Capítulo 8. Dios de tinta

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Las emociones negativas del mestizo le hicieron sentir cierto malestar.
Siempre odió la presunción.

Con un ligero movimiento de su mano hizo callar al que sería su más fiel sirviente.

—¿Cuál es tu nombre? — preguntó con desinterés.

Debía comportarse como un hada orgullosa, pero le costaba mantener su rostro y tan serio como lo tenía.

Las expresiones de un hada son siempre tan honestas cómo sus palabras, por lo que Lía tenía que esforzarse demasiado para no poner una expresión sincera y es que.

"¡Es uno de los personajes secundarios más interesantes de la historia!"

Era uno de los personajes de sus personajes favoritos.

Luego de salir de su estupor inicial el mestizo se presentó ante el hada, con una reverencia exagerada habló con orgullo.

—Mi nombre es Lion Darks, su alteza real. — El silencio que siguió a sus palabras incómodo un poco a Lía, pero no le prestó atención del todo.

—¿Cuándo he dado permiso de que me llames de esa manera? — dijo con seriedad.

Aunque ante los ojos de los espíritus y los recién convertidos era obvio que debían tratarla con respeto debido a su cantidad de poder. Para Lía era muy diferente y no solo por sus memorias de mortal.

La situación con los títulos, en ese mundo era algo delicada.

Si naces siendo rey, serás rey siempre.

Si naces siendo un dios, lo serás eternamente.

No existía un sistema de jerarquía o de traslado de poder, por lo tanto, entre más creciera el titulo dado a un ser mortal o inmortal, así mismo crecía el poder. Y sin un sistema de herencia o traspaso de poder, el maná se podía desbordar.

O incluso sería mucho más fácil de atrapar.

"Entre más alto el título, más chocaría una fuerza física y una espiritual"

—No deseo un título, aún— dijo con voz severa.

Aeon, que se encontraba cerca del hada notó como una de sus alas se agitaba se forma extraña.

Para otros sería el resultado del agotamiento, pero él se dio cuenta que su ama se encontraba bastante nerviosa.

Observó como la tranquila expresión del hada se mantenía, aún cuando algunos de los mestizos, seguían dando rezos silenciosos.

Al paso en que iban las cosas, pronto sería reconocida como una diosa real.

Pero parecía que no era lo que ella quería.

—No deseo tener un nombre aún, así que mantendrán mi existencia en secreto entre los inmortales. — Declaró con seriedad.

Sin perder el tiempo continúo diciendo lo que realmente quería a los mestizos.

—Los mortales que me conocieron dirán lo que quieran, mientras no exista un enlace no me llegará poder de sus rezos, — el hada estudio las reacciones de cada persona. La decepción fue notable.

El momento se volvió incómodo por un momento, era obvio que lo que más deseaban todos era convertirla en una deidad.

Los dioses de ese mundo nunca llegarían a ser tan amables como ella.

Y Lía lo sabía muy bien,—pero no será igual con ustedes.— Dijo con una risa altiva, sorprendiendo tanto a espíritus como a los recién transformados.

— Dijo con una risa altiva, sorprendiendo tanto a espíritus como a los recién transformados

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La naturaleza del mundo cambia muy rápido cuando ocurren eventos importantes. Eso era algo que sucedía incluso en su anterior mundo, por lo que Lía no estaba nada sorprendida por como la oscuridad intentaba complacerla.

Diferentes imágenes aparecían frente a ella mientras caminaba a un sitio aterrador. El lugar donde se encontraba reposando un dios.

Un edificio enorme se extendía delante del hada y se derrumbaba tan rápido que dejaba la sensación de que en realidad nunca había estado ahí.

En un principio sentía que lo conocía, un edificio moderno con una antena en su punta no era algo de aquel mundo de tinta.
Pero tan pronto como sus ojos veían los objetos provenientes de su mundo, éstos desaparecían y con ellos el recuerdo de su hogar.

Lía podía haber sido solo una estudiante de universidad, pero no era estúpida, sabía que algo estaba tomando parte de sus recuerdos. De lo que la conectaba con su hogar anterior.

Así que en el momento en que extendió y sintió su presencia sus alas tomó una decisión.

Camino un poco más en medio de la bruma oscura, que impedía que cualquier mortal pudiese incluso encontrar sus propias manos. No sentía miedo solo curiosidad, sin embargo, sabía que no podía ser descuidada.

Conocía a la perfección al Dios de este mundo, la deidad de tinta y papel, que gobernaba ese mundo era cruel y no solo era cruel no era en realidad una deidad, sino un demonio.

El sonido de algo cayendo llamó la atención de Lía. Se quedó en su lugar manteniendo la calma y repitiéndose una vez más, que en realidad estaba en un mundo de mentira, por lo tanto, no podría salir herida.

Se concentró en la magia que se percibía en el aire, la sensación de estar perdiendo algo importante, era desagradable. Como si un niño pequeño llegara y te arrebatara un chocolate que estabas escondiendo para disfrutarlo luego.

Pero Lía tenía claro que aún con las medidas de seguridad que había tomado, la criatura frente a ella seguía teniendo más poder y autoridad sobre ese mundo. Sobre esas páginas en las que ella tenía que estar.

—Estabas tardando en notarme, pequeña invocada— dijo una voz tenebrosa.

La diversión era obvia en el tono que utilizó. Lía se sintió molesta por un segundo, ese tipo sabía que estaba tomando parte de su esencia.

—Te sentí desde que extendí las alas. — Contesta sería el hada.

—Y aun así no me atacaste.

—Estaba ocupada evitando el apocalipsis.

Una risa se escuchó en todo el lugar, las criaturas de la oscuridad se agitaron bastante por la voz del dios.

Pero Lía se encontraba tranquila

"Comienza mi tormento, ¿qué diablos quiere este tipo?"


Nota definición de estupor: Asombro o sorpresa exagerada que impide a una persona hablar o reaccionar

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Nota definición de estupor: Asombro o sorpresa exagerada que impide a una persona hablar o reaccionar.

El juego del hada malvadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora