16. Ojos en mí

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Los días de la semana tienden a mezclarse. Ha sido así durante años.

Otro suspiro controlado sale de quien no es más que otro hombre cansado mientras se coloca los auriculares en la oreja izquierda y cierra los ojos al escuchar la siguiente transmisión que le llega.

El intercomunicador frente a él parpadea y brilla con luces y botones de todo tipo (cada uno de ellos con funciones distintas que le han enseñado repetidamente a conocer) y sus compañeros oficiales se sientan a su lado, cada uno de ellos trazando una línea de comunicación u otra porque este es su trabajo; su deber.

Hace tiempo que sus pies no tocan suelo japonés. Mientras escucha la borrosa transmisión del barco de la marina que navega por la costa este del continente, tomando notas de todo lo que le preocupa, se pregunta si lo que extraña es la esencia de Japón, o simplemente el estado de estar en contacto con la tierra.

En los oídos del hombre se escucha algo de estática, y entrecierra los ojos un momento mientras comienza a presionar el incómodo, pero familiar, auricular contra sus oídos una vez más.

Y ahora está escuchando la línea de comunicación de una lancha rápida mientras se acerca rápidamente a la ciudad desde el centro de la bahía de Tokio.

—...tom es audaz como la mier...

—¿Audaz...?

Se oyen risas.

—¿Te enteraste del...?

—¿No? ¿Qué...?

—¡Está jugando con fuego estos días!

Las cejas del hombre se fruncen. Continúa escuchando las retransmisiones entrecortadas.

—Solo tráele al jefe los cubitos de hielo...

Sus ojos se abren de golpe.

Cubitos de hielo.

Empieza a teclear.

—Pam es realmente increíble, ¿no...?

Entrecierra los ojos.

Huh.

—Ser tan público sin...—se corta—...que los asuntos esenciales queden expuestos...

—¿A que mierda te refieres...?

—Idiota...¿has estado siguiendo la oferta de Gatsby...—la... oferta de Gatsby, estos hombres bordean su definición de simplones, con la forma en que están transmitiendo semejante conversación.

—Phantom va a ganar...

Sus ojos se abren de par en par. Es solo un hombre más.

Sus oídos pueden sangrar, con lo fuerte que presiona sus auriculares.

—Pensé que sería McQueen...

Algo dentro del hombre se hunde un poco.

Está vivo. De alguna manera, está vivo.

—Prince es bueno, también...

Dazai Osamu está vivo.

—¿No escuchaste las órdenes del Jefe? Está para estrenar...

Lame su canino mientras continúa tomando notas.

Dazai está vivo.

—¡...ince está en una mierda profunda!

Dazai está vivo.

—¡Una muy profunda mierda!

—Dime, ¿para quién conduce Prince...?

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