Se rumorea que una figura del mundo clandestino de Yokohama está organizando un concurso. El corredor callejero más votado gana una inscripción gratuita en la próxima temporada de Fórmula 3, en California. También podrían estar repartiendo un boleto...
#: Glue - Bicep ##: 뻔하잖아 You Know (feat. Okasian) - Jay Park
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
—Quiero modificar tu auto.
Chuuya mira fijamente a Dazai en cuanto esas palabras salen de sus labios, su aliento sale como una nube en el interior de la armería. Chuuya acaba de encender la calefacción.
Es una tarde fría en la segunda mitad de la semana laboral, y su turno empieza dentro de una hora.
Están solos.
—¿Quieres tocar mi auto? —pregunta incrédulo.
Chuuya cree que ahora entiende a esos padres estereotipados de las series de televisión. Esos en los que un chico malo con chaqueta de cuero le pide si puede salir con su hija.
Dazai aprieta los labios y extiende las manos como si dijera: "Tómalo o déjalo"
Lleva su sudadera negra con capucha y pantalones de chándal color canela, y en lugar de sus botas de combate, aquellas Air Force destartaladas cubren sus pies por una vez. Chuuya lo ve salir del apartamento con ellas puestas en las raras ocasiones en que pilla a Dazai de camino a clase o al gimnasio.
Su cabello está todo desordenado y se ve cansado.
Se ve como Dazai.
—Mira. Me pediste algo —dice Dazai—. El objetivo de un entrenador es ayudarte a arreglar lo que no sabes que está mal.
Chuuya frunce el ceño, traga saliva una vez antes de respirar hondo.
No le gusta. Todavía no se ha hecho a la idea de que está dispuesto a escuchar las indicaciones de alguien, y mucho menos del mayor rival que ha tenido nunca.
Pero... él pidió esto. Y muchas cosas han cambiado con Dazai en los últimos días...
—Por supuesto, si quieres cancelar el trato, me parece muy bien...
—Oh por Dios —resopla Chuuya—. Está bien. Solo no la vayas a dañar...
—Soy mecánico titulado, hijo mío —le recuerda Dazai, cuyos guantes salen de repente del bolsillo de su sudadera mientras se acerca a Arahabaki.
Chuuya enarca una ceja al ver a Dazai, quien abre el lado del conductor del Z.
Se relame los labios y gira sobre sus talones, observando cómo Dazai hace un gesto brusco con la cabeza en dirección a la otra puerta antes de desaparecer en el interior del cupé bajo.
Hay algo en el movimiento de su cabello y en la seguridad de sus movimientos que hace que a Chuuya se le caliente la cara.
Lo odia. Odia la forma en que en el fondo de su cabeza, está de puntillas esperando el próximo momento en que puedan besars-
