Capítulo 7: Mi mujer.

1.7K 83 0
                                    

Gregory Kuznetsov

El hijo de Ivanov al fin había nacido, Viktoria había aceptado ser mi esposa y nuestro matrimonio ya fue anunciado a nivel mundial, como a mí me gusta. Está viviendo conmigo, su carácter es fuerte e imposible poderla doblegar, eso es lo más interesante de ella además de su cuerpo, esté mes en el que hemos estado viviendo juntos note que es muy callada pero a la hora de discutir me hace frente sin importar que yo sea el Boss, sufre de ansiedad, come muy poco y por eso está así de delgada, tiene pesadillas en las noches y sufre de insomnio por lo mismo, a veces la encuentro dormida en la sala y con un montón de papeles a su alrededor, Viktoria es muy joven para tener tanto trabajo como lo tiene pero así ella lo decide. No la he dejado salir desde que se fue a pasar tres días en ni yo sé dónde.

Vengo de uno de mis galpones, ya que tenía una rata que estaba esperando a morir. Al entrar en la casa la encuentro vestida con un vestido negro de cuero muy corto, que quería arrancarlo de su cuerpo delicado, para empotrarla contra la pared, con unos tacones a juego del mismo color, se veía como una diosa y una digna dama de la mafia rusa.

- Buenos noches Viktoria - saluda Ivanov, como es de costumbre.

- Déjanos solo Igor - ordené, luego de que desapareciera de mi vista el susodicho, proseguí a preguntar. - ¿A dónde vas?

- Tengo cosas que hacer - contestó simple sin importarle nada y empezó a caminar hasta donde estaba yo, que en sí era la salida.

- No vas a salir - gruñí, agarrándola del antebrazo pero sin hacer presión. -, Tu y yo tenemos que hablar, y es hoy Viktoria.

- Habla rápido, no tengo todo el tiempo - siseo.

- Es importante joder, lo que te voy a decir no se puede hablar aquí - exclamé.

- ¿No quieres que me vaya? - cuestionó, con una ceja arqueada, esa costumbre de ella me parece agradable e inocente, lo que queda de su inocencia.

- Todos saben quién eres y corres peligro Viktoria - dije lo obvio.

- Hablamos mañana, no me esperes hoy porque no vengo a dormir - dijo y se fue, «respira profundo» decía la vocecita que me ayuda a tratar a esta mujer del demonio.

«¡¿Quién se cree para dormir fuera de su casa, que es mía pero que también es de ella?!»

Esta mujer me iba hacer perder la poca cordura que me quedaba.

- ¿La sigo? - preguntó Igor y negué. -, ¿Vas a ir tú?

Salí sin responderle, y baje al sótano, me monte en mi Bugatti negro mate, arrancando para averiguar a dónde va mi mujer del diablo, porque ella es mía y será mía hasta después del infierno. Seguí manejando sin rumbo fijo hasta que encontré su mclaren nuevo, ella tiene una rara obsesión con los mclaren. Este es otro modelo exclusivo que está hecho en diamante y oro blanco, que llama mucho la atención, ella en sí es rara pero es interesante su manera de ser. La seguí hasta que ella estacionó en un club, que no me pertenece.

¿Qué vas hacer pequeña?.

Baje de mi auto y la seguí hasta que entre en el club.

Ella no pasa desapercibida en ninguna parte a la que va, los hombres del club están babeando tanto así se nota, que me provoca agarrar una servilleta y dársela, para decirle «¡Verdad que mí mujer es una Diosa, pero conócela, porque es el mismísimo demonio!». Subió a la zona vip y la perdi por la multitud de la gente, como por media hora, «¿Ahora qué?», pedí un trago en la barra para calmarme y hacer tiempo, subí a la zona vip que solo me costó darle cinco millones al gerente del club para que me dejara entrar. No estaba por ninguna parte, empecé a caminar a la barra y la encontré bebiendo sola, en una mesa apartada de todos con vista al horizonte, me acerque lentamente observando su soledad que este mes a sido su compañera más fiel.

El Boss [UR 01]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu