Anti hero

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Había cosas imperdonables para Taylor, había cosas que ella jamás podía pasar por alto, que por más que quisiera ella no podría perdonar nunca, una de ellas era hacerla rogar de rodillas a alguien que ni siquiera la mira a los ojos. ¿Cómo perdonar a quien le había hecho romper sus valores y enseñanzas? Ella se había jurado jamás perdonar una humillación así.

Pero también se había jurado jamás alejarse de Simon, le había prometido a su adorado primo que siempre estarían juntos, en las buenas y en las malas y no lo estaba cumpliendo, por supuesto que había fingido felicidad y que entre ellos todo estaba bien, pero ya ni siquiera se dirigían la palabra y eso la estaba matando por dentro.

Así que aquel día decidió ir a su hogar, eran hermanos y no necesitaba anunciar su visita. La recibió un mayordomo que le dijo que el duque no se encontraba en condiciones de atender visitas, pero aquello sólo provocó que Taylor entrará desesperadamente en busca de su primo. Lo encontró tirado en un sillón con la camisa desabrochada y una botella en la mano, Taylor rodó los ojos con fastidio y le quitó la botella de la mano. Un sirviente estaba en el marco de la puerta observando toda la escena, así que Taylor se dirigió a él.

—Sea tan amable de traerme un cuenco con agua fría y una toalla.

El sirviente asintió y salió corriendo en busca del pedido de Taylor; la rubia comenzó a ordenar el pequeño salón de que su primo había destrozado, los cojines estaban tirados al igual que un sofá, llamó a dos sirvientes más para que la ayudaran a recoger el mueble y se llevaran las botellas vacías que estaban por todas las mesas. Todos trabajaron en silencio y con la mayor precaución posible para no despertar al duque, entonces volvió el sirviente con el agua que Taylor le había pedido.

—Muchas gracias. — dijo recibiendo las cosas. — Por favor sea tan amable de preparar algo para la resaca del duque y prepare un baño y ropa limpia.

—Como ordene, su excelencia.

El sirviente salió una vez más de la habitación dejando sola a Taylor con su primo. Dejó la toalla sobre una mesa y tomó el cuenco con ambas manos, caminó hasta Simon y le tiró el agua encima. El duque se levantó desconcertado limpiándose el rostro con la mano y al abrir los ojos lo primero que vio fue a su prima de brazos cruzados.

—¿Qué demonios te sucede? — preguntó irritado.

—¿Qué te sucede a ti? No he sabido nada de ti en días.

—Pues ya me viste, quédate tranquila.

—No, no me voy tranquila porque te encuentras en un estado vergonzoso, Simon.

—Ay por favor, deja las etiquetas para la abuela.

—No es cuestión de etiqueta, imbécil, es cuestión de salud.

Simon frunció el ceño y se levantó del sillón para encarar a su prima.

—No me insultes, Taylor.

—No hagas cosas que provoquen insultos.

Ambos se miraron unos instantes esperando que alguno cediera y al notar que ninguno lo haría, Taylor suavizó su mirada contagiando a su primo.

—Mira, Simon, no vine a a pelear así que por favor, sube a darte un baño y tómate lo que mande a los sirvientes a preparar y hablemos como los adultos que somos ¿Si?

Simon asintió sin decir una palabra y caminó fuera de la sala para ir a su habitación donde la bañera ya lo esperaba junto con la bebida que su prima había pedido para él. Taylor se quedó en la sala recogiendo cojines y juntando las botellas que había esparcidas por todo el sitio. Los sirvientes le pidieron que se sentara mientras ellos terminaban de recoger, ella hizo caso y en unos minutos comenzaron a asear el salón.

Enchanted | Benedict Bridgerton |Where stories live. Discover now