•D O S•

39 4 0
                                    

•J A D E•

Las risas de Hina inundan el apartamento cuando el presentador del programa hace que Jeong-ji meta su mano en la caja con un contenido incierto para él, pero claro para los que estamos del otro lado de la pantalla: pasta viscosa. El chico mete la mano en el agujero y grita como una niña al sentir la sustancia viscosa. No lo culpo, yo haría lo mismo, creo que reaccionaria de peor forma.

Es gracioso.

— ¡Es solo spaghetti!—la niña se arrodilla frente al televisor gritando como si la escucharán del otro lado de la pantalla.

—Sí, Hina, pero él no lo sabe—palmeo el cojín junto al mío y ella salta hacia mí para comer los dulces que tenemos en la mesita de centro.

Continuamos con nuestro viernes de entrevistas, pero hoy es jueves, nos tocó correr un día debido a mi repentino viaje a Corea.

Los Bad Clovers pueden verse coquetos, serios e intimidantes, pero los que yo conocí no eran así.  Para nadie es un secreto que Jeong-ji, se pone nervioso cuando una chica esta a su alrededor, aunque el termina por intimidarla. Qué Saje-chi opaca el sol con su pesimismo, pero al final es un tierno ser humano. Que Nolan hace bromas tan malas que de algún modo te hacían reír a carcajadas y que Hoo Joon se agacha para acariciar a cualquier perrito que se le apareciera enfrente. Normalmente nos muestran a una celebridad perfecta, pero ellos  han roto ese estereotipo poco ha poco, han mostrado su alma haciendo que sus fans los apoyen con locura. Tal vez mi hermana y yo los conocemos un poco mas que sus fans y, aunque fue muy poco el tiempo que pasamos junto a ellos, nos dimos cuenta de que son personas reales que no planean demostrar lo contrario.

—La próxima vez...—empieza Jea entrando al apartamento con una caja de pizza en las manos y arroja sus llaves sobre la encimera—...vas tu, estoy muy vieja para esto.

—Jeanne, tienes casi 27 años—ella hace una mueca ante mi recordatorio.

—Mi espalda duele como si tuviera 60.

— ¿Quieres un masaje, mami?—inquiere la bondadosa Hina levantándose del cojín y se apoya en mi para ver por encima de mi cabeza.

—Solo bromeó, cariño—su madre le envía un beso volador y Hina sonríe antes de girar su cabeza al televisor.

— ¿Y el mío?

—Tú me obligaste a ir por una pizza. Soy tu hermana mayor, debería ser yo quien obligue a la otra.

Se acerca a nosotras con tres vasos de plástico de princesitas con soda y las deja sobre la mesita. De no ser por mi hermana yo estaría tan grande como una casa, no me gusta cocinar y amo la comida chatarra, paquetes y bebidas con altos niveles de azúcar lo cual es muy malo para la salud, pero las personas como yo que no servimos ni para hervir un agua, optamos por sobrevivir de paquetes de comida chatarra.

Nadie me cuidaría como lo hace Jeanne y eso es un hecho.

—Tía Jed—me susurra la niña de seis años y con su dedo índice hace una seña para que me acerque— ¿Me puedes llevar en tu maleta?

Hina me recuerda a la Jade adolescente obsesionada con Corea del Sur, con el K-pop y el maquillaje, aún sigo obsesionada, pero ahora soy una adulta. Lo único que me diferencia de Hina es que ella sí debería tener la residencia coreana ya que su padre es de allí. La envidio un poco, así naciera de nuevo lo más probable es que no nazca en Corea, la única opción es casarme con un hombre coreano, pero eso significaría renunciar a mi soltería y libertad, esa soltería y libertad que me costó tanto recuperar.

—Eres muy grande para empacarte en mi maleta—me inclinó un poco hacia ella bajando un poco la voz para que su madre no nos escuche—Cuando lleguen tus vacaciones te prometo que iremos juntas a conocer la sala de ensayo de los Ídols.

Cuando nos volvamos a encontrar. ||1||Où les histoires vivent. Découvrez maintenant