relación.

Al menos no habían mayores cuestionamientos sociales, porque en el fondo para los ciudadanos de su nación, lo que hacía la corona se respetaba y estaba correcto. Y al que no le agradaba su orientación sexual no podía protestar, menos hacer mucho porque miles de personas lo recriminarían por la devoción tan intachable que tenían, es especial alguien de sus características.

La Princesa de los tiempos modernos, un apodo que tomaba más fuerzas en esos días, junto con los reportajes de las constantes visitas a ciertos lugares mostrando el lado más humano de la monarquia a través de su figura. Le fortalecía ser alguien carismática y romper con ciertos esquemas impuestos por siglos en su familia, la cercanía que tenía con la gente pero sobre todo él no tener un carácter arrogante como en más de una ocasión mostró su Padre.

Saliendo de sus propios pensamientos, ingresaban a aquel hospital donde más de una discusión había compartido con su futura prometida, que no había visto hace unos días pero que estaban en constante comunicación, más si ambas debían actuar en sincronía ante la luz pública.

-Princesa Lauren, un honor verla.- el doctor amigo de la morena la saludaba amigablemente estrechando sus manos.

-El gusto es mio poder verle a usted, ha pasado unas semanas desde que no he visitado este lugar.- señaló manteniendo una postura erguida pero mostrando simpleza.

-Así es, hemos extrañado su presencia, no es de mucha ayuda más cuando han habido un leve aumento de casos por influencia en menores.-

-He oído sobre eso, visite un hospital el día ayer y habían varios casos, supongo que se debe a la fecha, cerca de la Navidad.- comentó Lauren caminando con el hombre al lado. -La Doctora Edevane me mencionó aquello, que ingresaron muchos pacientes.

-Ha sido ampliamente agobiante.- comentó. -¿Puedo preguntarle algo?.

-Por supuesto.

-¿La Doctora Edevane le comentó la invitación a mi boda?.- preguntó con algo de entusiasmo.

-Lo hizo, es un honor poder asistir a su boda.- más que eso saber que estaría lejos de Camila, de haberlo sabido hace un par de meses antes no hubiera tenido mayor recelo por el hombre.

En esos momentos como si su mente y la conversación la invocara, la mujer más hermosa del mundo según sus ojos salía de un box con su delantal clínico color blanco, su nombre bordado y un vestido de bajo luciendo formal manteniendo la imagen intachable de la Doctora Edevane.

La sonrisa de Camila se amplió al instante al verla parada frente a ella, conteniendo su emoción de volver a tenerla cerca, caminando a pasos firme donde la mujer, sintiendo como esos ojos verdes eran intensos sobre toda su humanidad.

Contra la corriente Where stories live. Discover now