Capítulo 3. Fulgor

206 31 2
                                    

—Su majestad, ¿hasta cuándo piensa seguir absorbiendo la magia oscura? — preguntó Aeon bastante preocupado.

—Debería estar controlado ahora— respondió Lía tranquila.

—Por el momento no destruiré este espacio, la magia oscura no debería extenderse hacía Falt-Er.

"¿Por qué le pondrían un nombre así a una ciudad?"

—Que amable es usted, diosa— le dijo maravillado Aeon.

—¿Qué? Gracias supongo— respondió a la ligera.

Sintió como la magia en la planta de sus pies comenzaba a concentrarse más, pero ya no dolía o quemaba solo tarareaba, la tierra se sentía agradecida de no haber sido destruida. Sin embargo, Lía no le prestaba demasiada atención a la felicidad de la naturaleza. Estaba bastante intrigada con otra cosa.

—¿L-le molesta algo? — preguntó Aeon al verla pensativa.

—No realmente, solo me preguntaba porque le pondrían un nombre tan feo a una ciudad.

"¿¡Por qué dije eso!?"

—Entiendo, yo también pienso lo mismo— le respondió risueño Aeon.

—Oye sabes que vengo de otro mundo, ¿verdad?

—Lo sé, majestad—contestó él.

"De nuevo diciendo la verdad..."

Es extraño, no solía ser decir muchas mentiras, pero no era tan sincera ni tan despreocupada a la hora de hablar.

El sol se estaba ocultando justo cuando las alas de Lía se ocultaban de forma natural en su espalda. Cosa que le pareció curioso.

Era como si siempre hubiera tenido alas.

Lía pensó en cada cambio que estaba experimentando y recordó el incidente unos minutos antes, se sorprendió al darse cuenta de que no tenía interés en decir nada que fuera falso.

De hecho, había perdido interés en varias cosas además de esa.

—Extraño...

Recordó que la villana dentro de la historia era exactamente igual, no mentía nunca, mostraba sus intenciones desde el primer momento y decía lo que pensaba.

Era como si estuviera adquiriendo la personalidad y naturaleza maliciosa de la villana.

Mientras tanto, en un bosque lejano de Tharlis un joven de hermosos ojos azules y cabello negro, corría tan rápido como podía para escapar de la explosión de magia oscura, intentando reencontrarse con un grupo de magos exiliados, que lo esperaban ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mientras tanto, en un bosque lejano de Tharlis un joven de hermosos ojos azules y cabello negro, corría tan rápido como podía para escapar de la explosión de magia oscura, intentando reencontrarse con un grupo de magos exiliados, que lo esperaban con caballos y suministros para cruzar la frontera.

Agotado de su rápida huida el joven cayó frente a sus seguidores mostrando poca dignidad.

—¡Majestad! —exclamó su fiel sirvienta una anciana que tenía una gran habilidad para controlar el agua y prácticamente había sido una madre para el joven príncipe.

"No me toques, Nana" pensó angustiado.

El príncipe Asher evitó las manos que intentaban ayudarlo y simplemente sacudió su túnica negra.

—Debemos movernos— ordenó su profunda voz hizo temblar a sus seguidores.

El joven príncipe de Tharlis poseía una magia poderosa, sus habilidades para gobernar, así como su carisma, habían sido el tema de conversación de la corte y del reino en sí. Sin embargo, fue despojado de su título y su honor fue pisoteado por las palabras maliciosas de una concubina de poca monta que había idiotizado a su padre.

Intentó abrirle los ojos al cerdo de su padre, pero para ese punto ya había sido tarde, aquella serpiente había creado una imagen perfecta, como simple plebeya no podía tener ni posición, ni poder.

Pero ella jugó bien con las cartas que tenía, además, se aprovechó de su mal temperamento.

Con su ejército intentó tomar rápidamente parte del reino, pese a ser repudiado a causa de la concubina, le apoyaban muchos nobles que en cuanto vieron la oportunidad de poner como rey a un niño inexperto corrieron a su encuentro.

Con quince años Asher intentó tomar el lugar de su padre, pero el destino tenía otros planes para él.

—Debemos movernos rápido— volvió a decir sin parar a mirar si algún superviviente de su ejército salía del valle Khalí, la explosión de oscuridad había sido lo más aterrador que presenció en vida.

"Los que no se convirtieron en monstruos morirán igualmente"

Podía escuchar los gritos de sus soldados todavía en sus oídos, le temblaban las piernas cuando se detenía, aunque fuera un segundo.

No paraba de preguntarse por qué tenía un poder tan aterrador.

Cada paso que daba cubría más el ruido exterior, la culpa y el miedo lo tenían al punto del colapso mental, pero su Nana quien le hizo regresar a la realidad.

—¡Alteza reaccione! — Le gritó mientras lo agitaba preocupada.

—¿Que estás haciendo, Nana? — preguntó agotado el joven príncipe.

—Alteza...—comenzó a hablar la mujer, pero fue interrumpida por una voz gruesa y honorable.

—¡Larga vida a su alteza el primer príncipe! — gritó el general de su ejército.

—¡Larga vida a su alteza el primer príncipe! — gritó el general de su ejército

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


El juego del hada malvadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora