Capítulo 18. Verdad o reto

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Según los archivos de la novela Azrael y Gael siempre se llevaban bien, de hecho, se amaban el uno al otro tanto que hacían un juramento de almas cada vez que uno tenía que ir a una conquista sin el otro, para que en caso de que el maná del otro se acabara se pudiera usar la energía vital del otro.

A los ojos del lector era una relación sana de hermanos, llena de confianza y hermandad, pero Lía sabía que todo era fachada Gael quería el puesto de su hermano y todo su maná. Ella creía que podría usar ese conocimiento a su favor, pero en cuanto revelo lo que sabía el espectro se mostró demasiado sorprendido. Como si fuera algo imposible.

La conmoción hizo que el espectro dejara de esperar consideración de parte de ella, haciendo la lucha interna de Lía más sencilla. El hada suspiro aliviada.

Pero el espectro no paraba de mirarla desconcertado. El silencio se mantuvo durante un buen rato hasta que Gael se levantó sacudiéndose el polvo y miro decidido al hada.

—¡Ey! ¡Escucha hada forastera! — exclamó.

—Te escucho, idiota. Estoy frente a ti no tienes que gritar. — Respondió con desinterés.

—Te reto... a un juego. — Le dijo ignorando las palabras de Lía.

Algo se agito en el interior de hada al punto de hacerla perder la concentración, sus expresiones se filtraron claramente en su rostro y mostraron lo fascinada que estaba con la idea. La cara del hada era tan imposiblemente dulce como aterradora. El cuerpo del espectro tembló de forma inconsciente. Y recordó las palabras de su padre.

"No debes nunca invitar a jugar un hada"

—Vaya... de repente te me haces bastante interesante, pequeño espectro. Pero francamente si valga la pena jugar contigo.

—¿Te da miedo perder? — pregunto el espectro con una sonrisa y el sudor cayendo de su rostro.

El hada sonrió encantada

—No, es obvio que quieres engañarme y escoger un juego que me ponga en desventaja, pero no estoy interesada en jugar algo que está inclinado a tu favor.

—Tienes miedo de perder. — Declaró confiado Gael.

—No soy tan mala perdedora, pequeño. —Dijo encogiendo los hombros. —No me da miedo perder, solo no quiero jugar con espectros tramposos que quieren jugar a medir fuerza en el reino espiritual espectral.

El cuerpo del espectro volvió a temblar y Lía no pudo evitar soltar una carcajada por la cara de horror del espectro.

—¿Q-qué eres en realidad, de dónde eres? —Preguntó temeroso Gael.

—No veo porque debería responder esa pregunta.

—¡J-juega conmigo! —Gritó Gael.

La emoción llenó de nuevo su pecho, pero esta vez Lía no deseaba resistirla.

—De acuerdo, pero será el juego lo decidiré yo y el premio será... un deseo que el perdedor deberá cumplir.

—¡Hecho! — Respondió de inmediato.

—Aceptaste a la primera, esperaba un poco de resistencia.

—Necesito ganar rápidamente para que cumplas mis deseos, hada.

Lía sonrió divertida por la confianza del espectro.

—Pareces seguro de que ganaras, aunque no has escuchado que juego escogí.

—Ganare. — Dijo con el mentón elevado.

—Bien, entonces para ser claros, sé cuándo mientes porque tu maná me dice las cosas que son ciertas y cuales mentira, además de que eres demasiado evidente con tus emociones.

El juego del hada malvadaWhere stories live. Discover now