cuatro

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Los lejanos aullidos eran constantes y altos, imposibles de ignorar incluso para los otros animales nocturnos, pues se sentía como si todos estuvieran rondando detrás de cada árbol, expectantes, listos para salir de su escondite y atacar a lo primero que se les pasara por el frente.

El ventanal junto a las escaleras era lo único que parecía proteger a Seonghwa del bosque. La casa estaba en total silencio y las luces apagadas. Hacía varias horas que todos se habían ido a sus habitaciones luego de haber hablado por un tiempo en el comedor. Habían estado comentando algunas cosas sobre lo visto en Naju, todo mientras solo él terminaba el poco kimchi que quedaba, porque los otros parecían no tener hambre.

En su pecho estaba el residuo de la extraña emoción que sintió horas atrás, en el pueblo, cuando se encontró con el rostro de la chica que juraba no conocer de nada. Trató de repasar mil veces en su memoria si quizás la habría visto en algún otro lugar, incluso pensó en la idea de que hubiera sido un déjà vu, pero no era la misma sensación, ni siquiera podía describirla. En ese pequeño instante --que percibió cómo eterno-- su corazón pareció sentir lo mismo que cuando encuentras algo que llevabas tiempo buscando, como cuando llegas a casa después de un viaje larguísimo, como cuando por fin encajas en un lugar.

Inconscientemente la palma de su mano se aferró en el centro de su pecho, preguntándose por qué sus latidos iban tan rápidos.

La frialdad natural de la casa había hecho que cada vello en su cuerpo se erizara, pero aun así no quería moverse de ese lugar todavía. Sus ojos volvieron a enfocarse y las hojas y troncos de afuera volvieron a ser nítidas. Sabía que no iba a dormir, no sin antes entender un poco de lo que había sucedido, pues su mente no parecía querer dejar el tema tan rápido.

Parecen inquietos.

Seonghwa creyó tener un infarto.

Dios... ㅡsuelta en un susurro mientras trata de recuperar la respiración que Jongho le había arrebatado en menos de un segundo.

El menor en silencio se sienta en la silla acolchonada frente a él, teniendo la pequeña mesa de café en medio y la ventana a su derecha. Cruza las piernas y los brazos, recostando su espalda en el asiento, y su mirada se pierde en el bosque.

No han dejado de aullar en toda la noche. ㅡcontinúa, dando a entender su primera frase.

Sí...

Ambos quedaron en silencio, escuchando los ruidos de afuera con atención, expectantes a cualquier movimiento que pudiera suponerles un peligro. Aunque Yeosang ya les había indicado que no era común que los animales más temibles del bosque se acercaran a esa zona.

Tras unos minutos siendo rodeados por la calma, en donde cada uno se mantuvo atento a los pensamientos de su mente, Seonghwa se encontró con un nuevo sentimiento, el de preocupación, en el corazón. Era la primera vez que se sintió tan alejado de su hermano, como si ya no pudiera jurar el conocerlo por completo. Llevó los ojos hacia él despacio, sabiendo que era la persona que había visto crecer y madurar desde sus tres años. La persona que había sido obligada a cumplir todas las expectativas de sus padres dejando a un lado sus propios deseos. La persona por la que ha tratado de ser el mejor ejemplo y modelo a seguir, y la única por la que podría dar su vida.

Moonchild ✧ Park SeonghwaWhere stories live. Discover now