Capítulo 10. Sombra risueña

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El príncipe Asher sentía que su cuerpo temblaba mientras caminaba hacia la habitación donde sus soldados estaban siendo interrogados desde hacía tres noches seguidas. Las noticias del gran desastre en el valle Khalí habían llegado a oídos de prácticamente todos los reinos vecinos de Tharlis.

Era afortunado de que Tanto Aquest como Vansé se encontraran en una guerra civil bastante complicada y que a sus reyes les importara más sus posiciones que las ideologías o problemas que estuvieran sucediendo en su país.

Aunque sospechaba que las intenciones del rey de Aquest, donde se encontraba el cruel villano y su sequito, no eran buenas. El país vecino resultaba agradable, sin embargo, al caer la noche los seres humanos que habían fallecido por su culpa venían a atormentarlo.

La moral del joven príncipe era inquebrantable, su ingenuidad era lo que lo había condenado, criado por una madre amorosa que le había sembrado principios de un verdadero rey. Era la imagen de su angelical madre era lo que más lo torturaba cada noche en la que no lo hacia los pueblerinos que masacro.

La divinidad era algo que él tenía muy arraigado en su corazón, era por ello que no había intentado acabar con su vida hasta ese punto. Con quince años aquel joven príncipe tenía claro que debía expiar sus pecados antes de morir.

Sentía que su existencia misma era una abominación, no creía lo que los lunáticos que había regresado del aquel lugar lleno de oscuridad. No había forma de que el fuera el esperado Phêmites.

Él era solo un asesino que merecía la peor muerte posible.

Al llegar al calabozo notó algo inesperado.

—¿Por qué esta oscura la habitación? — preguntó un tanto molesto.

Creyó que aquellos enfermos soldados estaban siendo tratados de forma cruel.

—E-ellos insistieron majestad— Le respondió de inmediato su acompañante.

—Enciende una vela. — le ordenó molesto el joven príncipe.

Su soldado estaba a punto de responder cuando sintió el movimiento de una sombra frente a él. —Eso no será necesario, majestad. — Murmuró una suave voz tenor.

El escalofrío que sintió por su espalda fue olvidado rápidamente, luego de notar unos ojos grises brillantes en medio de la penumbra. Una figura que se perdía en la oscuridad parecía sonreír divertida le esperaba para dar inicio a la historia.

El príncipe se sentía extraño y aturdido por aquel ser, probablemente se sentiría asustado de no ser porque se sentía familiarizado con la criatura que estaba frente a él.

—¿Qué eres? — Preguntó un poco molesto. Una ira incomprensible poco a poco iba burbujeando en su interior.

—¿Dónde están mis soldados? — Cerró los puños e ingreso en la habitación aproximándose a los ojos grises que flotaban en las tinieblas.

—Aquí mismo, alteza. — Respondió con voz solemne la sombra. —Están adorando la belleza de tu mi señora.

—¿Tu señora? — Preguntó extrañado el príncipe. —¿Esta tu señora en este lugar ahora?

En ese momento Asher lo supo, la sombra estaba sonriendo burlona.

—No, mi príncipe. — Respondió con paciencia.

—Está en la sombra. — Adivinó.

—Es correcto, majestad ella está en la sombra dando algunas...— Se detuvo como pensando en dar una respuesta adecuada a lo que hacía en ese momento el hada revoltosa de cabellos blanquecinos.

—Lecciones, está dando algunas lecciones a un alumno escandaloso. — Completó.

No podía imaginar qué tipo de lecciones podía estar dando una criatura que podía detener a la oscuridad de forma tan sencilla. No podía si quiera imaginar qué tipo de criatura era la sombra que estaba delante de sí mismo. Tembló un poco aterrorizado, sabía que aquel ser estaba relacionado con la oscuridad que había salido de su interior, pero su joven mente no conseguía de ninguna forma comprender al "dios" que había invocado a ese mundo.

—Lo piensas demasiado, joven príncipe. — interrumpió sus pensamientos la bruma de la habitación.

Conforme pasaban los segundos los ojos del villano se fueron adaptando a la oscuridad, era claro que el elemento de la oscuridad le pertenecía pues poco a poco la habitación se volvió clara para él. Encontró a sus soldados arrodillados frente a la sombra con ojos grises, la sombra se volvió más humana para el príncipe; con largas extremidades, rostro juvenil y sonriente parecía un chico de su edad, quizá de unos dos años mayor a él. Parecía una mezcla de un humano cualquiera con otro ser que no conseguía identificar. No producía miedo en lo absoluto debido a sus risitas traviesas, a excepción de las largas orejas en punta, sus cuernos de tono oscuro con luces tenues iluminándolos.

—Como sea dame el mensaje que vienes a dejar. — Ordenó el príncipe Asher.

La criatura puso una expresión de genuina sorpresa. El lugar se quedó en completo silencio durante unos segundos.

—¿Qué? — preguntó el villano.

—Es solo que no esperaba que fueras tan listo. — Contestó con franqueza.

—¿Qué quieres decir? — exclamó.

—Bueno... es que ella dijo...

—¿Qué? — se impaciento.

—Que su majestad era un completo idiota con habilidades muy poco aprovechadas, aseguró que ni siquiera preguntaría sobre mi estadía en esta habitación. — Respondió.

La habitación de repente se tornó fría y desagradable.

La oscuridad comenzó a responder a las emociones del villano.

La oscuridad comenzó a responder a las emociones del villano

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El juego del hada malvadaWhere stories live. Discover now