CAPÍTULO 12 - SOFA Y RESACA

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CAPÍTULO 12 – SOFA Y RESACA

Ella se había quedado dormida.

Maddox mirada su entrepierna quejumbrosa. Estaba duro y muy excitado, pero se alegraba de que las cosas hubieran terminado de ese modo. Belinda estaba ebria y no quería que se dijera que él era un aprovechado.

La terminó de desvestir tratando de no mirar demasiado y la acomodó en la cama de tal manera que estuviera cómoda entre las almohadas. Al arroparla suspiró y buscó un bote vacío de basura para ponerlo al lado de la cama por precaución.

Mientras se sentaba en el sofá de la habitación se preguntaba qué pensaría Bel en la mañana cuando la realidad de lo que había pasado entre ellos la golpease. Esperaba que no tuviera un ataque de arrepentimiento. Ella debía desearlo para que el beso y lo demás hubiera sucedido. Él lo había deseado.

Sintiéndose menos ansioso evitó pensar en su necesitado pene poniendo total atención en la mujer que dormía en la cama. Una gran tentación.

Logró quedarse dormido en el sofá un par de horas. Cuando despertó la luz de la mortecina mañana se colaba por entre los grandes ventanales. Bostezó y se levantó curioso por observar a la bella Belinda a pesar de su dolor en el cuello.

Cuántas veces esa semana había imaginado tenerla de aquella manera desnuda sobre sus sabanas con el cabello suelto ondulando sobre las almohadas, como la bella durmiente, o como una ninfa durmiendo a los pies de un árbol. Aquella era una vista fascinante.

Le hubiera gustado seguir deleitándose la vista al mirarla dormir, pero tenía deberes que cumplir. Esperaba desocuparse al medio día y hacer planes de salir con Belinda por la tarde.

Corrió las cortinas con el mando de al lado de la cama para dejarla descansar tranquila. Inclinándose sobre la cama y dejándole un suave beso en la mejilla se despidió con un suspiro, resignado. Y tocándose el cuello se prometió no volver a dormir en el sofá.

***BELINDA***

Belinda no quería despertar, pero sentía que su vejiga no aguantaría más. Con la cabeza pulsándole del dolor de la resaca reconocía el lugar en el que estaba por lo que corrió al baño teniendo cuidado de no caerse por el abrumador mareo que persistía en su cabeza y las náuseas. Cuando volvió a la cama y se sentó, las ganas de vomitar la acogieron de manera sobrecogedora. No pudo evitar tomar el tacho de basura metálico que descansaba a un lado de la cama y hundir la cabeza en este.

Cuando por fin se sintió mejor a pesar del asco que sentía por el sabor de su boca reposó acostada unos minutos sin importarle su desnudez. Cuando volvió a levantarse caminó con pasos perezosos al baño y se enjuagó la boca. Al mirarse al espejo la realidad la golpeó y su buena memoria le jugaba una gran pasada de los últimos acontecimientos de la noche anterior.

Se sostuvo en la encimera porque sentía que las piernas le fallarían. La vergüenza y la sorpresa eran grandes. No sabía cómo iba a afrontar las consecuencias de sus actos cuando se topara con Maddox. Había sido ella quien lo empujó a hacerle lo que le hizo y eso quedaba más que claro tanto en su mente como en su cuerpo totalmente desnudo. Quería que se la tragara la tierra.

No estaba muy segura de cómo había acabado todo, pero parecía que las cosas no habían llegado muy lejos. Eso la alivió y también la desanimo. Queriendo olvidar ese último pensamiento, se dirigió al cubículo de la bañera y dejó que el agua fría la golpeara. Tenía cosas importantes que hacer ese día y no quería perder más tiempo.

Se daba cuenta que estaba dejándose cautivar por un mundo que ella siempre había evitado para mantener sus propias convicciones intactas. Necesitaba regresar a la realidad donde la gente normal se esfuerza por salir adelante solos.

Su amiga Thais tenía razón, y ahora que ella había vuelto no necesitaba estar con la emblemática y reconocida familia Rocher.

En ese momento tuvo un flash back del pasado. Recordaba traer un precioso vestido blanco y flores en su arreglo del cabello. Su madre acababa de casarse por segunda vez —esta vez por amor— y lucia hermosa y feliz. El gran jardín estaba lleno de personas bailando y los dulces parecían nunca acabarse. Ella los comía a escondidas bajo una de las mesas. Oía a todos hablar sobre la hermosa pareja que hacían los novios y de cómo no se escatimó en gastos nombrándola como "la boda del año". Luego el ruido de un disparo se escuchó muy cerca y asomándose, alzando el mantel blanco vio el rostro pálido y horrorizado de su madre. Kelly West estaba en el suelo y su traje de novio manchado de sangre. No lo entendía muy bien pero un gran dolor en su pecho se sintió al comprender que el esposo de su madre estaba muerto.

El futuro de una familia feliz había sido destrozado. Con ellos sus propios sueños derrumbados por los celos de la exesposa de su padre.

Kelly West había sido su verdadero padre y su madre lo amaba. Él era un magnate divorciado y según todos, sin hijos. Pero pocos sabían que ella era en verdad su única descendencia. La gran fortuna que dejó se mantiene intacta y creciendo en el banco bajo una cláusula dejándole todo a ella como su única hija, pero la realidad había sido que jamás se interesó en el dinero de Kelly. Aunque su madre insistiera en que su padre se sacrificó por asegurarle una vida llena de comodidades en que nada le faltara.

Y lo cierto es que, a pesar de ir en contra de los deseos de su padre, su madre se aseguró por hacer lo mejor para que no le faltara nada, a pesar de su duro carácter y su extravagante estilo de vida.

Con la mente más despierta de la borrachera y el recuerdo de Kelly en su cabeza se envolvió en una toalla y salió del baño. No tardó en ponerse la ropa de la noche anterior y salir del dormitorio con el cabello húmedo. Trató de no llamar la atención de los empleados de la casa y se despidió del portero agitando la mano. Al entrar a la casa de los hermanos menores de Maddox se topó con la chica de servicio limpiando el desastre que habían causado la noche anterior. 

Fascinación - Enamorada de un MillonarioWhere stories live. Discover now