Fascinación - Enamorada de un Millonario

CAPITULO 4 - CAIDA EMOCIONAL

CAPITULO 4 – CAIDA EMOCIONAL

Los comienzos eran difíciles para todas las personas. Para Belinda no era muy diferente. Tenía una de las mejores vistas de la ciudad mientras nadaba en la piscina de Maddox y aun así no podía dejar de pensar en Collín. Le parecía que rompería a llorar a cada minuto, aunque se contenía. Leah, la hermana de Maddox la acompañaba desde la colchoneta flotante mientras tomaba el sol y lo que menos quería era hacer una escena melodramática sobre su muy reciente fallida relación.

Sin aguantar más la fachada de "todo está bien", salió del agua dándole como escusa a su nueva amiga que tenía que hacer un par de llamadas y el teléfono lo tenía en la habitación. Leah no insistió, pero la comprometió a ir a una fiesta con ella la siguiente noche.

Ya en la habitación toda la fortaleza que se había autoimpuesto se rompió, y como una masoquista dependiente del sufrimiento buscó su teléfono celular y se sentó en el suelo recostada al filo de la cama con solo un albornoz de baño cubriendo su empapado cuerpo.

Cuando prendió el celular no pensó muy bien en lo que esperaría encontrar, pero cuando vió veinte mensajes de texto, diez mensajes de voz y veinte llamadas perdidas lo que se reveló ante ella fue una intensa rabia e impotencia.

Leyó los mensajes, también los escuchó. Las lágrimas seguirían cayendo aun después de releerlos y volverlos a escuchar, hasta que tomó la decisión de borrarlos porque ya no podía más. Su corazón dolía demasiado.

Malo era que se los hubiera memorizado sin desearlo y ahora en su cabeza se repetían con intensidad.

"Amor, contéstame por favor. Estoy preocupado por ti, no sé dónde estás o si estás bien. Vuelve, por favor. Déjame hablar contigo."

"Soy un idiota, perdóname por no ser el hombre que mereces. Lo que te hice no te lo mereces, no tú que has sido incondicional conmigo... Perdóname. ¡Dios! Te necesito tanto... no puedo verme sin ti. Te amo Belinda. En serio te amo... no sé cómo te hice esto. Lo siento tanto."

"Estoy solo en la nuestra habitación, y tengo miedo de que no vuelvas a entrar por esa puerta..."

"¿Me estas dejando, cierto?"

"Belinda... linda, mi hermosa Belinda... ¿Qué voy a hacer sin ti?"

"Respóndeme, Por favor... Me estoy volviendo loco..."

"Supongo que quieres tu espacio... pero por lo menos dime que estas bien, bebé."

En todos ellos se lo escuchaba desesperado y en otros los sollozos estaban más que presentes. Pero si era duro para él esta situación, para ella lo era el triple. La traición era un plato fuerte que te jodia la vida, porque jamás volverás a confiar en ningún hombre al 100% aunque este te jure amor eterno y se postre a tus pies con un esclavo servil. Era como estar marcada y por fin tener la capacidad de ver el mundo real después de tanta negación.

Deseó jamás haber conocido a Collín Knight. Deseó no haberse enamorado tan fácilmente. Deseó no haber sido tan ingenua y tan joven. Deseó no haberse dejado llevar por la fantasía del amor y la propuesta del "felices para siempre". Y por último y no menos importante, deseó haber cerrado la puerta con seguro, para así no correr el riesgo de ser captada en una de las facetas más deprimentes de su vida.

Maddox miraba hacia ella en modo de disculpa desde su gran altura mientras tomaba asiento a su lado doblando las piernas en los tobillos y alzaba la mirada al techo. Ella hizo lo mismo después tomarse su tiempo en limpiarse las lágrimas y los mocos con kleenex.

Cuando Maddox rompió el silencio con lo que serían palabras de motivación, ella solo se dedicó a escuchar.

- No suelo hablar mucho de mi pasado, pero puedo decir que aun teniéndolo todo he sido traicionado de muchas maneras. Y con el tiempo logras hacerte a la idea que no eres tú el culpable por elegir mal en quien confiar, solo es que así tenía que pasar, para madurar, para entender cómo funciona la mente humana, para avanzar, para pensar más en ti mismo y proponerte nuevas metas.