En el siglo XXI la figura de la monarquia es completamente diferente a lo que se pensó hace cientos años atrás, la modernidad, los nuevos roles, la nueva democracia y la libertad e igualdad entre todos los ciudadanos como lema, ha cambiado plenamente la figura o cómo la sociedad ve al Rey o la Reina, incluso a sus descendientes. Pero aún así, la realeza es sagrada, es respeto, protocolo, tradiciones y sobre todo apegado a la moral y las buenas costumbres. Es por eso que si perteneces a la familia real siempre debes seguir la corriente que te han inculcado del momento que sus ojos abrieron, sin embargo, la princesa era todo lo contrario. Ella iba contra la corriente.