Enchanted | Benedict Bridgerton |

So this is love

Queridos lectores:
Esta autora ha sido informada de la inconformidad de la señorita Taylor con su última mención y la columna entera pide disculpas por la falta de información y el mal sabor de boca que le provocó.
Parece ser que el nuevo integrante de la familia Queen es un gato siberiano de nombre Oliver y que ha sido bien recibido por toda la familia.

-Lady Whistledown.

—¡Taylor! ¡Tu estúpido gato llenó de pelos mi cepillo! — gritó Lily entrando en la habitación de su hermana.

—Ahora sabes lo que sentí cuando Beethoven se llevó mis partituras. — respondió sin mirarla.

—Ahora veo que es cierto lo que dicen, las mascotas se parecen a sus dueños.

—Por eso tu perro es insoportable.

—¡Por eso tu gato es tan arrogante y entrometido!

Taylor alzó la mirada de su libro con una mirada indignada y se levantó de su cama.

—¿Entrometida yo? ¿No te estás mordiendo la lengua?

—Te puedo jurar que tú eres mucho más entrometida que yo, pregúntale a Simon.

—Y tú eres insoportable, pregúntale a cualquiera.

Lily respondió con un grito y Taylor hizo lo mismo, de pronto ambas estaban gritándose y peleándose como si estuvieran solas. La puerta de la habitación se abrió y su padre entró cerrando la puerta con fuerza para llamar su atención.

—Ya fue suficiente. Sus gritos se escuchan hasta mi oficina.

Ambas hermanas agacharon la mirada apenadas y Harry no pudo evitar ver a sus dos hijas siendo unas niñas otra vez, tuvo que poner todo su esfuerzo en no soltar una sonrisa.

—¿Ahora por qué pelean? Creí que ya habían superado esa etapa.

—El gato de Taylor arruinó mi cepillo. — dijo Lily rápidamente.

—Está exagerando. — lo defendió Taylor. — Y si vamos a hablar de mascotas entonces hablemos de su perro que siempre se come mis partituras.

—¡Es un cachorro! ¡Es curioso!

—¡También mi gato es un bebé! No sé por qué te molesta tanto.

—Porque Beethoven no se sube a todos lados.

—Y Oliver no se orina en el balcón.

Comenzaron a discutir nuevamente y su padre se apretó el puente de la nariz esperando recuperar algo de paciencia y volvió a llamar la atención.

—¡Niñas!

Ambas volvieron a mirarlo apenadas y juntaron las manos detrás de su espalda.

—Lo lamento, papá. — dijo Taylor.

—Yo también. — se unió Lily.

—Ambas mascotas son insoportables. — dijo Harry. — Pero los caballeros que se los obsequiaron fueron muy considerados en recordar el animal favorito de cada una, así que dejen de discutir y eduquen a sus animales.

—Sí, padre. — respondieron al unísono.

—¿Y qué hago con mi cepillo? — preguntó Lily.

—Usa el mío. — dijo Taylor. — Yo iré con Lucy a comprar otro.

—¿Ven? — dijo Harry. — Así resuelven los problemas las personas adultas.

Comenzó a caminar hacia la puerta cuando Robbie abrió y entró tratando de disimular una sonrisa.