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J A D E
—Deberías comer algo, cariño—sugiere Ha-won, la madre de Hoo Joon, tendiendome un plato de estofado.
Elevo mi vista hacia ella con una mínima sonrisa en mi rostro con ánimos de declinar su oferta amablemente, pero la preocupación en su rostro hace que me obligue a tratar de ingerir algo. Asiento con la cabeza y bajo mis piernas para que toquen el suelo. Tomo el tazón entre mis manos y a penas el humo hace contacto con mi nariz, mi estómago se revuelve, de nuevo. No es la comida, de hecho, se de buena fe que la comida de la señora Jeon es deliciosa, pero desde que sucedió el incidente con la sangre y la muñeca en mi apartamento todo, absolutamente todo, me huele a ese horrible aroma metálico y termino por salir corriendo y vomitar en el baño, justo como ahora.
—Bebe un poco de este té—el señor Jeon se sienta en el sofá frente a mi dejando una taza en la mesita de centro cuando he vuelto del baño—Te ayudará a controlar las náuseas y logras comer aunque sea solo un poco, lo suficiente para sobrevivir el resto del dia. Mañana veremos qué hacer.
¿Que hago en Busan? Sencillo, me arrastraron a esta ciudad. La idea inicial era quedarme en el apartamento de Hoo joon como lo sugirió Woo Bin mientras las cosas se calmaban un poco, la demanda tomaba forma y hasta que ellos volvieran a Seul, pero estaba tan asustada y temía por mi y las so criaturas que están a mi cuidado que le pedí a Jennie que me dejara quedar con ella y la abuela mientras mis nervios se calmaban un poco, y en su lugar, la abuela me trajo a Busan temiendo por mi seguridad. Extrañamente Woo Bin estuvo de acuerdo.
—Gracias.
Estiro mi mano y tomo la taza entre mis manos y sin darme tiempo para de percibir su olor, le doy un sorbo quemándome un poco la lengua en el proceso.
—¿Mejor?—inquiere el hombre.
Muchísimo mejor. No he comido nada desde hace mas o menos 24 horas.
—Lamento ser una molestia y llegar como si nada, sin avisar—Hago una reverencia.
Ambos sueltan una risita.
—Jade, ya eres parte de la familia—Ha-won se sienta junto a mi y busca mi mano con la suya para darle un apretón mientras me dedica una cálida sonrisa—Acabas de pasar una situación difícil que nunca debiste haber vivido, lo mínimo que podemos hacer es cuidarte y protegerte hasta que te sientas bien.
Sus acciones para conmigo son de resaltar considerando el hecho de que realmente me conocen hace poco. Ninguno de ellos tiene alguna obligación responsabilidad conmigo sin embargo, aquí están, listos para salir corriendo conmigo para sostener mi cabello mientras vomito. De verdad le agradezco a la abuela haberme traído porque si me quedaba en Seúl,seguramente estaría en un rincón con mi plumero en la mano esperando a que alguien entre y cumpla lo que dice en esa escalofriante carta.
Mi vista comienza a nublarse por la presencia de lágrimas y agacho la cabeza como si eso fuera evitar que me vean llorando. Ya lo hicieron y me avergüenza.
